El ultramaratón de $KYHOOK
en 'THE LONG RUN'

En un maratón olímpico, un atleta tiene que recorrer un total de 43,195 km. Sin embargo, existe una categoría superior, quizás algo menos conocida: el ultramaratón. Se define así a cualquier evento deportivo que parta de recorridos mayores a los 43,195 km, que se realizan en uno o varios días. Existen diversas categorías de ultramaratón, pero la más brutal es la de las 1000 millas, que equivalen a 160 km. El lituano Aleksander Sokorin batió el récord mundial en mayo de 2023, completando el recorrido en 6 horas, 5 minutos y 35 segundos, a una velocidad media de 3 minutos.

3 minutos de media, 15 canciones y dos caras es lo que dura el recorrido de $kyhook en su ultramaratón personal, que se materializa tras diez años de carrera como productor y cinco años de trabajo en ‘THE LONG RUN’. “En 2014 no tenía ni idea. Que hacer música pudiera ser mi trabajo era algo muy, muy lejano. Nunca pensé que me dedicaría a esto en realidad”, reflexiona sinceramente $kyhook con una sonrisa tímida que baila entre el orgullo y el pudor.

Tres entregas de ‘Skydrvg’, dos entregas de ‘Skyrich’, un álbum colaborativo junto a Blkswn y tres álbumes firmados por él después –siendo el más popular hasta la fecha el inflexivo y referencial ‘Moonchies’ (2019)– Pablo admite que ahora se siente “más cómodo que nunca”. “Este disco (‘The Long Run’) es lo que necesitaba después de tanto tiempo. Al salir ‘Moonchies’, todo fue muy guay pero no sabía muy bien hacia donde quería enfocar mi carrera como productor. Me tuve que plantear qué tipo de músico quería ser. Y eso, cuando has sido un artista underground toda tu vida y de repente tienes un disco de platino, genera bastante presión. Pensaba que ‘Moonchies’ iba a ser el nuevo estándar que se me iba a pedir… y eso es jodido, comenta el productor haciendo retrospectiva de la ruta previa que lo ha llevado hasta donde está ahora.

“Siento que estos años me han servido para dedicármelos a mí mismo. Para practicar, entrenar y reconectar con la música a otro nivel. Por eso ahora me siento bastante más liberado y ya no tengo que esperar tanto tiempo para sacar mis proyectos. Ahora es diferente”, añade.

En ‘THE LONG RUN’ se presenta a una decena de artistas que —hasta ahora— no estaban bajo el radar de la actualidad y que, probablemente, se conviertan en algunas de las voces de la escena futura como Blanzae, YTY, Brocki, TIARA o Demmy Sober. Una decisión refractaria respecto a ‘Moonchies’, que –aunque sin querer– no deja de ser una juntera de nombres que, cada uno en su ámbito, han esculpido el panorama nacional. Pablo es consciente de que la falta de referencias previas en ‘THE LONG RUN’ puede haberse convertido en un handicap para la audiencia, pero –como todo aquel que prioriza el arte por el arte, desinteresado y puro en su obra– no le importa: “Soy consciente de que mucha gente habrá descartado este disco al ver que ni conoce prácticamente a nadie del tracklist, pero también me planteé qué tipo de audiencia quería tener… En mi caso, la mayor presión es la propia. Cuando consigo estar contento en el estudio, rodeado del círculo de gente que quiero, lo demás ya no tiene mucha importancia”, declara.

Si eres tú mismo y no te limitas a ver lo que hay alrededor, te das cuenta de que la gente también lo valora. Creo que ese es el aprendizaje que me llevo de este disco”, agrega.

Uno de los mayores desafíos para los artistas en la era del consumo y de la réplica es el poder encontrar –si quieren, claro– ese ansiado sonido personal o un carácter reconocible en sus composiciones. Con influencias como Flying Lotus, J Dilla, The Alchemist o el ecléctico Stevie Wonder, $kyhook tiene claras dos cosas: que si sabe algo es porque ha tenido la suerte de juntarse con “gente que sabía mucho más” que él y que el factor común para hacer de un proyecto algo totalmente personal es “confiar en tu criterio”.

“Lo único que tenemos es nuestro criterio, para bien o para mal. Tienes que creer en tu criterio pase lo que pase. Es importante no dejar de probar y tener mucha paciencia, porque las cosas no se elaboran en un día, pero si tu criterio está jodido, no tienes nada que hacer. Al final todo reside en intentar hacer arte en vez de hacer productos. El arte, al fin y al cabo, es transmitir cosas. No tienen que estar ni bien ni mal, se trata de expresarse y ya está”, declara $kyhook, que tiene dos objetivos claros en su música: la libertad creativa y la durabilidad.

Una durabilidad que ya esculpió en ‘Moonchies’ –un álbum que fue una rara avis y que siente que funciona mejor cada año que pasa– y que culmina en su última entrega. Pablo confiesa que cuanto más tiempo llevaba trabajando en ‘THE LONG RUN’, menos prisa tenía por sacarlo: “no iba a tener muchas más oportunidades de poder escuchar un tema 4 años y decidir si lo quiero meter en mi disco cuatro años más tarde”.

En este último álbum, $kyhook admite haber sacado sonidos que llevaba años “haciendo a la sombra” porque sentía que “no tenía artistas con los que compartirlos”. Ahora, tras cinco años de carrera de fondo, ha llegado el momento de que vean la luz producciones que no podían estar más ligadas a la ebullición de la música actual, con propuestas que van desde el drumless hasta el garage, el jungle y el jersey, pasando por el tech y el drum and bass, perfilando incluso matices de synthpop o toques de grime.

Todo el concepto del proyecto es muy meta, es un proceso que habla del proceso en sí”explica Pablo. Esa voz narradora que nos va guiando de la mano en su carrera personal, con sus altibajos y complicaciones, en una ruta que realmente no llega a un fin concreto. ¿O sí?

“Es un disco conceptual un poco abstracto. Hay tres temas en los que canto yo directamente, algunos que he escrito, algunos que tratan una temática muy concreta… Está claro que hay un pensamiento previo. Sin embargo, doy pistas pero no llego a clarificar nada”, reflexiona el productor. “Al fin y al cabo ‘THE LONG RUN’ surge, precisamente, de llevar tanto tiempo preparándolo. Yo sentía que, después de ‘Moonchies’, podía haber aprovechado y haber tenido una carrera basada en conseguir las colaboraciones más tochas. Pero, sinceramente, no me apetecía”, confiesa $kyhook.

Boom. Al igual que el cohete implosionando de la portada del disco obra de Ausias, que falla en su proyección y se destruye en miles de pedacitos que pasarán a formar parte de otra cosa. Pablo “tenía la necesidad de destruir todo lo que había hecho antes”, y así lo ha hecho. “No quiero renegar de nada, pero sí demostrar que eso fue y esto es lo que es ahora. Pienso que no funciona hacer música para contentar a otra gente y el que piensa que controla algo porque porque un sello discográfico puede hacerle los mayores análisis y estudios de qué en TikTok se va a hacer viral, está equivocado”, declara.

$kyhook no buscaba nada más allá de “transmitir algo” en ‘THE LONG RUN’. En una era en la que los artistas se plantean dividir sus álbumes en dos para hacerlos más digeribles por el TDA generalizado de la sociedad que los recibe, no es raro que Pablo confiese que le llena mucho más hacer música que lanzarla: “este disco no lo he hecho pensando para nadie, lo hice para mí y para poder estar también más para el resto. Es como el que escribe un libro y simplemente le apetece que alguien lo lea”.

Ser artista reside, en parte, en tener, transmitir y amplificar criterio, ¿no? Es a través de ese universo críptico, esa atmósfera propia que comienza con una introducción en la que la voz se plantea si es realmente su momento de correr, pasando por actitudes álgidas y sonidos agresivos en canciones como ‘COMMON MAN’ de Brocki o ‘ME FUI’ junto a SIMONA, para discurrir en declaraciones de amor en ‘MY LOVE IS REAL’, ‘NEVER GET TIRED OF YOU’ de Demmy Sober, o en dudas existenciales y progresivas con el drum and bass jazzy de ‘SPIRIT’, que culminan en un patrón –aparentemente claro– en ‘WAY TO THE SUN’, con matices de r&b, new wave y synthpop a través de los que las voces declaran estar ‘en camino’.

Una primera parte que enlaza con la cara B, que vuelve al ritmo con la voz de $kyhook en ‘YUREI’, la piedra angular del disco con la que el artista quería “hacer una pausa”. Y es que es un tema que habla de tocar fondo: “Yurei significa fantasma o alma en pena en japonés. Cuando ya eres un fantasma y has muerto ya nada puede hacerte daño. El disco muestra mis emociones del día a día, que van alternándose entre sí”, al igual que en la vida real. ‘YUREI’ acaba con una especie de neurosis frenética de violines afilados y múltiples capas de sintetizador que se borran de un plumazo a través de un scratch.

Se llega al punto álgido y se vuelve a empezar, dando paso a una segunda parte que empieza industrial, ácida y oscura con ‘DOLETHAL’ junto a la voz de Erik Urano, manteniendo el impulso y la fuerza incansable en el funk carioca que mezcla bajos potentes y una melodía tántrica que guía los ritmos pesados de ‘BRUXARIA’ junto a Lua de Santana y Aina da Silva, llegando casi a la taquicardia y el aumento de presión con la autoexigencia de ‘STELLAR’ junto a Raeni y Oseka.

Bajo un sonido brillante que revolotea conjuntado con los bajos densos que son ya marca del disco, empieza ‘1000 MILES’ –un título no casual, como sabéis–. La mezcla de la electrónica con lo acústico y la aceleración del tempo, nos lleva a la euforia de poder acercarnos por fin al objetivo. Tras el onírico interludio de ‘CONDUCTING’, junto a Escandaloso Xpósito, la voz baja al plano de la introspección y la retrospectiva de la carrera, que culmina con las voces de Dano y Diego 900 en ‘CUANTO QUEDA’, una canción puramente existencialista. Un sentimiento de autorrealización que se acaba difuminando con el ‘FADE OUT’ de mori, casi una nana que nos lleva a un estado de relajación que indica que lo peor de la carrera ya pasó.

‘THE LONG RUN’ es un homenaje al underground y a la música club: “en este disco quería hacer un tributo a los djs que me gustan. Era una oportunidad que no había aprovechado hasta ahora y también buscaba poder pinchar mi música en los sets”. “Si alguien está en el disco es porque ha cuadrado por energía y por la música que hacen. No hay ningún objetivo más detrás, yo estoy muy en contra del gatekeeping y me encanta trabajar con gente que está empezando porque su energía es contagiosa”, añade finalmente.

Al preguntarle a Pablo qué espera del disco, no duda en decir que ‘THE LONG RUN’ es un proyecto que no tiene fronteras“me gustaría dar oportunidades a conocer a otra gente y me encantaría que se moviera bien fuera de España. Quiero hacer música para los sitios con los que yo me he criado escuchando música. Para mí eso ya sería otro nivel”.

Es común que los ultramaratones presenten obstáculos severos, como el clima, el cambio de elevación o terrenos accidentados, que acaban convirtiendo las carreras en desafíos prácticamente vitales. En el transcurso de esa carrera de fondo, uno de los factores imprescindibles es, en palabras de $kyhook, “que no te guíen en tu criterio”.

Sin embargo, en ‘THE LONG RUN’ el recorrido no tiene una línea de meta que pueda avistarse, al menos, por ahora. Es un camino que se perpetúa con cada paso que se avanza, sin prisa pero sin pausa, hacia la narración continua de lo que hemos sido, somos y queremos ser, con complicaciones por el camino que, no obstante, nunca nos paran de seguir avanzando.

Texto: Elena López