EL VIRTUAL narra su espinosa andadura musical
en EL CAMINO

«Me gusta siempre mantener un equilibrio entre cuerpo, mente y espíritu».

“La iluminación es el camino, no el final. No hay ninguna iluminación final que te haga feliz para siempre. La luz ya está desde el principio en uno mismo. Todas esas puertas que hay y que se supone que hay que ir abriendo para llegar a una iluminación no existen, y si existiesen tal y como están las cosas no creo que las personas pudieran verlas para saber por dónde tirar”, explicaba El Virtual al ser preguntado por el trasfondo de la frase que canta en ‘On Drugs / Me lo dijo el 3’: “por favor no te pierdas, sal del sueño, despierta, nunca existió una puerta y aunque exista tú no podrías ni verla”.

Solo recorriendo el camino, sea en un ámbito u otro, uno puede mirar a los ojos de la vida con firmeza y experiencia. Todos andamos en una travesía, esta es la de El Virtual, que narra con su nuevo álbum ‘El 3. Pt II: El Camino’ todo aquello a lo que ha tenido que enfrentarse estando en el meollo de la industria y viviendo de la música. Como refleja fantásticamente El Yerman -miembro de la Shine Gang- en el diseño de la portada: se ve a una persona en posición de defensa, a la vez que blande una katana en la noche amenazado por goblins, monstruos y esqueletos. Ya sean enemigos internos o externos, durante el camino siempre va a haberlos, por lo que es conveniente estar bien preparados.

Este es un disco intimista y eléctrico, y es ese choque de fuerzas lo que transforma a El Virtual en un artista que hace de la emotividad vocal su armadura de combate, que porta junto a su espada y recorre un camino repleto de mazmorras mentales, goblins drogadictos y monstruos con patas de ratas.

‘El 3PT. 1’ Y ‘EL 3 PT.2’:
MISMO CAMINO, DIFERENTES ENEMIGOS

Este proyecto es una secuela directa del álbum que publicó en 2019, ‘El 3. Pt I: La decisión’. Ahí, en cambio, narraba los motivos por los que quería empezar a hacer música y los sacrificios sociales, familiares y económicos que tenía que hacer para que todo llegara a buen puerto. Por entonces tendría unos 20-21 años, ahora, tres años después y desde una perspectiva más madura, cuenta las presiones y los altibajos que ha ido atravesando desde entonces con el dinero, la droga y el autosaboteo como monstruos protagonistas. Los dos álbumes están íntimamente ligados, tanto, que su configuración es muy similar. Por ejemplo, la tercera canción de ambos álbumes se titula ‘Me asomo a la ventana’ (en ‘El 3 Pt.I’) y ‘Sigo en la ventana’ (en ‘El 3 Pt. II’). Lo mismo en la canción número cuatro, ‘Andando por la carretera’(‘El 3 Pt.I’), ‘En el ajo’ (‘El 3 Pt. II’) y en la última, ‘Devenir’‘Porvenir’.

De hecho este nuevo álbum inicia con la misma estructura que su primera entrega. En ‘Money Money’, (‘3 Pt. I’) con la frase que abre el álbum dice “todo va lento pero por supuesto que yo llegaré”, y en esta su secuela, en ‘Ya lo pasé’, canta “todo estaba oscuro pero con mi brillo lo iluminé”. Se aprecia un avance, primero eran las ganas por llegar al objetivo, ahora, una vez cumplido el enfoque cambia: “A día de hoy me sigo preguntando dónde quería llegar, también era más joven y tenía más ilusión, pero básicamente quería llegar al éxito. Aunque el concepto que tenía del éxito en aquel entonces era distinto al de ahora, a tener dinero, a pegarse, lo típico. ‘Ya lo pasé’ es eso, con el tiempo he ido adquiriendo filosofía y he visto que el dinero no importa tanto, y el éxito es otra cosa, que para mí es ser consciente plenamente de mí mismo. Ahora estoy mucho más estable, tengo mi casa, puedo vivir de esto y lo único que quiero es dejar el pasado atrás, desapegarme de lo malo y seguir avanzando. A ver lo que me depara esta vida, sin ninguna fantasía ni mierdas, con los pies en la tierra, pero con mucha ilusión por delante.

El cambio de perspectiva interior, comparado con la primera entrega hace tres años, es una constante temática a lo largo y ancho del LP. Aquí, la explicación de la diferencia entre ‘Me asomo en la ventana’ y ‘Sigo en la ventana’: “Sigo en la misma ventana que hace tres años, el prisma desde el que veo las cosas sigue siendo el mismo pero han cambiado muchos matices a su alrededor. Al final sigo compartiendo principios, valores, pensamientos y maneras de ver la vida, tanto como espectador como persona que la experimenta, eso sigue ahí, si no no seguiría haciendo música. Mi ventana no ha cambiado, pero lo de fuera sí, tanto para bien como para mal”.

En ‘El Camino’, uno de los enemigos con el que El Virtual ha tenido que lidiar no es otro que los reveses de la vida -comunes a todo ser humano- y su agonizante peso: “Sí es verdad que por ejemplo antes estaba muy preocupado por lo que pensara la gente de mí, actualmente tengo picos, es una montaña rusa, antes no porque siempre he sido muy despreocupado, sobre todo en la época de ‘El 3 Pt. I’, pero con el tiempo, con los palos, con las traiciones y el agobio que traen las responsabilidades por crecer ves la vida distinta, y ahí sí que me empezó a preocupar, todo es producto y culpa de la ansiedad más que nada.

Otra de las piedras que hacen arduo su camino tiene que ver con su identidad, su autoestima y él no saber a ciencia cierta quién diablos es. Mi autoestima es algo que sigue estando en conflicto, hace tres años no tenía un concepto de mí mismo y aún me sigue costando. Voy tirando muchas veces hacia adelante como un pollo sin cabeza pero sí es verdad que ahora tengo más recursos y más herramientas para ir solventando eso y saber sobrellevarlo”, comenta el artista.

“A veces me pregunto si esto es para mí, me lo estoy ganando así que seguro que sí”, rapea en ‘Maestro y Aprendiz’, un corte con un cariz positivo y aires de enseñanza. Aquí El Virtual saca su katana y lucha contra otro goblin, esta vez contra el síndrome del impostor, ese que te hace pensar que ni vales para nada, ni mereces lo que tienes. “Las 24 horas del día lo sufro. Más de una vez he escuchado comentarios que me han hecho sentir que no me merezco lo que hago y me han hecho quitarme importancia, también porque soy una persona que se tortura mucho a sí misma y muy propensa a pensar que no me merezco nada. Lo hablo en este tema de esta manera para conectar con la gente a la que le ocurre y que no se sienta sola”, reconoce.

EL SIGNIFICADO DEL ‘3’
Y LAS DROGAS

¿Qué tiene que ver el número ‘3’ en todo esto? ¿Por qué está presente? Tan presente que le da nombre al álbum. Pues bien, en el discurso que aparece al inicio de ‘Sigo en la ventana’ está la respuesta. Hubo un día en el que la madre de El Virtual fue a una numeróloga, todo esto sin tener absolutamente nada que ver con el disco. Cuenta el artista que dio la casualidad de que durante un momento de la sesión salió el tema del número tres, y eso es lo que se escucha al principio de este corte, la numeróloga relatando el significado de dicho número, en sus palabras: el tres es el número del artista, del creativo, es su expresión, la parte más social y extrovertida, los amigos, la fiesta, todo lo que tenga que ver con círculos sociales, amistades […] pero a la vez es un número cárnico, que significa lo opuesto”. Fue posible incluir esta declaración original porque la madre de El Virtual grababa todas y cada una de las sesiones a las que iba. Así fue. El tema de la numerología, la simbología y las energías en un constante en su persona y, por ende, en su universo artístico: “Creo en las energías y todo ese mundillo pero no de una manera tan activa como anteriormente, ahora mismo mi espiritualidad no va acorde con mi mente y con mi espíritu. Me gusta siempre mantener un equilibrio entre cuerpo, mente y espíritu. Por la educación que he recibido siempre me han dicho que teniendo bien el espíritu es más fácil controlar tu mente y por lo tanto tu parte física. Creo en esto, pero también pienso que dependiendo de cada etapa que estés atravesando le puedes dar más importancia a una u otra. Me flipa la espiritualidad y me encanta cultivarla. De hecho he tenido experiencias con las energías tipo, cambiar mi actitud, agradecer más todo y que me ocurran cosas buenas. También creo mucho en las señales y me ha solido ser fácil identificarlas. A lo mejor he ido a hacer algo malo, y algo pasa y digo ‘uy, vale, mejor no lo hago’, y a lo mejor la señal en sí ha sido una tontería como que se ha caído un trozo de papel al suelo”.

Si la vida puede cambiar en un segundo, imagínense en tres años. Desde que lanzara la primera parte hasta esta segunda han transcurrido un total de -vaya, qué casualidad- tres años. Un tiempo que le ha servido al artista para hacer introspección, conocerse, madurar y mirar al futuro con un solo deseo: no perderse en los jardines de la evasión y ser consciente de sí mismo. “Ha habido muchos cambios comparados con la anterior época, ya sea a nivel interno como con actividades más básicas como ir solo a comprar. Todo gracias a haberme trabajado a mí mismo tanto consciente como inconscientemente, y también a través de los palos que me he llevado a lo largo de este tiempo, que me han hecho espabilarme a la fuerza. Cuando grabé ‘El 3 Pt.1’ vivía con mis padres, ahora vivo solo y soy económicamente independiente. Todo ha sido un proceso semiconsciente, siempre he sabido que el chip lo tenía que cambiar y que por salud no podía estar como antes. He mejorado también en base a seguir, es decir, tengo que ir del punto A al punto B, aunque esté lloviendo, nevando o tronando, tengo que llegar al punto B. Me puedo ver con el agua hasta el cuello pero cuando llegue voy a ganar muchas cosas, experiencia y aprendizaje, y se me van a quitar las tonterías. He tenido etapas donde he estado sumergido en la droga, etapas donde no tenía un sitio para grabar y aún así, mi objetivo siempre ha sido seguir haciendo música. Al final mi objetivo es seguir mejorándome a mí mismo, nunca he sido muy consciente de mí ni de lo que hago ni nada, y ahora que empiezo a tener un poco más de conciencia lo único que deseo es asentar esa conciencia en mí”, cuenta.

La droga ha sido uno de sus bosses finales en todo este camino. Un elemento destructor a la vez que catalizador que le ha hecho recapacitar. Ha tenido que blandir la katana para combatirla, muchas veces sin éxito. Uno a veces tiene que experimentar abrasarse en el infierno para no querer volver más, lo que se conoce coloquialmente como ‘hasta que no te das una buena hostia, no aprendes’: “Por suerte le empecé a coger asco a las drogas, tomaba MDMA, coca, trankimazines. Los trankis me empezaron a sentar fatal y vomitaba así que los mandé a la mierda. Toda esta etapa de abuso de drogas terminó con ‘El Disco Que No Quería Dedicarte’, fue un proceso muy natural. Me dejaron de llamar la atención el eme y la coca. Luego tuve una sobredosis de tramadol líquido -un analgésico- , no nos subía a mis amigos y a mí y nos fuimos a dormir. Hasta que desperté y vi que en el baño había vómitos y sangre en la pared. Mi colega estaba blanco en el sofá y pensaba que estaba muerto. Nos tomamos algo más de lo que se consideraría la dosis letal, y las 48 horas siguientes estábamos fatal, el estómago nos quemaba y teníamos unos vértigos tremendos. Después de eso dijimos, ‘estamos tontos, vamos a parar ya’. Fue eso, entre otras muchas más cosas, lo que me hizo replantearme todo.

En ‘El Nuevo’ canta “aquí nadie sabía nada y yo sin comer ni dormir”, actitud que tiene una correlación directa con el tema que se ha tratado anteriormente. “Volviendo a la época de las drogas, ahí era muy propenso a echar a la gente de mi vida, de una manera o de otra. Nunca es bonito ver a alguien autodestruyéndose y rechazando todo tipo de ayuda, pero en ese momento en que escribí la canción estaba un poco resentido con todos aquellos que decían que estaban para mí y no hacían nada. Va por el tema del victimismo más que nada. Y todo ese proceso a su vez me hizo ser más consciente de todo. Con algunas de las personas hacia las que esa barra va dirigida hemos retomado el contacto, hemos hablado y todo perfecto, expresa El Virtual.

“Esta droga, este dinero, era más bonito desde abajo”, es un de las frases que canta ‘En el Ajo’ y que permite tirar del hilo para amplificar las consecuencias que las adicciones a las drogas -junto con el dinero- han traído al artista: “Con esa frase me refiero a desde abajo del escenario, desde detrás de las cámaras, de ver dinero y droga idealizado y romantizado constantemente y luego cuando estás arriba y te ves con problemas de droga y dinero, ya sea con mucho dinero y poca droga o viceversa, pues ahí es donde no es tan bonito como parece. A mí el dinero siempre me ha quemado, he tenido deudas y siempre ha sido un asunto muy paranoico para mí. Y la droga también es fruto de eso porque he abusado de ella. Ahora estoy muchísimo mejor respecto a eso, las tomo de forma esporádica y además el cuerpo ya no me las pide. Con ese tema hay que tener cuidado y, sobre todo, conocerse y ser responsable».

Respecto a quién es su mano derecha, o esa persona o grupo de personas en los que confía para hablar sobre algún proyecto o cosa que se le pase por la cabeza, él lo tiene claro: Jay Cas por ejemplo ha sido un gran apoyo para mí durante todo este tiempo, pero han pasado algunas situaciones personales y últimamente estoy saliendo más de ese círculo y trabajando con más productores. Al final mi mano derecha soy yo mismo, a lo mejor hablo con DK9 me comenta un par de ideas o con Yerman hablamos del tema de las portadas. Siempre he sido de cerrar el círculo y ahora lo estoy abriendo mucho más, descubriendo nuevas influencias y nuevos artistas”.

FALSOS AMIGOS, AUTOSABOTAJE MENTAL
Y ‘EL CANTANTE DE LOS CANTANTES’

Otro de los monstruos con los que El Virtual ha tenido que ponerse la armadura de combate a lo largo del camino ha sido el de la traición, la decepción y la conveniencia por parte de los que decían ser amigos. Un tema que está muy latente en el álbum. Por ejemplo en ‘Ya lo pasé’, cuando canta: “Sé que he perdido mucho but no pasa na’, no eran amigos, no eran Shine Gang”. O, por su parte, en ‘Fuera del club’: “Si resulta que avancé pero ellos piensan que les di la espalda”. Amigos que en realidad son un lastre, amigos que entorpecen tu desarrollo. “La pandemia, por ejemplo, a mí me la sudó, porque ha tenido más peso sobre mi cabeza, mi manera de pensar y de sentir otro tipo de situaciones con gente a la que yo tenía y sigo teniendo cariño, por suerte o por desgracia. Todos estos problemas con los amigos suceden por suponer lo que está pensando el otro, y eso lleva a una falta de comunicación y a malentendidos. Uno hace las cosas con una intención y la otra persona no lo percibe como tal. De bueno soy tonto, siempre intento ayudar, dar consejos, comprender y empatizar con todo el mundo, sin excepción, y así no se puede ir por la vida. Uno quiere ser bueno pero constantemente la vida golpea y te da unos choques de realidad increíbles. Todas estas cosas me afectan un montón porque nunca te imaginas que vaya a pasar nada con alguien tan cercano y con tanta confianza. Me resulta hasta traumático, reconoce.

Entre tanto batalleo, sucede también que el ser humano tiende muchas veces a imponerse barreras mentales, y a ponerse en lo peor de una situación antes de que propiamente ocurra. Y cuando ocurre, paradójicamente, no es para tanto, solo eran invenciones diabólicas de la cabeza. En ‘Maestro y aprendiz’, cuando canta “yo sé que no ahoga pero no para de apretarme”, se refiere a todo esto: “Me ha pasado muchas veces, por ejemplo, de prepararme para salir de fiesta, que me de ansiedad y que mis propios colegas me tuvieran que empujar a salir. Luego llego a la fiesta con taquicardia y en cuanto entro digo ‘ah coño pero si esto es lo de siempre, no era para tanto’. Me había montado una paranoia increíble en la cabeza para nada. Y eso es la prueba de ese refrán típico que dice tu abuela o tu madre, ‘Dios aprieta pero no ahoga'».

 

 

Viviendo tantas odiseas cerebrales, cuando le pregunto si alguna vez se ha sentido en un estado de plenitud, esto responde: “Sí pero no, porque cuando más pleno me he podido sentir ha sido cuando peor y más evadido de la realidad estaba, no era una plenitud verdadera. Ahora mismo puedo decir que me siento pleno porque no siento que me falte nada, lo que pasa es que mi cabeza siempre atormenta y hay pensamientos intrusivos, pero la sensación de despertarme por la mañana y sentir que está todo bien la tengo ahora mismo. Me encuentro en la mejor época de mi vida comparado a cómo estaba en otras etapas, en las que me despertaba de un sobresalto con sudores fríos, me fumaba un porro rápido y me tomaba un café solo con Baileys, así desde que me despertaba hasta que me acostaba para no pensar nada y no enfrentarme a los problemas que tenía.

Si hablamos de qué es aquello del mundo que más le cuesta entender, su respuesta es cristalina: la violencia. “En mi vida me he peleado, y cuando me ha tocado presenciar alguna pelea me he ido, me quedo en shock y me dan ganas de llorar. No es que aquí sea Gandhi ni nada, pero me afecta muchísimo la violencia de cualquier tipo.

En la colaboración con DK9 -tercera del disco- llamada ‘La Brújula’, le pregunto precisamente por quién o qué es lo que le guía, aquello que se asemeja más a una brújula que le orienta en su día a día: “Todo puede serlo, a lo mejor me levanto un día y pienso que soy mi propia brújula, pero más tarde alguien me dice algo o veo algo y pienso ‘pues tiene razón también’, o sea que todo es susceptible de guiarme, me muevo mucho por sensaciones. Mi madre es una gran brújula para mí también. Siempre que estoy rayado de más, una llamada, y en un rato se arregla”.

Por último, con este álbum el artista quiere recalcar que se siente una especie de portavoz de la profesión de cantante, con sus idas y venidas; con sus elementos positivos y negativos; con sus miserias y sus bondades: “Este disco lo he hecho a modo de avanzadilla aprovechando que mi profesión es esta y que vivo experiencias buenas y malas y problemas que otra gente puede vivir, y está enfocado a aquellos que están luchando por su profesión, ya sea o no artística, y que quieren llegar lo más lejos posible. Esa es la base del disco. Me siento un poco como Héctor Lavoe, que era el cantante de los cantantes. Para toda la gente que está ahí en la lucha, que vayan con pureza, con constancia, con sinceridad y sobre todo con amor. Me siento un poco sabio en ese sentido, no porque me crea nada, sino porque llevo en internet desde 2014 viendo todo lo que pasaba y poco a poco he ido estando más dentro del meollo, no en internet sino ya viviéndolo yo en mis carnes”.

El camino continúa, siempre continúa.

Texto: Daniel Caballero

Fotografías: Lucía Castillo