Su travesía musical se inició de la mano de su tía, quién le embarcó en el hip hop a través del CDs de grandes cantantes del género. “Me acuerdo de que tenía discos donde podía ver los videoclips, entonces me miraba una y otra vez todos hasta aprenderme las canciones de Eminem, 50 Cent… Ella fue la que me introdujo en esta música y después al reggaetón con Daddy Yankee. Además del freestyle, me mostró mi primera batalla. Gracias a mi tía estoy acá también”. Ante estas influencias no es de extrañar que se “echara” a las plazas y empezara a batallar para acabar llegando a grandes espacios como el God Level, Nike Battle Force, el Gold Battle, las batallas de Red Bull y por supuesto, el gran Quinto Escalón. De este periodo el artista se lleva su sufijo PZK, además de grandes lecciones como el valor de la derrota. “Le diría a ese chico que va a las batallas que siga haciendo lo que él ama, pero que se acostumbre a perder porque esa fue una de mis grandes frustraciones con el freestyle. Y le recomendaría que esté tranquilo, que cuando deje las batallas se dedicará a lo que más le llena: La música. Volvería a vivir todo, no cambiaría nada de lo que pasó para no variar el futuro. Estoy muy contento con mi presente”, comenta para Fleek.

Su primer tema como cantante fue ‘Andamo’ en la cima’, en él escuchamos a un Tiago “más inconsciente”. Durante este período reseña que “no éramos conscientes, no teníamos como una visión artística. Simplemente éramos amigos que se encontraban en el estudio sacaban música y ya”. De esta temporada Gotti, apelativo para los amigos, rememora el tema ‘Viento’. “La siento muy personal, es de esas canciones que salen del corazón”, apunta. 

Sin embargo, su éxito viene de la mano de ‘Sola’, canción donde Tiago se abre en canal y “cuenta su historia de vida delante de cualquier micro”. Este single marcó su trayectoria y a aquellos que sienten el mensaje. Es un símbolo de superación, un grito a las experiencias y toda una representación para quienes han vivido estos hechos, solo ellos entienden esa demoledora pregunta: “¿Por qué?”.

“Cantar esta canción es un momento muy especial en los conciertos. Ya llegó un punto donde te acostumbras y no puedes forzar un sentimiento, es decir, no te pones a llorar. Pero hay veces que ocurre, como pasó en Uruguay. Las cosas me salen del corazón, no tengo que fingir nada o sobreactuar. En ese show lloré como un bebé, y vi mucha gente que estaba llorando o que miraba al cielo. Esto me removió mucho y dije: ‘Wow, ¿cómo la música puede llegar tanto al corazón?‘ Es genial que a través de ella puedas formar esa conexión, poder hablar de algo tan fuerte y que hasta mi madre a día de hoy hable con fans para aconsejar es tremendo”.