Son las nueve y algo de la noche. He quedado en el Mercado Provenzal de Montera con Cráneo, Lasser, Bluekid y Made in M. Solo falta el Juanito RIOS por motivos obvios –vive en Sevilla– aunque la suerte ya ha jugado de nuestra parte: Made in M está en España y no en Alemania, donde reside habitualmente. Cuando supe de esa reunión, Cráneo me dijo que podrían llamarme desde el lugar para contarme los detalles. Pero justamente ese día yo estaba de paso por Madrid, así que mejor imposible. Los chavales me dicen que ya están por allí y yo tardo unos quince minutos en llegar. Me habían hecho enviado la demo de »Acid House» unos días antes. Por el camino, una melodía se repite en mi cabeza: »En los jardines del Picasso siempre están los mismos gatos…».

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Según entro en el local, Sergio hace una payasada para hacerse ver y yo respondo con otra. Me siento y me presentan a Ricardo, al que aún no tenía la suerte de conocer. Carlos llega al rato. La noche comienza con unas partidas a beber cerveza. Al rato se terminan las cañas y nos empiezan a vender Super Bock. Así, con el sabor dulzón de la cerveza portuguesa, comienza una noche que termina con despedida en Atocha a la hora de los primeros trenes. Creo que »Acid House» es uno de los temas de conversación que tomamos, tan solo e intermitentemente, en algunos momentos de la noche, para que me contaran algunos detalles o para cantar algunas de sus frases más guapas. Pero con eso sobraba.

Los chavales me cuentan que fue escrito, producido, grabado y mezclado íntegramente en diez días, en los que todos se reunieron en una casa situada en un pueblo de las afueras de Guadalajara, de cuyo nombre no se acuerdan por unas cosas u otras. Diez días con la única preocupación de escuchar y hacer música, escribir, grabar algunas tomas de los vídeos que conforman el trabajo –cada corte tiene el suyo– y beber cerveza y fumar. Ello hace, de alguna manera, que los conceptos que pilotan cada uno de los que allí estaban y los puntos en común que hay entre ellos fraguaran de un modo más íntimo y concreto. De las peculiaridades de Made in M, Juan RIOS, Bluekid, Cráneo y Lasser surge un sonido concreto e inconfundible. Con aroma. Un detalle curioso: la casa era la misma en la que se grabó el videoclip de Handmade.

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Los chavales de la vida lenta hacen muestra de un metabolismo propio, y lo hacen importando –pero a su manera– un sonido muy característico en Alemania, y más concretamente en el sello c o t a, del que Made in M forma parte junto a otros productores como Wun Two, Smuv, Scarf Face o Frost. A esto se suma la capacidad de Bluekid para mimar el sonido, manteniéndolo como sacado del cassete. Ya en los vídeos de CráneoMedia observamos una clara tendencia a tirar del analógico, como es el caso de »Paperplanes», lo último de Lasser (detrás de cuyo sonido está también, como en »Green Room» y otras tantas, Bluekid), pero lo han llevado a su máximo exponente en »Acid House». Y a todo esto se suma también la clase de Juan RIOS –uno de los productores con mayor proyección del momento–, la destreza a la trompeta de CleanBoy o la frescura de Cráneo y Lasser a la hora de grabar tumbados, pero sobre todo a la hora de rapear y contar cosas que, solo aparentemente, tienen poca relevancia.

El sonido de »Acid House» nos transporta a los días de Nintendo y VHS, pero con la frescura de unos pibes normales que vacilan con lo que hacen, como sacados de otra época. Porque el disco sigue siendo muy vacilón. Su estilo está entre el de un viejo clásico y la espontaneidad de unos chavales que lo sueltan fresco. Y eso les hace tener una dimensión propia. Cada frase que sale de Lasser y Cráneo lo hace desganadamente, como el humo que se desprende lento y denso de la boca para luego quedarse en el aire, como recuerdos del pasado, cada vez más vago. En algún lado de la habitación, una gramola suelta los ritmos que componen Juanito y Made in M, los loops sucios y las cajas lejanas, y sus frecuencias se entremezclan con los rapeos. Todo va más lento que de costumbre. Bluekid cuida que todo suene a baja fidelidad respecto al sonido, pero con una altísima fidelidad a los conceptos que trabajan. La portada, que han dejado caer durante estos días, es obra de Pablo Luque.

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Por algo estos chicos empiezan a ser considerados referentes, aunque tengan, probablemente, los aires menos pretenciosos y más desenfadados que uno puede echarse en cara. A ellos les sale natural, por mucho que el sonido esté mucho más trabajado que de costumbre. Analógico por esencia. Porque, de alguna manera, el analógico conserva polvo de otras épocas en las que había menos medios pero bastante más magia. No en vano »Acid House» será editado en físico por Guayaba Records no solo en CD, sino en cassete. Y será presentado en un cine: el día 29 de octubre, en los cines Metropol de Madrid, para acabar con concierto en la Sala Monkey, a unos metros de los cines. Nos veremos por allí. Y que nadie se deje la frente en casa.