«Alien: Covenant», la nueva entrega de la factoría de los xenomorfos mas terroríficos de la galaxia, regresa a nuestras pantallas con una historia ubicada temporalmente después de “Prometheus” (2012) y antes que “Alien” (1979). Aprovechando su premier en salas, nos pusimos on fleek y fuimos a su encuentro para descubrir que la recién estrenada cinta. Traerá debate al caminar en el peligroso borde entre el entretenimiento espacial aceptable y los clichés obvios y desalentadores de guión. Un lujoso blockbuster de acción y aventuras espaciales pero sin rastro alguno de alma, ni suspense, ni terror. Bebiendo de elementos de su misma franquicia, comiendo de slashers como “Viernes 13” y esnifando secuencias que podrían recordar incluso a “Parque Jurásico”, pero en versión galáctica, cambiando a los velociraptors por fucking Aliens. También tiene cosas buenas, claro, y las vamos a repasar aquí, ejerciendo de buen abogado del diablo que soy. Alien ha muerto, que viva Alien.

Entre luces y sombras. Con esa sensación salí del cine después de visionar la sexta cinta de la saga, en la cual Ridley Scott se pone a los mandos por tercera vez del monstruo de culto que él mismo creó hace treinta y ocho años con “Alien, el octavo pasajero” y que se convirtió en una película fundamental para el desarrollo de la Ciencia Ficción en la era moderna, sentando unas bases de suspense, estética de terror, técnicas de iluminación y utilización de la cámara, que brillantemente supo continuar James Cameron con “Aliens: el regreso” (1986) y que fue, poco a poco, degradándose en manos de David Fincher primero con “Alien 3” (1992) y de Jean-Pierre Jeunet después con “Alien: Resurrección” (1997). Luego llegaría el propio Ridley en 2012 a reactivar la franquicia con “Prometheus” que si unimos que es una peli muy poco exigente consigo misma, pero extremadamente exigida por parte de los fans de la saga, que llevaban quince años esperándola, hizo que el resultado fuera muy discutible y mejorable.

Esta nueva historia narra el viaje de la tripulación del inmenso navío espacial ‘Covenant’ en su travesía hacia el planeta Origae-6 en el maldito fondo de la galaxia a la derecha. Transporta miles de seres humanos para empezar a poblar de vida un nuevo mundo con garantía total de habitabilidad. Tras una fuerte tormenta de iones ioputas, la tripulación debe despertar antes de tiempo y reparar la vela solar afectada, que les provee de energía. Aquí es cuando todo se empieza a torcer, tanto en la historia como en el guión en sí, cuando nuestros protagonistas pasan olímpicamente de volver a criogenizarse otros siete años de na, para llegar sanos y salvos al destino marcado, y deciden en cambio, bajar a estirar las piernas a otro planeta desconocido y con peligrosas condiciones atmosféricas del que reciben extrañas señales, pero oye, está a solo un par de semanas de allí… Parece que les va a pasar algo malo, ¿verdad? Pues si, habéis acertado locos, así de predecible es todo el largometraje. Vamos, que se ve venir como el truco de hacer que le quitas la nariz a un niño y le enseñas tu propio dedo pulgar.

Como puntos positivos a desatacar en cuanto a las interpretaciones de su reparto, destacamos el trabajo de Michael “Magneto” Fassbender, que, realmente, es el único que interpreta algo en todo el asunto. Eso si, desde el segundo uno de metraje hasta la secuencia final y convirtiéndose en el protagonista absoluto de la pieza, tanto si te gusta como si no, lo tendrás al cuadrado. Por un lado como David, el humanoide cabronazo con delirios de grandeza y locura al estilo General Kurtz de “Apocalipsis Now” y por otro lado como Walter, el humanoide buenrollero y pagafantas de los humanos que le crearon y ahora le utilizan con la misma esclavitud que a un iPhone con piernas. Y entre los dos twins se pondrán a divagar de manera tediosa con una verborrea filosófica, tontorrona y vacía sobre el bien, el mal y los típicos dilemas de los androides: que si los humanos, la creación, la mortalidad, las putas lecciones de flauta, por no hablar de su pesada y casi pseudo nazi devoción por Wagner y en especial la pieza que les encanta nombrar varias veces: “la entrada de los Dioses en el Valhalla”, sobre todo decir de manera pomposa “Valhalla” les pone cachondos y mucho a los replicantes  gemeliers. También les flipa recitar a Byron, mencionar a Defoe y parafrasear a Shelley… vamos, un fiestón.

De los demás actores poco podemos decir, puesto que la mayoría muere en cadena de manera grotesca y sangrienta antes de que sepamos como se llaman, de donde vienen, de quien son pareja o que coño pintan en esa nave, de ahí que nuestro grado de implicación emocional y empatía cuando un alíen les sale de la espalda, sean nulos y no nos provoque ni la más mínima pena, ni na de na. Ni siquiera nuestra heroína del cuento, la Teniente Daniels (Katherine Waterston), forzada a recordar en aspecto a Sigourney Weaver hace cuarenta años, nunca llega a poseer el nivel de personalidad y jugosidad de la mítica e insustituible Teniente Ripley, aunque la nueva actriz cuando llora se parece a Demi Moore en “Ghost” y eso es lol.

Pese a toda esta mandanga, la película dentro de sus claroscuros, como cinta sci-fi de género mainstream funciona bastante bien, esta casi al nivel de su propia “The Martian” (2015) que obtuvo geniales y merecidas críticas. Por su parte, «Alien: Covenant» esta rodada con maestría técnica, tiene sustos premium, algunas secuencias recordables y veréis millones de veces a los bichos xenomorfos en todas sus fases de crecimiento. Pero sobre todo disfrutar la seguridad y grandiosidad estética con que el octogenario director filma la nave en la inmensidad del espacio exterior de una manera única. Eso si, olvidaros de sentir claustrofobia, escalofríos o miedo, la peli no va de eso, va de otra cosa. Posee una gran forma aunque carece de fondo. Como siempre os invitamos a que la veáis y juzguéis vosotros. Quizá os parece mas redonda que a mí o al contrario pensáis que estoy siendo benévolo, pero ante todo tened cuidado, porque nadie podrá oír vuestros gritos en el espacio exterior, ni vuestros bostezos.

Por cierto, hay algún spoiler y eso. La peli empieza con la frase “Yo soy tu padre”. ¿Os suena?