Viene con mucho hype desde Netflix y está generando debate entre el rumor de clickbait o el de ser la nueva revolución cinematográfica del cine de suburbios francés. Tras los pasos ideológicos de ‘La Haine’ (‘El Odio’), de Mathieu Kassovitz (1995), o la más reciente ‘Les Misérables’, de Ladj Ly (2019), llega ahora la cinta ‘Athena’ (‘Atenea’), de Romain Gavras, una tragedia griega a la francesa lanzada como un cóctel molotov de colores y violencia.

POR AHORA TODO VA BIEN, POR AHORA TODO VA BIEN…

Era el año 1995 y una joven e incendiaria película sorprendía al público francés e internacional con un mensaje claro, directo y contundente sobre las tensiones raciales y policiales de un ghetto en la afueras de París. La cinta era ‘La Haine’, dirigida por Mathieu Kassovitz. ‘El Odio’ ganó tres premios Cesar del cine Francés, el de Mejor Dirección en Cannes y el Premio de la Juventud del Cine Europeo y llamó la atención de la crítica mundial, convirtiéndose en un referente audiovisual de los años 90 y entrando por mérito propio en el exclusivo género de las películas de culto.

Reactivó un subgénero y movimiento cinematográfico llamado Cinéma Banlieue y sirvió de inspiración a Romain Gavras y Kim Chapiron, de 12 y 13 años respectivamente, para crear el colectivo Kourtrajmé, en el que jóvenes migrantes creativos y realizadores sin recursos pueden poner en práctica su pasión por el audiovisual. El hecho de que se acabe de estrenar ‘Atenea’ es un síntoma preocupante de que los problemas que se exponían hace más de 25 años en ‘El Odio’, tanto sociales como raciales, no es que no hayan mejorado nada en la actualidad. Pero… lo peor no es la caída sino el aterrizaje.

CUANDO ATAQUEN, CONTRAATACAMOS. CUANDO MATEN, MATAMOS.

Athena, nos presenta una historia de caos dentro del caos, de odio atrayendo odio, un thriller tenso, que fluye gracias a una narrativa ágil y una puesta en escena en ocasiones demasiado, aunque brillantemente, efectista. Sin querer spoilear, contextualizo una sinopsis básica: Se ha filtrado un video viral de unos policías matando de una paliza a un joven árabe del barrio ‘ficticio’ de Athena. Como espectadores, se nos plantea una muerte en el primer acto, como Shakespeare en Hamlet y a los pocos segundos de metraje todo explota por los aires con un plano secuencia de doce minutos, filmado como un ballet en llamas con una brillante coreografía de violencia estética de guerra de guerrillas urbana. Toda una declaración de intenciones de su director y guionistas que marcan desde el inicio del film la total impunidad y la falta de misericordia con la que van a desarrollar el resto de ideas de la frenética trama. Trama en la que los tres hermanos del asesinado, en polos opuestos de principios morales, vivirán y reaccionarán cada uno a su manera tras la muerte del pequeño.

Estrenada en el Festival de Venecia, la cinta llega dirigida y co-escrita por Romain Gavras (hijo del notable director político franco-griego, Costa-Gavras). También firman el guión Ladj Ly (director de ‘Los Miserables’) y Elias Belkeddar. Romain, siempre ha coqueteado con el conflicto barrial de revueltas, cócteles molotov y brutalidad policial que ha plasmado en videoclips tan polémicos y violentos como los inolvidables “Stress”, de Justice, el semi-baneado ‘Born Free’ y Bad Girls’, de M.I.A, o el ‘No Church in the Wild’, de Jay-Z & Kanye West feat. Frank Ocean. En todos ellos parecía estar haciendo pruebas y bocetos de lo que luego pretendía filmar en ‘Atenea’, un producto icónico e inflamable de bella y poética violencia con toques de pop-verité para la generación de Instagram.

SE HARÁ JUSTICIA, MANTENED LA CALMA

‘Atenea’ cuenta con un casting perfecto, con actores jóvenes que llevan el peso de la historia, como Sami Slimane (Karim), líder absoluto de la revuelta y que maneja excelentemente el peso interpretativo del personaje pese a ser su primer largometraje. También el talentoso Anthony Bajon (Jerome), que da vida a un antidisturbios o CRS, que mostrará cómo se desarrolla la batalla desde el lado opuesto. Los dos hermanos mayores de Karim en la ficción, Dali Benssalah (Abdel, el militar) y Ouassini Embarek (Mokhtar, el dealer), logran con sus interpretaciones dar el realismo necesario al relato y muestran la fraternal brecha generacional existente entre los tres. Como guinda al pastel, la actuación de Alexis Manenti (Sébastien) con el personaje más inquietante de la cinta. No cuento más, para mantener el misterio de su papel en la trama.

Aplaudir el montaje, con la edición de largos planos secuencias y una quizás excesiva, utilización de la cámara en mano, pero que ayuda al espectador a tener la sensación de estar viviendo la caótica acción dentro del propio barrio. Todo apoyado por la banda sonora compuesta por @surkin aka GENER8ION, creando una ópera pop con atmósferas electrónicas apoyadas con coros épicos en constante protagonismo con las imágenes, creando cortes visuales que toman la forma de un clip musical. Ayuda a esta estética el increíble trabajo de su director de fotografía Mathias Boucard creando juegos de luces y aprovechando el color de las bengalas para modernizar el estereotipo de la saturada, sucia y oscura crudeza lumínica que se le presupone al cine barrial. Digamos que su iluminación hace bonitas las barricadas.

En resumen, os recomendamos ver ‘Athena’ porque tiene suficientes elementos interesantes como para disfrutarla cinematográficamente como thriller, sin entrar en debates políticos o ideológicos. Quizá no tenga la misma profundidad filosófica que ‘La Haine’, ni posea los elementos de intelectualidad conceptual de ‘Los Miserables’, pero es que aunque el problema sigue siendo el mismo en las tres películas, las generaciones cambian y los jóvenes de los suburbios de hoy, ya no son los mismos de antes. Los chavales de Athena siguen siendo víctimas de una represión policial, social e ideológica racista y sistemática, pero su manera de responder a la agresión ahora es contundente, con una revolución violenta, con una acción-reacción total, un crimen y castigo atemporal, con un único discurso, el de conseguir su objetivo sin miedo a las consecuencias, sin piedad. Por que al fin y al cabo esta historia sigue siendo sobre una sociedad que cae desde una altura de cincuenta pisos y en su trayectoria hacia el suelo, se repite una y otra vez, por ahora todo va bien, por ahora todo va bien…