Charly Efe: el mártir de la poesía
Es la primera vez que hago algo así. Nunca me había retado a mí mismo a escribir sobre alguien que apenas he escuchado. Si es cierto que una vez tuve la oportunidad de verle en directo en Madrid, pero no recuerdo haberme parado nunca a desmenuzar sus temas. Pero necesitaba hacerlo. Quería experimentar escribiendo esas sensaciones primerizas que solo un nuevo sonido puede crear. Con esta idea y reservando una noche de viernes, disfruté del último trabajo de Charly Efe junto a Loren D.
Creo que lo que me ha llevado a escribir estas líneas ha sido la curiosidad. Ya he comentado alguna vez que hubo un vacío musical en mi vida en el que me perdí demasiados movimientos en el panorama y, desde entonces, muchas cosas han cambiado. Gracias a un fantástico artículo de un compañero recordé lo que era Boa hace unos años -siempre que nombro a esa discográfica recuerdo a un público no muy contento cuando Nasta, en uno de sus conciertos, confirmó que había firmado por ellos-. Era la discográfica de los de siempre, pero las cosas han cambiado. Entre sus últimas publicaciones se han colado artistas como Nestakilla o el propio Charly Efe.
Era curiosidad mezclada con intriga. Quería saber qué sonidos gustan en las discográficas y comprobar por qué Charly ha conseguido un hueco en una industria, que hasta hace poco estaba cerrada con una llave que ellos mismos se habían tragado. Pues bien, ha sido una grata sorpresa haber descubierto a estas alturas de mi vida la música de este artista valenciano. Probablemente, no se me ocurra nadie que haga algo parecido, ni que mezcle características tan opuestas y que eso se convierta en una de sus mayores virtudes.
Se sube al tren después de más una decena de maquetas y desde el primer segundo de su nuevo disco trasmite un ritmo frenético. Quieres escucharlo detenidamente y arañar cualquier detalle interesante, pero no te da tiempo entre rima y rima. Salvando las distancias, los primeros minutos de “El Mártir” me han recordado a esas míticas batallas, cuando tus propios aspavientos de admiración te impedían escuchar el siguiente puñetazo musical. Charly dice que su peor enemigo es su ego, pero él es capaz de convertir ese posible defecto en el punto fuerte de sus letras. Es una delicia que aquel que no presume de ser el mejor en las redes sociales, te lo intente demostrar en su música. Al fin y al cabo, es en lo que consiste esto.
El alma libre es rara, pero la identificas cuando la ves
Charly Efe es underground. No sabría explicarlo. En otro artículo decía que serlo era una mezcla de actitud y sonido, pero no sabría definir cómo son esas dos características en este artista. Es de los pocos capaces de mezclar lo obsceno con la belleza de las poesías, de decirte que es el mejor para después reconocerte que fieles le han visto llorar en los templos de esta religión llamada música. No le conozco personalmente, aunque creo que una vez fuimos presentados en un concierto, pero me lo imagino como aquellos bohemios especiales, escribiendo en el peor bar de su tierra con un copa al lado. En el fondo, es pura poesía todo.
No solo de ego vive Charly en este disco. Cuando menos te lo esperas, cuando más arriba estás motivado por su personalidad, llega un corte demoledor para recordarte que entre sus versos también hay hueco para la crítica social. En ningún momento se olvida de su círculo cercano y, más allá de las colaboraciones, aprovecha para recordar aquella Entelequia de Cheb Rubën y SH Música o el Working Class de 935. Todo esto, entre continuas referencias futbolísticas en las que te recuerda su amor por el Valencia y su tristeza por aquel penalti fallado por Pellegrino en una final de Champions League.
Charly no podría vivir sin Loren. Su poesía no está preparada para ser recitada en cualquier ritmo. Afortunadamente para él, su buen amigo consigue que sus ideas locas se fundan en un disco. Aún así, a veces tienes la sensación de que te gusta leerle más que escucharle. No confiaba en este experimento de escribir unas sensaciones tan deshabitadas de experiencia, pero, en esta ocasión, el mártir de Charly ha conseguido llenar ese vacío. Bohemio, viejo y loco.