La felicidad tiene muchas caras, y una de las más atractivas es sin duda la de la tranquilidad. Si hay un estado ánimo que es primo-hermano de la felicidad es ese: el de la calma por estar en armonía con uno mismo. En paz. Y estando por encima de todo aquello que pueda enturbiar esa tranquilidad. Claro que el camino para llegar a ese estado no es fácil, cuesta horrores y hay que pelearse mucho con uno mismo. Dellafuente salió victorioso de aquella pelea y ahora descansa a pierna suelta.

Porque ‘Descanso En Poder’ es el grito de orgullo por el rumbo de una trayectoria que ya es eterna y ha cumplido con su razón de ser. Un canto que emana de la tranquilidad que brinda sentirse autorreralizado como artista. El álbum a su vez es una representación de la muerte de Dellafuente, que simboliza su alejamiento de aquellos sonidos de los que formó parte durante un período de tiempo, pero que ahora se han visto completamente sobreexplotados. La producción del álbum corre a cargo de Antonio Narváez, Choclock, El Guincho, David Marley y el propio Dellafuente.

No son pocas las veces que él mismo planteó su deseo de matar aquella figura artística que lleva cultivando desde que inaugurase su canal de Youtube con ‘Speakin Chichos’, allá por 2012. Esto le dijo a El Periódico en una entrevista el verano pasado: “Llevo cinco años de carrera, remando y enfocando hacia un objetivo, haciendo un tipo de música, intentando seguir unos patrones que eran parecidos. Intento buscar nuevos objetivos, tengo nuevas inquietudes y muchas veces me pregunto si vale la pena hacerlo con el mismo proyecto que estaba encaminado hacia otro lado. Me hace pensar si realmente es mejor seguir con el proyecto, que tenga diversas ramas, o directamente empezar otro proyecto y matar el proyecto actual de Dellafuente. Pero tengo nuevas inquietudes, ganas de hacer unas cosas que igual no van demasiado con el objetivo que ha tenido siempre el proyecto de Dellafuente. Dellafuente no es el artista, es un proyecto del artista. Si mañana quiero hacer un disco de música electrónica, pues no sé si lo más apropiado es llamarlo Dellafuente”.

El razonamiento es igual de lógico que sencillo: no tiene ningún sentido utilizar el paraguas ‘Dellafuente’ para cobijar propuestas musicales que nada tienen que ver con la visión original para la que fue concebido. En cierta forma es una manera de proteger lo que fue y es su figura, evitando aunar forzosamente bajo ese nombre un batiburrillo de sonidos, temáticas y estilos heterogéneos sin ninguna coherencia entre ellos. Ese desdoblamiento de su identidad ya empezó a ponerlo en práctica con Taifah Yallah, el pseudónimo que utilizó para el experimento de rock progresivo que hizo con la primera entrega titulada ‘Causa’ y que precede a este álbum.

Su nula identificación con la idiosincrasia y los estilos dominantes de la escena nacional se palpa, por ejemplo, en el gran abanico sonoro que ha ido ofreciendo estos últimos años: lo mismo te hace un tema de rock con Novedades Carminha, que otro con Mala Rodríguez, pasando por una versión de salsa de ‘Me pelea’ o aflamencando el UK Garage con ‘Salomon Sessions’. Lo que viene siendo una navaja suiza de estas multiusos que tiene cortaúñas, abridor de botellas, sacacorchos y demás. Que sirve para todo.

Lo dicho, llevaba ya tiempo el artista granadino sumido en un cuestionamiento sobre su identidad y sobre cómo dirigir su carrera en un panorama del que nunca se sintió parte. Y, ahora, esa bruma mental que arrastraba de dudas y miedos por fin ha empezado a despejarse con la publicación del álbum. Paso ahora a visitar ese cielo explicando las entrañas del trabajo y de todo lo que ocurre ahí arriba.

 

UN PALACIO Y ANDALUCÍA PARA VIVIR Y MORIR

Un álbum que es esencial para entender el futuro rumbo de Dellafuente tiene que traer aparejado un despliegue estético a su altura. Y así ha sido. Todos los vídeos del proyecto han sido producidos por BLISS bajo la dirección creativa de Tomás Peña, miembro del prestigioso colectivo de CANADA. Peña junto al pintor Ignasi Monreal han sido los encargados de plasmar todo el aparato visual del álbum con una preciosidad de portada en forma de palacio flotante, que posteriormente digitalizó y animó Enric Saint. Una estampa que refleja la alegoría del eje central del álbum: el concepto del descanso y el alivio, sin nada que pueda perturbar a Dellafuente.

La apariencia de este palacete está inspirada en el ‘Palacio de Kamisama’ que aparece en Dragon Ball. Allí es donde habita el sucesor de Dios, pero lo más curioso es que en su interior se encuentra la llamada ‘Habitación del Tiempo’. Dentro de esta habitación un día equivale a un año en la vida real. Esta sensación del paso irreal y tan veloz del tiempo es similar a la que puede haber experimentado Dellafuente, con una carrera que obtenía en días los avances que por lo general se consiguen en años. Pero Dragon Ball no es la única fuente de inspiración en la portada.

Como no podía ser de otra forma, la relación entre Dellafuente y Andalucía continúa siendo de uña y carne, actuando como motor de su obra y regando también cada flanco de este álbum. En primer lugar, la arquitectura del palacio con esos motivos andalusíes recuerda a la Alhambra y al patio de los leones de su Granada natal. Y, en segundo lugar, todo el palacio flotante está construido sobre una base con la forma de la estrella tartésica de ocho puntas, símbolo recurrente en toda la ornamentación de la cultura andaluza. La influencia de Andalucía ha sido una máxima desde sus orígenes. Ejemplo de ello son -aparte de las infinitas referencias en sus letras- las portadas de sus dos últimos álbumes como Dellafuente, ‘Ansia Viva’ y ‘Azulejos de Corales’. En el primero el diseño directamente es una granada. En el segundo aparecen los pendientes de corales tradicionales de la cultura gitana y la vestimenta flamenca. Además, dichos pendientes están grabados en un fondo de azulejos donde se distinguen varias estrellas de ocho puntas. “El que no sepa que soy de Andalucía no es de este planeta, la llevo por bandera siempre y es la mayor fuente de letras de mi música”, comentó en Canal Sur hace un par de años. Además, la publicación del álbum (4 de junio) coincide con el nacimiento del poeta andaluz Federico García Lorca. Buen día para que un proyecto que simboliza la libertad vea la luz al mismo tiempo que nacía una de las personas que hallaba en la libertad su mayor bandera.

La portada, como dije antes, transmite eficazmente esa sensación de calma que evoca el cielo azul y ese colchón de nubes sobre el que el palacio levita. Pero para llegar a este estado último de paz en un cielo claro, primero hay que despejar las borrascas mentales. La riqueza visual del álbum -que permite además consolidar el concepto principal que se quiere transmitir- se hace patente con las diferentes animaciones del cielo que acompañan a cada canción en Youtube y el resto de las plataformas digitales. De esta forma, el cielo que envuelve al palacio cambia de ambientación con diferentes momentos del día y dependiendo de la línea temática de cada tema.

Por ejemplo, en la Introdel álbum Dellafuente debate con su director creativo la necesidad de hacer una intro y una outro que encamine al oyente a entender el disco. Y ese estado de incertidumbre en torno a qué o no hacer se traduce en una animación que envuelve al palacio en una neblina densa que no permite verlo con claridad.

 

DELLAFUENTE DESCANSA, SUS VALORES NO: FAMILIA, SENCILLEZ Y NOBLEZA

En un mundo que a veces parece estar vacío de corazón y con tantos estímulos que nos alejan de lo verdaderamente importante, esto quizás cobre el doble de importancia. Los valores son innegociables y a través de ellos Dellafuente colorea una vez más el sentir del álbum. Porque ya sea en el cielo, en tierra o en Marte los valores no deben venderse.

En ‘Toco el Cielo’ inicia la ascensión junto a su camarada Maka. Las dudas que asolaban a Dellafuente se espantan, la neblina de la animación de ‘Intro’ desaparece y el palacio ahora sí se distingue sin mayor problema. Aparecen otra vez los conceptos de la muerte como llave para descansar eternamente y el orgullo. “¿Cuántas veces hay que morir para uno vivir en paz? […] No hay estafa en la mesa que como, no hay enchufe en la mesa que vivo, somos libres, libres somos, somos to’ lo que un día elegimos”.

Dentro de la galería de valores que aparecen en el álbum, ‘Yalo Yale’ quizás la canción que mejor reúna todos ellos. Primero, valor hacia lo inmaterial: “Por la salud, no por dinero es que brindamos […] Lo bonito de la vida no lo pagamos”. Segundo, la estima hacia la familia: “Con el amor de la familia derramamos, noches en vilo, sin vender gramos, por to’ la casa con los niños correteamos”. Estas palabras a Crypta Mag hace cinco años sobre el orgullo familiar ayudan a comprenderlo todo mejor: Para mí la familia es todo, pero cuando te digo familia no me refiero sólo a la de sangre, también te hablo de colegas. Somos lo que somos por quién nos rodea, y si no lo valoras al final te das cuenta cuando es tarde. Yo por suerte o por desgracia valoro mucho a la que tengo, y antes de hablar de polladas en mi música, prefiero hablar de cosas más cotidianas, y que mi madre lo escuche, o que si lo escuchara mi abuela, que pudiera gustarle, y ambas estuvieran orgullosas. Yo hago un tema hablando de mi madre y me siento más realizado que un tema hablando de un AMG, aunque el AMG tenga miles de visitas más”.

Guiño también para los nostálgicos con la alusión a ‘Consentía’ y a sus famosos coros que dan nombre al tema: “Tengo fieles desde Yalo Yale”. La crítica a la intoxicación que puede provocar el dinero también está presente en ‘Yalo Yale’: “Jurdeles, jurdeles, jurdeles… maldito nombre tienes […] To’ los cienes nunca te van a querer”. Continúa siendo una constante a lo largo de su trayectoria las referencias sobre la corrupción que el dinero es capaz de producir en las personas. Por ejemplo, en ‘La Historia de John Castle’: “Tú te creías muy fuerte por tener dinero, vinieron tiempos malos y caíste el primero”. En ‘A lo mejor’ canta lo siguiente: “Casi to’ los problemas del mundo tienen que ver con los putos dineros”. Y en ‘Dineros’ junto a Morad: “No me impresionan tos’ tus billetes, ni cuándo sales, ni qué te metes”. Sobre su relación con el dinero también habló para El Periódico: Siempre ha ido conmigo el darles valor a cosas no materiales que a un buen coche u otras cosas. Enseñar una vida que puede ser de éxito, mañana puede ser el barro. La familia no vale dinero y está ahí siempre y una casa grande, si mañana no tienes dinero, puede ser un problema”. La visión del dinero como vía para acceder a una vida estable, pero sin caer en todo el veneno que gira en torno a él.

Con el aporte de El Guincho, ‘Yalo Yale’ se grabó en Sevilla durante la sesión conjunta que Dellafuente y Raimundo Amador tuvieron en la capital hispalense con motivo de los preparativos para el concierto que ambos dieron en la Plaza de las Pasiegas de Granada. Sesión que tuvo lugar mientras se rodaba el documental que Red Bull lanzó a principios de este año y que explica buena parte del dilema artístico en el que se encontraba Chino.

Otra de las características de este álbum es que su carga simbólica es altísima. En el vídeo de ‘Yalo Yale’ aparece un grupo de ratas blancas bebiendo leche sobre un cuenco en el que reposa una flor de loto. ¿Qué mierdas significa esto? Bien, la flor de loto representa la pureza en cuerpo y alma. Y las ratas están inspiradas en las que hay en el templo de Karni Mata en La India. La leyenda dice que el nombre del templo proviene de una diosa que al morir se reencarnó en rata. Desde entonces el templo está ‘gobernado’ por las ratas, que campan a sus anchas por el lugar y son consideradas sagradas, hasta el punto de que aquella persona que les haga daño o sin querer pise alguna tendrá que reemplazar su pérdida ofreciendo una escultura dorada o plateada en forma de rata. Además, se dice también que si al visitar el templo observas alguna de las escasas ratas blancas que hay por ahí repartidas tendrás suerte de por vida. Y, sorpresa, la mayoría de las ratas que aparecen en el vídeo de ‘Yalo Yale’ son blancas.

Pero principalmente, ‘Descanso en Poder’ es la puesta en valor y celebración de una etapa artística que ‘muere’ rodeada de los mismos principios con los que nació: familia, Andalucía y lealtad.

 

UNA ENCRUCIJADA CREATIVA CON TURBULENCIAS

Turno de ‘La Recomellía’, canción fundamental para entender el contexto actual en el que se encuentra Dellafuente: “Si por un casual volviera a nacer, qué suerte la mía sabría qué hacer, to’ lo que ahora sé es to’ lo contrario de lo que pensé”. La experiencia es un grado, y si hubiéramos tenido con 20 años la misma mentalidad que con 30 está claro que la mayoría de nosotros habría hecho las cosas de otro modo si conociese de antemano lo que iba a suceder. La vida es un ensayo y error continuo, se aprende a palos y en la juventud las posibilidades de fallar se multiplican. Así va desarrollándose la vida. Lo mismo le ocurre a Dellafuente en un tema nacido desde la madurez, que mira de reojo al pasado y que resume la situación por la que está pasando. “Solo quería lo que ellos, futuro no despreciable, meter dinero en la casa, tener una vida estable y ahora no estoy como ellos, ¿de qué quieres que te hable?, san’ quedao chicas las salas, aquí no se trabaja más en B”.  Ese “ahora no estoy como ellos-tiene toda la pinta que con “ellos” se refiere a los demás artistas de la escena-,¿de qué quieres te hable?” es otra de las razones que le han llevado a plantearse todo este tiempo su futuro artístico. ¿De qué habla un artista cuando fue concebido para cantar un tipo de realidad que ya no vive? Básicamente es un ejercicio de honestidad, no es muy creíble que cante sobre precariedad como lo hacía hace cuatro o cinco años cuando por suerte ahora le va bien. Y ahí está una de las claves: el contexto mayoritario en el que ha desarrollado su carrera Dellafuente está asociado a la precariedad, las penurias económicas y en definitiva a todo lo que le rodeaba cuando la vida era un contratiempo. Y ahora, por fortuna, ya ha podido dejar atrás todo aquello. Sobre la afinidad entre su música y su vida habló para El Bloque a finales de 2018: Mi música siempre ha sido acorde con mi vida y sería mentira que te hablara de lo mismo que hace tres o cuatro años. Creo que es bonito porque es una evolución constante”. Por esa línea se sitúan las declaraciones que hizo el año pasado en La 2, cuando le preguntaron por la inspiración que rodea a su música: Siempre ha sido lo primero que ha salido y ha sido lo que vives, lo que está a tu alrededor y tu círculo de gente, tu familia, amigos y creo que muchas veces hace falta eso porque tú escuchas una canción de los arcoíris, de los unicornios y no sé qué, tus venas son fuego… y al final ni sabes lo que está diciendo ni te sientes identificado.

El orgullo andaluz y la familia con la alusión a su paternidad también están presentes: “Estrellas de ocho en mi cuello, llevo Al Andalus en la sangre […] Está segura la herencia si muero, el niño ahora ya es padre”. Por otro lado, y a diferencia de otros artistas, la exposición pública que trae aparejada la fama ha supuesto desde siempre un gran peso para Dellafuente. “Si quiero tomarme un helado con mi mujer quiero ir tranquilico sin que nadie me conozca. Que tampoco me molesta sacarme una foto con nadie, pero quiero poder ir a mi rollo. Como cualquier persona debería hacer con su trabajo, tú sales de tu trabajo y no te lo deberías llevar a casa, lo que pasa es que en la música es más complicado, yo lo sé, pero bueno, ahí estamos. Quizá es difícil entender que una persona haga música y no quiera fama, o esa típica fama, de reservado, a lo mejor es que yo soy más antiguo, más familiar, no sé”, explicó en la entrevista para CryptaMag. Hay que recalcar que esta entrevista fue realizada hace cinco años, con la salida de ‘Azulejos de Corales’, por lo que toda esa situación de popularidad se ha ido disparando con el paso de los años.

Y todo ello es alimentado por la industria musical, donde la hiperestimulación visual reina obligando a estar constantemente enseñando la carita a través de fotografías, entrevistas, redes sociales porque si no parece que has muerto y la gente se “olvida” de ti. Personalmente entiendo que sea necesario hacer toda esa parafernalia en la era que nos ha tocado vivir, pero a mí me parece una putada. Para Della, su música habla por sí sola, no hace falta aclarar nada más: “Rechazo comunicaciones, digo que no a las revistas, respeten mis decisiones, hay otros miles de artistas, no tengo na’ que contarles, que yo quiera que mencionen, to’ lo que es relevante ya lo digo en las canciones”. Esta idea también quedó sentenciada en ‘Al Vacío’, de manera más directa: “Me preocupa hacer música, no hacer una puta pose”.

A diferencia de lo que pueda parecer, ‘Saturación’ -junto a ‘Nubes’– es la canción conceptual más importante del álbum. Y aunque no se repitan más que dos frases, en ellas está encerrado el impulsor que ha llevado Dellafuente a cuestionar su figura. En la entrevista concedida el verano pasado a El Periódico está la clave para comprender la importancia del tema: “Llevo un par de años mucho más tranquilo a la hora de sacar contenido porque para mí como que se estancó todo un poco en cuanto a sonido. Hace tres años todo era muy novedoso en cuanto a sonido en la música urbana de aquí. Y a mí hace un año empezó a sonarme todo igual, todos los artistas que salían sonaban iguales, incluso la música que yo hacía me sonaba igual y no la sacaba, tengo muchísima música guardada. A raíz de esa saturación, de que todo me sonara igual, intenté buscar otros sonidos que me dieran satisfacción. Como cuando te compras un coche nuevo y lo disfrutas como un niño chico y cuando el coche tiene dos años ya dices: ¡necesito otro! Y a raíz de buscar otros sonidos, otras formas de hacer la música, ahí ha sido cuando ha venido un poco el barullo artístico. Y el desconocimiento de cómo hacer lo mejor posible para mi carrera”.

Las declaraciones que hizo en el documental de Red Bull también arrojan luz sobre ese deseo de diferenciarse : “Dellafuente ha estado trabajando cuatro años en un camino y es complicado salirte de ese camino, aunque tenga mi personalidad y mi sonido propio pero a mí no me gustaría que se me recordara así artísticamente, como a un artista más de una generación que hacía un sonido más de los que hacían 300 cantantes más […] Nadie te va a hacer nada nuevo en la música urbana, los ritmos son los que son, las métricas son las que son, puedes cambiar la letra y hablar de unicornios si quieres, pero al final no deja de ser lo mismo y no va a ser trascendental. El hastío por pertenecer a una escena que, llegada a un punto, carece de innovación y cuyos patrones musicales se reciclan constantemente.

En ‘Saturación’ Dellafuente – llevando al autotune al límite- se dirige al oyente clamando comprensión y justificando que, si fuésemos él, entenderíamos por qué últimamente se ha alejado tanto de los sonidos hegemónicos del panorama como de las fórmulas comerciales: “Si miraras con los ojos que yo veo, si sintieras lo siento yo en mi pecho, comprenderías lo que pienso en mis adentro’”. Un par de detalles más sobre esta canción. La animación que la acompaña en Youtube sigue plasmando el estado que se quiere transmitir. Saturación, confusión, angustia…que se traduce en otra neblina que impide brillar al palacio en el que Della descansa. Y por último, si nos fijamos, durante algunas partes se escucha una especie de martillo golpeando algo. Esto es una referencia al flamenco, más concretamente a uno de sus palos llamado ‘Martinete’ que se caracteriza por añadir el sonido de un martillo golpeando un yunque en alusión a los herreros gitanos de la Baja Andalucía. ¿Hay algo más Dellafuente que mezclar flamenco con autotune?

 

MUERTE Y REDENCIÓN

Pasamos a la segunda mitad del álbum que posee un cariz más “comercial”. En la ‘Intro’, Dellafuente comenta que para este trabajo “hay que buscar un híbrido, entre darle al mercado algo interesante a la vez que se coman lo que nosotros queremos decirles”. Hay que recordar que este es el primer álbum que publica con Sony Music, el mercado es el que es y es lógico también complementar las canciones conceptuales con canciones más bailables susceptibles de ser absorbidas por el público generalista. Entre estas canciones -aparte de Yalo Yale’- están ‘Palante y Patrás’ con el puertorriqueño Ñejo (uno de los capos históricos del reggaetón) y ‘Pa que no te duermas’ junto a Rels B, que ya es con mucha diferencia el tema más reproducido. De esta última canción quiero destacar el pre-estribillo, donde una vez más sale a flote la calma por sentirse realizado: “Yo pa’ la calle ya lancé 40 himnos, tú no puedes olvidar de mí, no importa que vengan otros mil”.

Si la carrera de Dellafuente se dividiese en las fases del día, las colaboraciones con Pepe y Vizio pertenecerían a un hermoso atardecer. Tal y como muestra el vídeo en Youtube, con un palacio que resplandece al son de un cielo con tonos rosáceos y anarajandos. Desde ‘Flores’, pasando por ‘Poquito Amor’, ‘El Color del Dolor’, hasta ‘Mentiras’ y ahora ‘Flores pa tu Pelo’. Un tema en el que el trío granadino vuelve a pintar el amor con la fuerza de la sencillez: “Y yo te quiero ver a mi lao’ conmigo, no vendiendo kilos, y yo no quiero penas donde vivo, pa’ eso nos morimos”. Una canción homónima, que homenajea a aquella que tiene el cantaor Manzanita (el flamenco, otra vez presente).

‘Libertad y salud’ también tiene un peso simbólico considerable. En primer lugar, el título proviene del saludo tradicional del pueblo gitano –“¡Salud y Libertad!” – y posteriormente porque el videoclip ilustra la “muerte” de Dellafuente, que se quema a lo bonzo en mitad de una fiesta repleta de personas caracterizadas como ratas (otra vez aparecen las ratas, pero ahora en su sentido más clásico, no como símbolo sagrado). Esta práctica, que consiste en rociarse en público un líquido inflamable para después prenderse fuego, se originó en los años 60 en Saigón (Vietnam) cuando el monje Thich Quang se quemó a lo bonzo en señal de protesta por las persecuciones budistas que el presidente estaba efectuando. Dellafuente se autoinmola en mitad de una fiesta repleta de gente: representación de su ruptura con lo comercial. Y a la vez que se quema, canta estas frases: “Tengo la culpa, fue mala idea, Dios me habla, pero el diablo ronea”. De esto mismo habló en el documental de Red Bull: “Ahora hay 200.000 artistas haciendo lo mismo, que han cogido el mismo camino y al final lo que ha pasado es que somos uno más dentro de este sonido, que creo que está sobreexplotado ¿Qué hago, aprovecho el momento de darle a la gente lo que quiere o tirar para otro lado?[…] Internamente tenía mis demonios que estaban explorando otras líneas musicales que a lo mejor no son tan comerciales”. Dios representa seguir con el camino cómodo que puede otorgar lo comercial o hacer lo que todo el mundo hace, y el Diablo representa el riesgo que puede suponer transitar por derroteros musicales que quizás no estén tan en sintonía con la industria. Sea como sea, quiero rescatar estas palabras de ‘En mi hambre mando yo’ donde ya se dirigió a las críticas por variar el sonido: No te pedí nada a cambio y en cambio tú exiges, si te sorprendes del cambio no eren fan, tú lo finges […] Te parece raro que haga lo que siempre dije que haría, será porque tengo palabra y es raro, nadie tiene hoy en día.

Llegamos al cierre del álbum con ‘Nubes’, desde donde ensalza una vez más su carrera. Una canción que consuma su ascenso al cielo de la satisfacción por el trabajo bien hecho: “Que yo les veo desde las nubes, los veo a tos’ desde las nubes, qué bonito fue lo que tuve […] Y eso ya lo sabía, que ese día llegaría”. Hay también un recuerdo hacia su abuela, como ya hizo en ‘Ángeles’. Y es que, en el cristianismo, el cielo representa el lugar donde descansan eternamente en gloria las personas fallecidas: “ahí lejos de las hienas, ahí donde se fue la abuela”. La familia, de nuevo, omnipresente. Tan omnipresente está, que el nombre de Dellafuente se debe ni más ni menos al apellido de su abuela: “Cuando era pequeño pasaba los veranos en cá’ mi abuela, ella era ‘De la Fuente’ original, tenía un vínculo muy fuerte con ella hasta que yo era grande e iba a verle siempre que podía. Y un poco en honor a ella cogí el nombre artístico de Dellafuente. Ella no vio nada de mi carrera, pero todo lo que hago con el nombre de Dellafuente al final es como un poco en honor a ella, es bonito”, comentó en el documental de Red Bull. El clímax de ‘Descanso en Poder’ llega con la aportación del Coro de la Orquesta Ciudad de Granada, rematando la parte final de la canción en un tono redentor: “Liberanza de prisiones, manantial de bendiciones, misericordia en tu poder, Santo, Santo en las nubes”.

En el fondo, ‘Descanso en Poder’ es la liberación definitiva de la asfixia creativa que las etiquetas pueden provocar en un artista que siempre renegó de ellas. El vídeo en Youtube hace un recorrido por todas las fases del día: el amanecer, la niebla de ‘Intro’ y ‘Saturación’, el mediodía, el atardecer y, finalmente, el anochecer. El día en el palacio llega a su fin, el sol deja paso a la luna y a las estrellas. Y Dellafuente vuela libre y orgulloso.