Con seis nominaciones a los Oscars, un Globo de Oro y un ooyAFTA a la mejor película entre otros, Boyhood -lo que comenzó como un experimento de realizar una película rodando un fragmento de la misma durante doce años para mostrar la evolución real de los personajes- se ha convertido en un éxito no sólo en cifras sino también en cuanto a crítica.

A pocas horas de descubrir quién se llevará el Oscar a mejor película cabe destacar Boyhood como una de las sorpresas de este año. No porque cuente una historia novedosa, ni siquiera por estar rodada en doce años-aunque algún mérito tenga- sino por lo complicado que es encontrar en el Hollywood actual una historia que llene, que emocione, sin grandes desembolsos, que preste más atención a la psicología de cada personaje y que construya minuto a minuto una reflexión universal sobre la vida.

Richard Linklater –director conocido sobre todo por la trilogía “Antes del…” en el que ya contó con la presencia de Ethan Hawke– nos mete de lleno sin presentación previa en la vida de Mason Jr (Ellar Coltrane), un niño de 6 años al que vamos a ver evolucionar en cada etapa de la vida hasta plantarnos en el comienzo de la universidad. En este viaje compartirá protagonismo con su madre (Patricia Arquette), un interminente padre Mason (Ethan Hawke) y su hermana mayor Samantha (Lorelai Linklater).

Una historia común convertida en algo extraordinario

En una apuesta arriesgada de casi dos horas y media, Linklater consigue meternos en la piel de sus personajes. Sin apenas darnos cuenta, convierte al espectador en un espejo en el que verse reflejado, porque… ¿Quién no ha sentido el paso del tiempo, la presión de la aprobación de los de su alrededor, los miedos por las decisiones tomadas? El director nos narra una historia realista que atrapa, sin edulcorar, con sus buenos y sus malos momentos, de gente común y en eso reside la magia de este filme.

Uno de los descubrimientos de este filme tiene nombre propio: Ellar Coltrane. No vemos en toda película una escena en la no convenza de principio a fin, lo mismo da a los 6 que a los 18 años. Él y su hermana, interpretada por la hija del director Lorelai Linklater, forman un perfecto tándem que lejos convertir sus papeles en algo sobreactuado o repelente se hace muy creíble y consiguen hacernos empatizar con sus respectivos personajes. Mención especial se merece también Patricia Arquette mostrando todos los cambios y matices de su personaje a través del tiempo.

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Por último no olvidemos el papel de la Banda Sonora. En una escena de la película Mason padre comenta que ha grabado lo mejor de cada Beatle en solitario formando un disco hecho a la perfección, una composición redonda. Algo parecido sucede con la banda sonora de la película. Linklater selecciona lo mejor del panomara musical indie estadounidense regalando grandes temas de The black Keys, un final reflexivo con Deep Blue de Arcade Fire o abriendo el filme con el clásico Yellow de Coldplay.

En resumen, con lo difícil que puede ser condensar la historia de doce años en solo dos horas y media Linklater lo consigue sin realizar ningún corte que despiste al espectador. Transforma lo cotidiano, una historia común en algo extraordinario. Una película que podría resultar normal y simple en su totalidad se convierte en algo especial, una gran reflexión sobre la vida y el paso del tiempo.