No es ningún secreto que, hoy en día, las rimas en el mundo sean una parte importante de la música contemporánea global. Tampoco es nuevo, el planeta lleva décadas arrojando talento de un lado hacia el otro de manera constante. Sin embargo, lo que sí pudiera ser relativamente nuevo es la proliferación del talento iberoamericano para una de las disciplinas favoritas dentro de la música. Es una época dorada para ellas y también para todos aquellos que las escuchamos sin ningún empacho.

Ha sido un trabajo de muchos años atrás. Han ido y venido muchos nombres que han servido como perfectas bases para la cantidad de virtuosos con los que la región cuenta hoy en día. No importa si es la oda a los culos del Whitest Taino Alive en República Dominicana, el orgullo de las calles en España con los Takers y la Pxxr Gvng, como tampoco importa si se trata de los excesos de Fuete Billete y la ufología de Jazz Bandana en Puerto Rico o las poderosas rimas de T.Y. y las producciones de alto calibre de BrunOG en México, en Iberoamérica se está haciendo el mejor rap hoy en día y para prueba basta escuchar con atención.

El más sorpresivo de todos en este momento de la vida es Fuego, un cantante y compositor de origen dominicano que lleva la vida en Estados Unidos, un perfecto producto de la conquista latinoamericana de Norteamérica y un preciso arquitecto de rap de alta manufactura. Un personaje que actualmente se encuentra conquistando aquellos oídos anglosajones mientras sigue dotando de llamas al resto de la música latina de hoy en día.

Miguel Durán –su nombre real- no es ningún aficionado ni tampoco un novato en la práctica como Fuego. Su carrera lleva al menos diez años construyéndose y ha sabido nutrirse de todo aquello a su alrededor en la zona donde creció al mismo tiempo que ha fortalecido toda la tradición ancestral latina que lleva en la sangre. Es un híbrido perfecto que, desde luego, logra encapsular todo lo que representa en su música sin ningún tipo de error.

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De ahí que no sorprenda que su nombre se relacione de la misma manera con leyendas contemporáneas del reggaetón como Arcángel o Plan B que con figuras de talla internacional como Rick Ross. Es un tipo que sabe moverse lo mismo por los terrenos del Hip Hop que por los calientes escenarios del merengue o la bachata. Hay un espectro de ritmos dominados por Fuego y en cada uno de ellos arde de la misma manera sin piedad.

Para muestra está un catálogo que permanece como uno de los secretos mejores guardados de la música latina hasta el día de hoy. Desde el visionario “La Música Del Futuro” hasta el alucinante “The Fireboy Era”, Fuego ha construido una carrera tan sólida como versátil (además de darle vida a Fireboy Music, su propia disquera) y eficaz en cada una de sus representaciones. No importa si es el romanticismo de “Amor y Fuego” o la crudeza de “Vida”, todo parecen sólidos escalones para llegar hasta donde está el día de hoy. Y la espera ha valido completamente la pena.

Después de haber llegado a más oídos con remixes a gente como Drake y Young Thug, Fuego se encuentra promocionando “Fireboy Forever 2”, la continuación de aquella producción del año pasado y un disco en donde se encuentra en el mejor momento de su carrera. Un espacio en donde logra reflejar a la perfección todo aquello que su persona representa y todo aquello que la cultura americana ha abrazado como propia pero con un calor especial para Latinoamérica.

“Fireboy Forever 2” es un disco que bien podría ser equiparado con el sobrevalorado “If You’re Reading This Is Too Late” de Drake el año pasado o el “What A Time To Be Alive” en colaboración con Future, pero que funciona mucho mejor. Lo hace, como el resto de su música, porque se siente tremendamente cercano a nosotros, porque expira un calor especial que arde en cada uno de los oídos que lo escucha y porque, además, está muy bien ejecutado. El fuego está ardiendo en su mejor momento y es el tiempo preciso para quemarnos todos con él.