Dentro de su división, Kamaru Usman es el típico peleador del que podríamos decir que no es un especialista de ninguna disciplina pero que se desenvuelve de una manera correcta en todas. Tal vez esta versatilidad y la capacidad de adaptarse a cualquier escenario en las peleas que se le presentan sea el factor fundamental que le ha encumbrado como campeón welter tras vencer a Tyron Woodley, que venía con un récord invicto y tras haber vencido en peleas de campeonato a peleadores de gran valor como Rafael Dos Anjos, Stephen Thompson y más recientemente a Darren Till.

Su pelea por el título con Woodley, de la que salió vencedor, define totalmente su estilo de pelea: muy fuerte, pegador y elástico, además de tener un excelente fondo físico que le permitió llegar a los asaltos de campeonato, cuando todo se decide, con el tanque de oxígeno lleno. También usa bastante las piernas y el pateo para una división en la que por peso y altura se prodiga poco el pateo y el trabajo en suelo. En definitiva, “La pesadilla nigeriana” tiene todo lo que se le puede pedir a un campeón en la división Welter, además de un hambre de títulos que, de no acabarse, se puede anotar como elemento presente en cada una de sus peleas y un punto a tener en cuenta siempre.

Fotografía: Chris Unger

Tras cinco rounds en los que Usman dominó la pelea y se llevó el cinturón por decisión unánime, Usman descansó y pasó por quirófano para enfrentar a una suerte de némesis de lo que Usman representa: Colby Covington. Este peleador, que se ha granjeado toda una cohorte de “haters” y que enerva a aficionados y a Dana White por igual por querer ser una mezcla entre McGregor y Donald Trump, era campeón interino y diversos avatares le habían impedido enfrentarse a Woodley.

Usman, que sabía de la actitud y fanfarronería del estadounidense, no dudó en aceptar el tiro contra Covington, que se resolvió como ya todos conocemos y en los que una vez más se vieron las grandes facultades de pelea del nigeriano. Durante los rounds que duró esta pelea, soltó unas manos durísimas en el centro del octágono con un gran porcentaje de acierto al rostro de su oponente. No obstante, y hay que decirlo todo, entraron casi tantas manos como las que soltó y esto es algo que Usman debe comenzar a corregir. A pesar de este inconveniente, la dureza de sus golpes y los cortes abiertos en el rostro del campeón interino Covington hicieron que al árbitro no le quedara más remedio que parar la pelea. Usman era ya de manera oficial campeón de manera indiscutida y, de manera simbólica, un chico inmigrante nigeriano que había sido capaz de despedazar a un peleador con ideas supremacistas blancas. Algo que para Usman tal vez vale como otro título.

Mientras que llega la primera defensa de título, Kamaru Usman retiene el cetro de los Wélter, pudiendo seguir viviendo el sueño americano de un niño que salió de Nigeria huyendo de la pobreza y que llegó a ser uno de los mejores peleadores de la actualidad.