El diálogo íntimo entre la directora artística Louise Trotter y René Lacoste sigue dando frutos. En su tercer acto, volvió a demostrar desde París que la colección para Otoño/Invierno 2020 posee la energía inagotable del fundador de la marca dentro y fuera de las canchas. Se celebra una armonía de contrastes poco vista con anterioridad en Lacoste, haciendo un brillante uso de la tecnología moderna aplicada al aplomo indumentario de hace un siglo. De esta forma se crea de la nada un nuevo sentido deportivo: los clásicos del futuro se heredan del ímpetu atemporal de la firma.

La colección irradia una facilidad perfecta y atlética, siendo concebida tanto para la elegancia como para el rendimiento. El verde y azul marino propios de Lacoste se mezclan con ocres y arcilla de la tierra batida, menta verde, azul cielo, rosa caramelo, naranja y limón, en una paleta viva que tiene inspiración directa en los torneos de fin de semana, partidos con amigos y uniformes fuera de las canchas de los deportistas de élite.

Una selección que entiende la comodidad como el actual lujo. Los blazers y pantalones deportivos en jersey técnico y las prendas de punto peinado juegan con patrones clásicos y se mezclan con estampados Príncipe de Gales, pata de gallo y cuadros Vichy. Además de revisar prendas exteriores como el trench, la gabardina, el abrigo y la chaqueta con capucha, se realiza un divertido juego con el cocodrilo escondiéndolo en el forro de chaquetas, apareciendo en estampados en colores pastel y mimetizándose en blusas y polos.

Mención aparte tienen las zapatillas T-Clip, directamente llegadas de la década de los 80 y presentadas ahora en tonos pastel contrastadas y solapas de zapatos perforados de golf, y el polo L1212, reinventado por Louise Trotter en un algodón merecerizado de punto doble, con un efecto pulido y un acabado brillante. Esta icónica prenda fue protagonista absoluta de la campaña de pegada de carteles en el Club de Tenis de París.