No son pocas las ocasiones en las que medimos la calidad musical por la madurez, por esa experiencia que generalmente es la que se encarga en esto de la música de aportar un grado. Sin embargo no es menos cierto que en los últimos tiempos está siendo la ebullición, la efervescencia de la juventud la que está despertando el interés del público en artistas que no rozan en muchos casos ni la mayoría de edad y cuentan ya con una soltura más que destacable. A esa young blood pertenece Lucho SSJ, un argentino que a sus 18 años recién cumplidos afirma sentirse «un grande aunque sea un little». Razones para ello no le faltan.

Fotografía: Cecilia Salas

Con 14 años triunfó en el mundo de las batallas; es hasta la fecha el artista más joven en actuar en el Lollapalooza; tiene desde sus inicios el apoyo de la cima del trap argentino, a la que acompañó por ejemplo en el célebre ‘Tumbando el club’ de Neo Pistea; ha sido invitado por Bizarrap para cortar el filete en una exitosa session que acumula hasta la fecha más de 14 millones de views; hace apenas un mes hacía realidad el sueño de publicar ‘Nivel’, un primer disco en el que ha trabajado con el ambicioso deseo de que explote mundialmente, y recientemente ha estrenado, junto a Khea, C.R.O. y Duki, el remix de ‘Jimmy Fallon’, uno de los catorce temas que componen su disco. Vistos los datos no es difícil entender, pese a que a muchos les extrañe, que a su corta edad Lucho afirme ya haberse coronado. No es solo cosa suya, son muchos los que corroboran que el de Buenos Aires es «uno de los menores más mayores dentro de la puta liga». 

 

De sus inicios en batallas a la humildad del chico de barrio  

Pese a que hace tiempo que se desvinculó de ellas Lucho comenzó su andadura musical en el mundo de las batallas, una disciplina que dejó atrás en el momento en el que tuvo claro que su sino era intentar labrar una carrera musical y decidió meterse al estudio. A pesar de ello el artista echa de menos muchas cosas del freestyle, entre ellas «las plazas, a mis amigos que nos juntábamos a rapear sin ninguna pretensión, solo lo hacíamos porque nos gustaba. Quizás eso es lo que más extrañe».



Salió del barrio y, tal y como afirma el propio Lucho, a él se debe. No resulta raro escucharle en muchas ocasiones hablar de humildad, una palabra que cobra para él gran sentido cuando la aplica al mundo de la música, un ámbito en el que cree que si últimamente brilla por algo es precisamente por su ausencia. «Vengo de una familia humilde y siento que a veces no hay que pelearse por el puesto, ni por ser el mejor o el número uno indiscutible. A veces se está queriendo tener un ranking de todo, de tal session, de quien estuvo mejor en el feat o a quién escuchan más… Yo creo que solo importa hacer música y que la gente la disfrute». 

“Vengo de una familia humilde y siento que a veces no hay que pelearse por el puesto, ni por ser el mejor o el número uno indiscutible. A veces se está queriendo hacer un ranking de todo” 

A pesar de la humildad que predica, ‘Nivel’ es puro trap, una oda a la competición, una reverencia al lujo. Estamos ante un disco debut más que digno para un chaval de 18 años. Un trabajo que empieza contundente, con una dedicatoria a aquellos que han confiado siempre en él, a aquellos haters conversos que ahora son fans de los más fieles. Una bajada a los infiernos para darle fuego al mismo diablo en la que se ha acompañado de los mayores exponentes del trap argentino. Neo Pistea, Khea, C.R.O. o Duki, quien le regaló al joven su primer ordenador para grabar sus canciones, han sido algunos de sus mayores apoyos en esta puesta de largo. «Los conozco desde chico y me quieren por mí, por como soy con ellos. Antes que nada somos amigos, después somos artistas. De esta gente aprendí un montón de cosas tanto musicales como de la vida. Siempre escucho lo que tienen para decirme y me pone muy feliz cuando les va muy bien porque se lo merecen». Algo que se palpa en la cantidad de consejos que no dudan en lanzarle incluso de manera pública a través de redes sociales y de los que Lucho anda siempre pendiente. Sabe perfectamente que una recomendación sobre con quién trabajar o no puede ser la diferencia entre el éxito o el abismo. De ahí su fiel confianza en la experiencia de éstos.  

Sin el sentido de comunidad que les caracteriza la escena argentina no sería lo que es hoy en día. Buena prueba de ello es la manera de fusionarse que tienen estos artistas en sus temas. Canciones como ‘Perdóname si llego tarde’, ‘El Diablo’ o ‘Nivel’ dejan constancia de que la unión es casi imperial, y que a sus 18 años Lucho pueda respaldar y acoplarse de manera más que destacable a estos artistas un indicio claro del futuro que le espera si sigue en la lucha.

 

Un artista de inspiración rápida acostumbrado a hablar sucio 

Hace años era casi sacrilegio que un artista reconociera haber hecho una de sus canciones en un rato. La concepción de la música se basaba en cierto modo en el tiempo. Se dedicaba tiempo a componer y las canciones acompañaban durante largo tiempo a los oyentes, un virtuosismo que ha evolucionado mucho en los últimos años. Lejos de pasar largas horas componiendo, Lucho afirma abiertamente que muchos de sus temas los ha hecho en un rato en el propio estudio de grabación. «Hay canciones con las que tardo más y otras con las que tardo menos, depende de muchas cosas eso. A veces escuchas un tema y no te gusta o no te cierra y volvés al estudio y lo haces de cero o cambias lo que te hacía ruido».  



Lejos de la visión que tienen muchos de la música como medio transmisor de mensaje, Lucho no duda en lanzar en sus temas consignas tan contundentes y políticamente incorrectas como «Solo hablo sucio, no esperes mensaje». «Eso salió por el tema ‘Querían trap’, es una manera de decir que la gente cuando escucha música a veces solo quiere vacilar». Una forma de dar a entender que en ocasiones el tema del mensaje en la música está sobrevalorado, sobre todo de cara a aquellos que acusan hasta la saciedad al trap de ser un género vacío, sin contenido ni valores. Como si toda la música tuviera que estar impregnada de éstos.  

Entre las realidades de ensueño que le han tocado vivir, uno de los mayores retos que tiene Lucho por delante es llegar lejos, lejos de verdad, como aquellos acostumbrados a soñar alto. «Tocar en muchos países y que cada vez más gente conozca mi música».  

Más allá del apoyo de tantos referentes, y de que le haya tocado el diablo con la mano la cabeza, ahora es el propio Lucho el que debe hacerse cargo de su propia empresa y demostrar, como diría en su famoso tema con Pablo Chill-E, que verdaderamente ha nacido pa’ brillar. Tiene la vida por delante para convencernos de ello. Todo el tiempo del mundo para tirar para arriba aunque la escena siga pidiendo que le baje.