Uno de esos directos que esperas desde hace mucho tiempo. Había muchas cartas que poner sobre la mesa, y los jugadores no se iban a achantar esa noche, todo lo contrario, el público asistente sabía a lo que iba. En casa quedó la mentalidad cerrada y el rap clásico sobre bombos y cajas. Negarlo sería no apreciar el nuevo contexto en el que nos movemos, hay una nueva ola de artistas que, como bien dice Mala Rodríguez en su top, ‘dejan ojos y corazón abiertos para sentir el arte sin prejuicios’.

Aquellos que hayan visto a Los Zafiros en directo, saben que son puro nervio en el escenario. No paran un segundo. Su música desprende esa energía que rápidamente se contagia al público, logrando una conexión instantánea. Durante toda su actuación, estuvieron acompañados por varios artistas que colaboraron en algunos tracks como, por ejemplo, Kevin $wing, artista con el que están trabajando actualmente en una mixtape, ‘Gypsy Lovers’, de la que ya hemos podido oír algunos adelantos, como ‘Malianteo’.

Se puede decir que llevan poco tiempo en la escena como grupo, pero algunos de sus temas ya son clásicos en sus directos, como por ejemplo, ‘Trap It’ o ‘U. K. M.’ y su ‘todo esto es pierde y gana’. Si su objetivo era calentar la sala, la dejaron completamente en llamas al bajarse de la tarima. Puro trap, reggaeton y perreo.

A la dupla formada por Big J y Vicious le siguió el plato fuerte de la velada, no sin antes escuchar temas como ‘Me sabe a humo’, de Los Chunguitos y el ‘Y para qué’ de Niña Pastori, aplaudidos y coreados por el asistente. Sin duda, como decíamos antes, todos sabíamos dónde estábamos y lo que veníamos a ver. Nada más acabar el segundo tema, Maka entraba al escenario de forma calmada, poniéndose a un lado del escenario con el micro anclado en su pie. Tras entablar contacto con el público y apreciar lo que tenía delante de sus ojos, comenzaba a compartir su arte iniciando el momento que todos esperaban.

Dellafuente apareció entre vítores y aplausos, gestos de cariño que solo pueden anticipar una buena noche. Desde el primer tema hasta el último no hubo pausa. Fue una constante ráfaga de tracks disfrutados por el presente de una forma muy intensa. No se escuchó silencio en ningún momento ya que, entre tema y tema, no cesaban los gritos de apoyo al chino. Quizás este ritmo acelerado hizo que a Maka le jugara una mala pasada el calor y pasara unos minutos algo mareado. Después de estar algunos temas algo menos activo luchando contra esta situación, pareció sobreponerse a ella y volvió a darlo todo en los últimos cortes de la noche.

Me detengo aquí para dedicarle unas líneas al que disfrutamos siempre, o casi siempre, en un segundo plano por detrás de Dellafuente. Ayer rebosaba talento en el escenario, y Maka era uno de los grandes culpables. Si me llegan a decir hace un tiempo que iba a cantar flamenco en un show hasta casi quedarme afónico, lo hubiera negado en rotundo, pero así fue. Es difícil no hacerlo si tienes delante a alguien como él. Se consiguió meter al público en el bolsillo de forma automática, y es que no había trampa ni cartón. El autotune que adornaba la voz de Los Zafiros y Dellafuente no hizo falta para alguien con su duende.

Podría mencionar todos los temas que Dellafuente interpretó, pero probablemente no acabaría. Fue más de una hora lo que estuvo sobre la tarima, en la que pudimos repasar la gran mayoría de sus éxitos. Incluso aquellos que quizás se le había pasado incluir en el tracklist de esa noche, pero que eran pedidos por el público con gran efusividad, como el ‘Enamorao de una emo’, que Della incluyó para deleite de los que querían escuchar este peculiar track.

Natural y transparente

Se podía ver en su rostro, estaba algo saturado por todo lo que veía. En su primera salida para compartir su música fuera de Granada no esperaba un recibimiento como el que le dio Madrid. Todos y cada uno de los presentes podríamos haber estado varias horas más escuchándole sin ningún tipo de queja. Se le olvidó la letra en un par de ocasiones, sí, pero es que a Dellafuente se le perdona todo.

Con toda la sala entregada, alguien de su entorno le informaba que solo había tiempo para uno más. ‘Nos echan’, decía el chino. Tras el supuesto fin de fiesta, con ‘Lévame’ y ‘Mae West’, el público, como era obvio, pidió más. Aunque ya se había oído esa noche, ‘Consentía’ sonó de nuevo para cerrar su primera vez en la capital.

Madrid bebió de la fuente, pero paró de hacerlo justo antes de saciarse por completo. Dosificó cada gota para recordarla durante el tiempo en el que la verán desde la distancia. La capital estará en sequía hasta su vuelta.