Seguro que la gran mayoría de la gente llegó a la música de Ocer y Rade como yo, a través de esas recomendaciones que nos hace Youtube cuando acabamos de ver un video. Algunas veces son molestas, pero en otras, como fue este caso, al darles una oportunidad te llevas una grata sorpresa. Escuché ese “pues tronco nos tapamos, lo cogemos y nos vamos”, y no tuve más remedio que darle al replay para comprobar que no me había dejado llevar por la primera impresión, que lo que acababa de escuchar era tan bueno como me había parecido. Más tarde, un número incontable de replays sucedieron a este. Buceé por Internet en busca de alguna referencia de ellos, y tras poco tiempo llegué hasta “Aliviándome”. Después de eso no tuve que convencerme más, Ocer y Rade tenían un hueco en mi reproductor.

Unión y complicidad. Puedo llegar a imaginarme la forma que tienen de escribir las canciones: los dos en un cuarto con la base alta y la puerta cerrada. Pensamientos que salen disparados en forma de barras que intentan acoplarse al ritmo, para posteriormente ser plasmados en un móvil o bloc de notas. Uno tiene una frase que parece cuadrar y el otro tiene la réplica al instante. En ocasiones da la sensación de que se trata de una conversación entre ambos, lo que se dice parece salir de forma natural, y esto le añade credibilidad, algo necesario para llegar al otro lado de los cascos y transmitir lo que se pretende. Y esto no es algo en lo que Ocer y Rade aprueben, es que sacan matrícula.

Al escucharlos me da la sensación de que nunca se juntan y dicen: vamos a hacer una canción en la que tratemos este tema o este otro. Todo lo contrario, se unen para hacer música sin ninguna pretensión temática. Quieren sacar todo lo que tienen dentro, por eso escriben sus últimas y más cercanas experiencias.  Ya sea de lo que sienten cuando se van de casa y comienzan una etapa viviendo independizados, con todos los miedos y preocupaciones que esto conlleva, como ocurre con “Chao”, o de lo que sienten cuando se enfrentan a relaciones sentimentales que no acaban bien, de lo fácil que parecen a simple vista los sentimientos y lo difícil que son en realidad de controlar y dirigir para que la otra persona implicada no resulte dañada, como en el caso de “Distinto« o “Tú”, en la que la dulce voz de Seda acompaña a Ocer y Rade.

“Aliviándome” es un reflejo de su vida, explican lo que viven y lo cuentan de forma pura y fluida, ya sea bueno o malo, alegre o triste, violento o dulce. Buscan desahogarse y soltar la rabia. Para evitar que “esta movida nos reviente la cabeza”, como decían SHN en “Vital”.

Soy lo que fui desde peque, estas lágrimas no se secan, aliviarse es caerse para levantarse. Solo tu decides hasta donde llegas

Sencillez, despreocupación y calma, como ellos mismos dicen en uno de sus temas. De un tiempo para aquí hemos presenciado una subida muy fuerte y a pasos agigantados van haciéndose notar. Pero eso ya lo sabemos, sus temas han pasado de escucharlos sus amigos y la gente más cercana a ellos en  Torrejón a tener cerca del millón de visitas en Youtube si sumamos solo los tres inéditos lanzados posteriormente a su primera referencia.

Vieja escuela, nueva escuela, del 95, de los 80, son solo etiquetas que les ponemos a las cosas para clasificarlas, pero no todo debe tener una. Valora y escucha  lo que te llega sin enmarcarlo en nada. Ocer y Rade son un ejemplo de que cuando hay verdadero talento, el éxito llega. Algunos dirán que es suerte, yo en cambio prefiero definirlo como esfuerzo. Porque al final solo quedarán los que valen. Porque “Rodri y Javi se van a comer el mundo”.