Segunda zancada importante en su carrera.
Es 2014. La fiebre del trap está alcanzando España. Otra vez, el artista se distancia de la corriente musical pujante, de la falsa humildad aparejada al rap español y de la estética dominante en aquel momento -que era, básicamente, cuanto peor vistieras y más desaliñado, mejor-.
Aparece en una potente escenografía con un cocodrilo, arreglado y vistiendo marcas de lujo. Porque como todo el mundo sabe, ningún rapero puede vestir marcas de alta costura y hablar de dinero *guiño, guiño*.
En la canción, con una densidad y misticismo lírico notorios, pasea su ego, se da a valer y se dirige a los detractores que le han crucificado por salirse del tiesto del rap estricto.