Entré en ella para que me protegieran. No hace falta que me convierta en el mayor de los gángsters.
Solo me interesa el dinero.

En el año 2006, con tan solo un año de diferencia respecto a la primera parte, el director chino Johnnie To dirige ‘Election 2′. Es obligatorio recordar que Quentin Tarantino denominó a Election como ‘El Padrino oriental’, aunque quizás ese día no se encontraba del todo inspirado.

La acción nos sitúa dos años después de la original, Lok está a punto de finalizar su mandato y se hace necesario buscar un nuevo Delegado que lidere la Wo Shing Society, la Triada más antigua y temida de Hong Kong. Lo que en un principio parece que va a ser una lucha entre Jimmy, afamado hombre de negocios y con un poder adquisitivo bastante elevado, y Kun, leal a la Triada tras pasar un tiempo entre rejas asumiendo un crimen para evitar daños mayores en la organización; finalmente acaba siendo una lucha entre Jimmy y el propio Lok, que cegado por la ambición decide volver a presentarse pese a que esto vaya en contra de la tradición.

Johnnie To realiza en ‘Election 2’ una dura crítica social del gobierno chino, lo que le obligó a censurar algunas escenas. Aún así, se puede observar claramente el papel que juegan las autoridades en este tipo de casos, poniéndose de manifiesto su total implicación y manipulación ejercida dentro de las organizaciones criminales. En la original, las autoridades tenían un papel pasivo ya que no se atrevían a intervenir en el conflicto por miedo a una guerra. En la continuación se transforman, y su papel pasa a ser activo, llega a tal punto la influencia que tienen sobre el transcurso de la acción que si no fuera por ellos no habría lucha por el liderazgo en la Triada.

Cuando nos encontramos ante una historia que se ha decidido dividir en varias partes para ser contada, es habitual establecer comparaciones entre esas partes, y esta no es una excepción. En 2005 Johnnie To nos presentaba una historia en la que predominaba el enfrentamiento entre dos personas muy diferentes, cada una con una personalidad y manera de actuar propia y característica. En esta nueva entrega, aunque repitiendo el mismo hilo conductor, que no es otro que la lucha por el poder, se ha decidido dedicar un espacio mayor a la construcción de personajes, tanto Jimmy como Lok tienen una evolución que dejan constatada con cada acción, por mínima que esta sea. Pero el director chino va un paso más allá, humaniza a los personajes, les dota de pasiones y sentimientos, como el miedo a perder el poder o la locura que puede producir el intentar mantenerlo a cualquier precio. En esta última parte se produce una paradoja que merece ser mencionada, como hemos visto, tiene lugar un proceso de humanización, se puede decir que los ‘observamos por dentro’, sabemos lo que sienten, pero a la vez, esto trae consigo un comportamiento inhumano, ya que son responsables de llevar a cabo acciones terribles y despiadadas.  El cambio que en la primera parte vimos en Lok, manifestado en su punto álgido en el desenlace de la película, donde observamos su lado más violento y visceral, en esta lo veremos en Jimmy, y no solo en la parte final, si no a lo largo de toda ella.

Tradición y modernidad se vuelven a ver las caras, aunque las personas que defienden cada postura ya no son las mismas, si en la primera entrega Lok era un ejemplo claro de tradición, desde su modo de pensar hasta el de vestir, ahora decide oponerse y cambiar las reglas milenarias que han sostenido la Triada a lo largo de toda su historia. Todas sus creencias y principios se han evaporado y solo piensa en retener el Cetro del Dragón cueste lo que cueste.

Codicia, ambición, ansia y afán de poder son algunas de los adjetivos que definen esta película. ¿Qué seríamos capaces de hacer para conseguir algo? ¿Dónde estaría nuestro límite en el camino por conseguirlo?

Nota 8/10