¡Estamos aquí! Ya estamos con todo el tinglado montado para llevarlo y hacernos ricos.

¡Viva el rap!

Dirigida por el creador de la conocida webserie “Malviviendo”, se trata de un proyecto de #littlesecretfilm por Calle 13. No es una película normal y corriente en cuanto a modo de realización, ya que posee un estilo de filmación muy propio,  proponiendo que las películas deben rodarse en un solo día, en este caso fue rodada en tan solo 13 horas, y con un equipo técnico realmente reducido, en los créditos contamos menos de 15 personas. Pero lo que más llama la atención de un proyecto de este tipo es la total improvisación del guión.

En ocasiones, viendo una película, tenemos la sensación de que el personaje que habla en ese momento no diría lo que está diciendo, o al menos no utilizaría esas palabras para decirlo, en “Obra 67” no sucede esto, el film esta repleto de diálogos naturales y frescos, hay momentos en los que ni por asomo pensamos que no se han tenido que aprender  nada y están dando rienda suelta a su imaginación. Los actores y la dirección de los mismos hacen un trabajo increíble, consiguen no sacarnos en ningún momento del contexto en el que se desarrolla la acción.

La película trata la historia del “Candela”, su hijo “el Chispas” y su mejor amigo Cristo. Tras pasar 20 años en prisión por una amplia historia delictiva robando chalets, el “Candela” sale de la cárcel e intenta adaptarse a la vida real, aunque no le es nada sencillo. Nada más poner un pie fuera del centro penitenciario, un director de cine le propone hacerle un seguimiento para realizar una película sobre su vida. Él acepta y en una de estas conversaciones, “el Chispas” y Cristo escuchan algo que les puede ayudar a conseguir dinero para cumplir su sueño de sacar un disco de música rap tomando al «Candela» como referencia.

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De “Obra 67” destacaría un par de particularidades que la hacen destacar por encima de otras. La primera es la fuerza y el impacto de los puntos de giro, aquellos momentos en los que los protagonistas se enfrentan a un problema mayor. Es de tal magnitud ese punto de giro que consigue que, partiendo del género de la comedia, consigamos dejarlo atrás completamente e introducirnos en el de terror. La resolución final del conflicto nos pone en circunstancias similares, cuando aún estamos digiriendo el final que se nos ha planteado en un primer momento, el último plano nos ofrece otro totalmente diferente. Es más, es de mayor énfasis este momento porque sitúa al espectador en una posición en la que tiene mayor conocimiento que los personajes. Es decir, ellos creen una cosa que no tiene que ver con la que en realidad les espera.

 

La segunda cuestión a destacar son las reminiscencias que observamos de otras películas, directores o series de televisión. Encontramos cierta semejanza con “Funny games”, del director y guionista austríaco Michael Haneke, por ese sadismo esquizofrénico y ese gusto por la violencia y el sufrimiento, los plano-secuencia  y los diálogos, salvando las distancias, recuerdan a Tarantino, y por último, tiene pinceladas de la serie estadounidense “Dexter”, también aplicados a esa violencia y goce ante el instante final de la vida de una persona.

Lo enriquecedor de la ópera prima de David Sainz no queda ahí, la película plantea varias incógnitas que pueden hacer que muchas personas se sientan identificadas, ¿se puede salir del barrio?, ¿cuánto te arriesgarías para poder alcanzar tu sueño? Estas dos preguntas afectan a los dos protagonistas, pero el “Candela” hace frente a otra tan o más importante que las anteriores, ¿es realmente el lugar en el que estás ahora tu ”sitio en el mundo”?.

Ejemplo de que los bajos presupuestos no están reñidos con las buenas idas y el ingenio.

Nota: 8/10