Durante el mundial de Italia’90, Gary Lineker, jugador inglés, pronunció una frase que quedó grabada a fuego en el corazón del culto de los aficionados al balompié: “El fútbol es un deporte que inventaron los ingleses, juegan 11 contra 11 y al final siempre gana Alemania”. Pero esto no es fútbol  y en este caso, haciendo el símil deportivo al hablar sobre dos series de televisión actuales que compiten uno contra uno, creo que la historia cambia, y que da igual lo bien que lo haga la ficción alemana, porque al final, en el mundo del entretenimiento audiovisual por capítulos en la pequeña pantalla, juegue quien juegue, siempre ganan los americanos.

Después de casi un mes desde el estreno de su 2ª y 3ª temporadas respectivamente, casi simultáneas, nos centramos en las dos series de ciencia ficción juvenil con más tirón dentro del catálogo de Netflix en la actualidad. Una es, Stranger Things, a la que podríamos considerar la reina triunfadora del imperio pop, fiel adoradora del Spielberg más mainstream-ochentero y la otra es Dark, que la podemos ver como rookie del año y alumna aventajada del David Lynch más europeo con tintes emo-góticos y con un gran futuro por delante después de una excelente continuación de su prometedora first season.

Hablaremos de ambas por separado y las compararemos con la intención de analizarlas, no de afirmar que una es mejor que otra, ni ponernos la camiseta de ningún color. Objetiva y personalmente me gustan ambas mucho, pero considero que cada una tiene su momento para ser vista y que dependiendo del estado mental y del ansia filosófico-intelectual que se tenga, cada una colma las expectativas de manera diferente, y por supuesto una es más fácil de ver que la otra. Digamos que, es mucho más cómodo beber New Coke que ponerse a estudiar las tesis nihilistas de Friedrich Nietzsche, aunque para gustos, colores.

‘DARK’ : LA CUESTIÓN NO ES CÓMO NI DÓNDE, SINO CUÁNDO

Dark nació un 1 de diciembre de 2017 siendo la primera serie original en idioma alemán del catálogo de Netflix. Y surgía del vacío que dejaba el fin de la segunda temporada de Stranger Things, que después de una colosal season one y una oscura y madurada continuación, nos había llevado a cotas de adicción seriéfila irreversibles. La gente, yo incluido, ansiosos de más aventuras juveniles de ciencia ficción, vimos en Dark y en su sugerente portada, una salvación a nuestro síndrome de abstinencia y corrimos a chutarnos las primera dosis del cuento, con todos los ingredientes de la mierda nostálgico-icónica-popera que tanto nos gusta en su mezcla: adolescentes guapetones en bicicleta, un tranquilo pueblo, alguien con un chubasquero amarillo, un encapuchado verde, un lúgubre bosque, secuestros, desapariciones y un misterio sobrenatural. Y de producción alemana. Yo, ya.

Y aunque juegan en diferentes universos filosóficos, las dos series compiten en la misma liga del entretenimiento sci-fi, por ello es inevitable la comparación aunque solo sea para darnos cuenta de que realmente Dark no es tan parecida a Stranger Things ni en su fondo ni en su forma. ¿Existen elementos similares? Sí,  joder, claro, todos los personajes en ambas series respiran, andan y hablan por los parajes siniestros de un pequeño y tranquilo pueblo donde nunca pasa nada… pero no son detalles tan determinantes a mi parecer como para asegurar rotundamente que la serie que tratamos hoy sea la versión teutona del producto yankee. En definitiva, no nos cuentan la misma mierda ni nos lo muestran del mismo modo. Y quizá se observa más nítido cuando recopilamos los puntos que no tienen en común, los temas de las subtramas, su profundidad o la crudeza de sus historias y de sus imágenes. Por qué para bien o para mal, una serie es alemana y la otra, simplemente…no, y definitivamente eso le da otro tono, otro ritmo, otro color y sobre todo, otra urgencia. Pero eso lo repasaremos más adelante.

Puede que durante los siguientes párrafos, tenga que utilizar detalles de ambas temporadas que pudieran considerarse susceptibles de ser avisados como spoiler, así que avisad@s quedáis, aunque intentaré ser discreto y delicado. La chispa que permite la divergencia de temática entre la serie europea y la americana, ese recurso narrativo utilizado en series de televisión del pasado, del presente y del futuro… los viajes en el tiempo. Ah! Y una central nuclear imponente e infranqueable, que veremos desde todos, todos, todos los ángulos de cámara existentes, como a un personaje más dentro de la trama germana.

Y será este detalle, la tridimensionalidad del desarrollo de la acción de su guion en el espacio-tiempo, lo que hará que la serie salida del cerebro y dirigida por Baran bo Odar y Jantje Friese, sea un continuo trip hacia adelante y hacia atrás, cada vez más enrevesado, y a cada paso y descubrimiento más jugoso para un espectador que, una vez que entra en la maldita cueva del bosque del poblacho de Windem, ya no puede salir, hundido en las arenas movedizas de los secretos y el entramado de tela de araña que se va creando con los vínculos personales de los protagonistas, en la comunidad de vecinos más jodidamente mentirosa del sur del estado germano. Resaltar por cierto un excepcional casting generacional de parecidos físicos que aborda todas las edades ayudado por una cuidada dirección de arte, que ubica de manera top desde los años 20, pasando por los 80 claro, y llegando a la época actual. Bienvenidos a Dark, el time loop más sugerente y encriptado del actual universo televisivo de Netflix.

‘STRANGER THINGS’ : TERROR EN EL HIPERMERCADO

¿Qué podemos decir de Stranger Things que no se haya dicho? Ya escribimos sobre su segunda temporada y poco que añadir a la serie que mejor toca la fibra del sentimiento y del entretenimiento más puro y nostálgico dentro del universo retro. Poco se puede luchar contra algo que se ha convertido en un fenómeno de masas, que ha traspasado las fronteras del idioma, la cultura y se ha colado en los televisores de todo el mundo creando a su vez un monstruo gigantesco de merchandising que actúa con la misma violencia viral que el “demogorgon” o el “azotamentes” usan contra los inocentes, y otros no tanto, habitantes del pueblito de Hawkins. Los hermanos Duffer, vuelven a rescatar la diversión de disfrutar de un buen blockbuster en VHS desde el sofá, pero ahora sin tener que ir a devolver la cinta a los tres días después de verla.

Podemos analizar por encima la tercera temporada, para destacar que en esta última entrega, hemos salido de la oscuridad en la que se había sumido la historia en su segunda parte, para abrazar las luces y los colores vivos a modo de banana split visual en el nuevo centro comercial, combinados eso sí, con el lado más “splatstick” que se ha visto hasta el momento, con secuencias que rozan el gore plasticoso de serie b, influenciado desde, por los casi pioneros directores splatter del género como, George A. Romero (Night of the Living Dead, 1968 y Dawn of the Dead, 1978) y Sam Reimi con su trilogía de Evil Dead (1981, 1987, 1992), hasta títulos de David Cronenberg como Videodrome (1983) , La mosca (1986)  y  El almuerzo desnudo (1991) en su trato a los insectos. Así como sus exquisitas secuencias con ratas, un animal que toma protagonismo en la trama y que nos hace recordar la cinta, Willard (Daniel Mann,1971) abstenerse gente con fobia a los roedores y gente con fobia a los roedores que mutan en carne picada viscosa chunga. Pero no voy a entrar a recopilar todas las referencias cinéfilas, ni homenajes o guiños que la serie hace a la cultura pop del séptimo arte y de la tv, porque eso me daría para varios artículos a lo largo de varios años.

Apuntamos por ejemplo la influencia de, 2001:Una odisea del espacio (Stanley Kubrick, 1968), con planos que recuerdan, por no decir que igualan en composición a los de la epopeya futurista. Hablando de visitantes de otras épocas, está Terminator (James Cameron, 1984) otra de las cintas que reciben culto, solo que aquí el antagonista es un fake de Arnold Schwarzenegger con acento ruso. Y regresando al futuro, es obvio el detalle a Back to the Future (Robert Zemeckis, 1985) estrenada en el mismo año en el que se desarrolla la acción en Hawkins y que nuestros protagonistas disfrutan en el cine. Así como la referencia a Michael J. Fox, al que Steve llama erróneamente en un momento de la trama, Alex. P. Keaton, que no deja de ser un easter egg conectado al nombre en la ficción del protagonista de la serie de NBC, Enredos de familia (1982-1989) protagonizada por el propio Michael. Homenajes que me pinchan el corazón, como la utilización del insulto “Lardass recogido de mi peli favorita de la infancia, Cuenta conmigo (Rob Reiner, 1986) o frases fusiladas de clásicos como Los fisgones (Phil Alden Robinson, 1992) o Jungla de cristal (John McTiernan, 1988).

Mencionada con obsesión durante el metraje se encuentra, Phoebe Cates, la actriz que fuera icono femenino por aquella época, al estrenar Aquel excitante curso (Amy Heckerling, 1982) y de la que también tenemos escenas de piscina con musiquita de fondo y bañador rojo similares entre serie y peli. Por su parte como icono masculino juvenil de póster central de revista, tenemos al actor Ralph dar cera, pulir ceraMacchio, que recién iniciaba y de paso terminaba su carrera profesional en el cine con la trilogía de, The Karate Kid (John G. Avildsen, 1984). No nos olvidamos del personaje y subtrama de Billy, que abraza en esta entrega a la perfección, la estética oscura de Jóvenes Ocultos (Joel Schumacher, 1987) con un trasfondo a La invasión de los ladrones de cuerpos (Don Siegel, 1956) creando una atmósfera muy sugerente.

Tampoco es coincidencia, el parecido en el ambientillo alegre y festivalero que presenta Hawkins con sus casetas y atracciones de feria, previos a la celebración del 4 de julio y a una masacre total, que los aldeanos desconocen pero los protas y el público saben, como sucedía exactamente en Tiburón (Steven Spielberg, 1975). Y podríamos seguir con títulos de cine y TV tan dispares a los que homenajean de una manera más directa o de un modo sutil, como: Acorralado (Rambo) (1982), X-Men (2000), El pájaro loco (1941), My Little Pony (1986), The Simpsons (1989), El equipo A (1983), y muchos más. Para aplaudir, las menciones a clásicos como El apartamento (Billy Wilder, 1960), La fortaleza escondida (Akira Kurosawa, 1958) o Los niños del paraíso (Marcel Carné, 1945) y por supuesto de pasada y colgado en la pared de la skater Max, el póster de uno de los mejores documentales de surf de la historia del cine de culto de surf, The Endless Summer (Bruce Brown, 1966). Ah!…y hay un minúsculo detalle sobre, La historia interminable (Wolfang Petersen, 1984).

EL COMBATE (parte 1): ‘EL ETERNO RETORNO’ VS ‘LA HISTORIA INTERMINABLE’

Llegados a este punto, todo vale. Y la pelea entre series nos obliga a comparar sin piedad cosas buenas y no tan buenas de ambas, que no deshacen el hecho de que Dark y Stranger Things, sean maravillosas obras audiovisuales dignas de ver y de recomendar. Se podría pensar desde el inicio que las fuerzas no están equilibradas, que el enfrentamiento es parecido al de David contra Goliat, que la ficción americana, con un total de tres, cuenta con una temporada más con respecto a su oponente germana que solo tiene dos, y parece que eso decanta hacia un lado la balanza pero, ¿Hacia qué lado?. Desde luego no fue lo mismo vivir los 80 en Hawkins (Indiana) que en Windem (Renania) ni siquiera en el imaginario de sus creadores. No es lo mismo una central nuclear, que un edificio secreto del gobierno, aunque ambos simbolizan lo mismo y respiran de fondo el desastre de Chernobyl, mientras en ambos edificios es casi imposible para los protagonistas acceder a su interior. Y si, efectivamente amiguit@s, las luces tiemblan en una y en otra historia cuando los acontecimientos gordos suceden. Pero no es lo único que tienen en común, aunque tampoco tengan en común demasiado.

En ambas hay que destacar su reparto y remarcar que los castings están hechos con un acierto absoluto, aunque creo que en este caso la peñita de Eleven (Once, en la versión doblada) son gente más empática, que nos caen mucho mejor que los capullos e intensos colegas de Jonas el perfecto “angsty” y atormentado protagonista de Dark, con un papel sobresaliente por cierto, del actor alemán Louis Hofmann al que ya vimos destacar en la peli danesa, Land of Mine (Bajo la arena) en 2015. Pero claro, en Stranger things sale Wynona pensaba pagarloRider y eso es mucho nivel de calidad nostálgica para superar. Vale que en el equipo alemán podemos reconocer a algún actor o actriz de otros papeles más relevantes a nivel global, como a Oliver Masucci por su interpretación de Hitler en la cinta, Ha vuelto (David Wnendt, 2015), o la actriz Antje Traue, que apareció en el grandilocuente trauma hecho peli de, El hombre de acero (Zack Snyder, 2013).

Pero da igual, todo se derrumba cuando en el otro bando se permiten introducir “cameos” con un papel secundario pero con implicación directa en la trama de un nivel épico, hablamos de meter a Sean Astin o lo que es lo mismo, Mikey de Los Goonies (Richard Donner, 1985) y Samsagaz en El señor de los anillos (Peter Jackson, 2001,2002,2003), regalándonos un 2×1 del culto cinéfilo dentro de la segunda temporada, para al final, zumbárselo del guion, devorado por un demodog o lo que fuera aquel bicho cabrón hambriento. Pero si no fuera suficiente con eso, se dan el lujo de incorporar en esta última entrega, como alcalde corrupto de Hawkins, a Westley de La princesa prometida (Rob Reiner, 1987), con un Cary Elwes que borda el papel. Y lo mismo pasa con el resto del reparto coral de la serie americana, mucho más llamativo y reforzado por nuevos personajes que han sobresalido como el de Robin, protagonizado por Maya Hawke, la hija de Umma Thurman y Ethan Hawke, que nos regala una de las mejores tramas con la heladería, Steve, Dustin, los rusos malos y por supuesto ella, y nada más que ella, la gran revelación, la pequeña Priah Ferguson, dando vida a la genial Erica Sinclair, la hermana de Lucas en la ficción, que se ha ganado nuestros corazones con su excepcional interpretación pese a tener tan solo doce años. Por estos y otros detalles que envuelven con efectividad el caramelo de la melancolía retro, daríamos la victoria del primer round a Stranger Things. Y sin necesidad de recurrir al VAR.

EL COMBATE (parte 2): ‘LA PARTÍCULA DE DIOS’  VS ‘LA CONSTANTE DE PLANCK’

Ahora bien, tenemos que analizarlas también por dentro, quitar el envoltorio de chocolatina dorada de ambas y diseccionarlas con un bisturí de intelectualidad que personalmente no poseo pero que la investigación, el estudio y Google, ayudan a que casi lo parezca. Es la alemana una trama más densa y filosófica, pero en el mundo del arte y ensayo, eso es una victoria, y más si se trata con la precisión quirúrgica con la que lo hacen aquí. Asesinos infanticidas que viajan en el tiempo entre décadas generacionales de ramificaciones de familias con lazos de sangre en común, sociedades secretas al estilo de las mejores masonerías europeas, infidelidades random y oscuros secretos entre todas y todos ellos, consiguiendo que sea necesario hacer un esquema o un mapa visual para entenderla, es en definitiva lo que tiene Dark, una serie que te obliga a pensar. Mientras, Stranger Things, es más parecido a una montaña rusa de sensaciones que te dan cosquillas en el estómago y te hacen reír tontorronamente sin exigirte demasiado al coco. Un mini punto, para la serie americana por cierto, en cuanto al tono de humor, ya que es bastante divertida, por contra de la alemana, en la que creo que, he sonreído levemente “media vez” en 18 capítulos, aunque es verdad que la serie, tampoco tiene la exigencia de hacernos gracia porque no es una comedia, además de tener el handicap en contra de que, como decía Mark Twain, el humor alemán no es algo para tomarse a broma. Pero quitando los chistes, la serie germana posee tanto suspense y tan bien dosificado que no necesitamos que recurran a los gags para mantener nuestra curiosidad.

Aunque en Hawkins hay un mundo paralelo con un monstruo amenazante, también cuentan con un arma como Eleven (Once), que cada vez utiliza más y mejor sus poderes, y eso es jugar con ventaja. En cambio en Winden, andan más expuestos y viven cercanos a la atmósfera tétrica de Twin Peaks (David Lynch, 1990) mientras juguetean con el ideario filosófico sobre la percepción del tiempo de Kant, el eterno retorno de Nietzsche o las teorías sobre el espacio-tiempo de Leibniz. Pero no acaban ahí, y ya que están, se permiten analizar la existencia del Bosón de Higgs, tirándose al barro con La partícula de Dios, los agujeros de gusano y la leyenda de Tannhäuser, el caballero que seducido por las hadas visita la caverna donde reside Venus, un reino subterráneo donde el tiempo transcurre a otra velocidad. Resumiendo, una fantasía y una fiesta para mentes inquietas y ansiosas de sabiduría mezclada con ciencia ficción y suspense. Además en Stranger Things, parece según los haters e investigadores más estrictos, que se equivocan con el número de La constante de Plank, porque mira tú, que no es tan constante y cambia con el tiempo, así que no corresponde numéricamente al de la actualidad, y esto después de todo el numerito musical que montan para conseguirlo hace que pierdan el mini punto ganado anteriormente. Así que, por unanimidad mía propia, la ganadora en este segundo apartado es la alemana Dark, al conseguir plasmar y explicar a los espectadores una trama tan compleja de manera tan efectiva y sin fisuras aparentes. Lo que nos lleva a un empate técnico.

Y es que el hecho de que ambas series hayan dejado sus últimos capítulos abiertos a una nueva temporada, hace que no se pueda sacar una conclusión final y cerrada sobre qué serie es la ganadora, al menos por el momento. Digamos que todo depende de cómo manejen sus tramas y de cómo cierren sus finales de aventura en los futuros capítulos, que imaginamos que podremos disfrutar dentro de un par de años. Porque los peques de Hawkins, ya se hacen mayores y están más entusiasmados haciendo petting que jugando al Rol y los teenagers de Windem, nos han abierto la puerta a posibles viajes, ya no entre épocas, sino entre universos. Así que habrá que esperar. Mientras, recordar que debéis ver ambas series y elegir por vuestra cuenta la campeona o disfrutar de la dos sin buscar ganadora. Nosotros agradecemos la naturalidad inclusiva de los alemanes al contar en la ficción con una joven sordomuda, que interpreta magistralmente la prometedora actriz Carlotta Von Falkenhayn. Al igual que aplaudimos el tratamiento que hacen ambas del empoderamiento femenino a través de sus personajes fuertes, determinados y determinantes en la trama.

Explicándolo gráficamente, para terminar y resumiendo, Stranger Things es ese blockbuster mainstream guapete, capitán del equipo, rico heredero y que encima saca buenas notas, que viste cool con sus Nike retro y que come palomitas con mantequilla y sandwich de crema de cacahuete, como no, mientras bebe New Coke. Por su parte Dark, es esa cinta escondida en la sección del indie europeo del último estante del último videoclub familiar abierto en el universo, es bella, de piel blanca y viste de negro, se pone al final de la clase sin hablar mucho y tiene como pasatiempo sentarse al borde del abismo en un viejo butacón, con una taza de cacao caliente, y un libro de poemas de Goethe, escuchando metal punk satánico mientras espera la llegada del Apocalipsis.

Y tú, ¿con quién te quedas?