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‘‘For sale?’’, segundo interludio de ‘‘To Pimp a Butterfly’’ actúa en tándem con ‘‘For free?’’, al igual que hacen ‘‘u’’ e ‘‘i’’, girando ambos en torno a la relación entre el valor del artista y el ser humano. Si en el primer interludio Kendrick Lamar afirmó tener un precio, en su complementario parece caer en la cuenta de que, cuando se negó a seguir el juego, hacía ya mucho tiempo que formaba parte de él. Este track nos permite profundizar en el personaje de Lucy, previamente introducido en el álbum como representación de las tentaciones, especialmente relacionadas en este caso con la fama y el dinero. Si en ‘‘For free?’’ se critica el sistema que se aprovecha de los artistas negros, en ‘‘For sale?’’ se critica en gran medida la naturaleza opulenta y ‘‘fardona’’ del hip hop. Lo interesante es que, mientras que Kendrick centra el debate de ‘‘For free?’’ en un personaje externo al que responsabiliza, como es el Tío Sam, la crítica de ‘‘For sale?’’ se centra en sí mismo, en una voz interna que muestra las propias contradicciones y tentaciones del individuo.

Al final de interludio, escuchamos una vez más unos nuevos versos añadidos a los que se han ido recitando durante todo el álbum: ‘‘The evils of Lucy was all around me, so I went running for answers. Until I came home’’. Esta vuelta a casa puede tener, al menos, tres significados, no necesariamente excluyentes: su vuelta a Compton por petición de su madre, un viaje que Kendrick realizó a Sudáfrica o la propia vuelta a sus raíces, a un reencuentro consigo mismo. Lo más probable es que la palabra ‘‘home’’ en este caso juegue un poco en todos estos sentidos, dando lugar por fin a una canción de paz y cierta plenitud como ‘‘Momma’’, en la que Kendrick Lamar expresa el aprendizaje derivado de su ‘‘viaje’’. En este sentido, volver a casa significa también pararse a entender todo lo comprendido e interiorizarlo, haciéndolo suyo. Son especialmente importantes los versos en los que repite esta circunstancia: ‘‘I know everything / I know everything, know myself / I know morality, spirituality, good and bad health / I know fatality might haunt you / I know everything, I know Compton / I know street shit, I know shit that’s conscious…’’. De alguna manera, está respondiendo a ‘‘Real’’, el outro de ‘‘Good Kid M.A.A.D City’’, en el que su madre le pide que regrese a Compton para enseñar a la gente de su barrio que se puede salir de él, ya que volvería con la sabiduría del camino emprendido.

Pero así como ‘‘Momma’’ habla de lo aprendido hasta su ‘‘regreso’’, Kendrick contrasta esta última canción con ‘‘Hood Politics’’, corte en el que vuelve a cuando el barrio era todo lo que conocía. Es notable un tono más agudo de lo normal en la voz de Kendrick, seguramente con la intención de imitar a un K.dot mucho más joven. El tema comienza con la llamada de un amigo del barrio que se dirige a él por su antiguo alias (K.dot), reprochándole que no coja el teléfono. Kendrick se traslada así a una nueva situación: la posibilidad de volver al barrio y encontrarse con que la gente le eche en cara que ha cambiado, su nueva vida o, incluso, el mensaje que traslada. Es especialmente significativo que su amigo le diga ‘‘Don’t tell me they got you on some weirdo rap shit, nigga’’, lo que se traduce como hacer el rap propio de un bicho raro. Cuando en España pensamos en un rap con cierta ‘‘conciencia’’ o ‘‘mensaje’’ pensamos automáticamente en El Chojin o en Nach y a muchos nos da una pereza terrible, ¿no? Pues lo mismo ocurre en América. Kendrick es consciente de que puede ser criticado por hacer un rap que habla de autoconocimiento y respeto en lugar de mantenerlo ‘‘gangsta’’.

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Sin embargo, Kendrick Lamar es, desde luego, un ejemplo de cómo llevar a las calles un mensaje de esperanza siendo verdaderamente realista y no cayendo en la demagogia o los clichés más infantiles. Digamos que posee un verdadero conocimiento de causa. Aún así, Kendrick aprovecha este corte para recordar que creció en la realidad de los projects: ‘‘Hood Politics’’ es, a la vez, un recordatorio humilde pero desafiante de los orígenes de aquel joven K.dot y un retrato ligeramente irónico de la vida en el barrio, como crítica a los que se quedan en esa vida y rechazan lo diferente. Está, de alguna manera, enfrentándose a la ignorancia de los que creen que dar un mensaje diferente a los de los valores (dinero, sexo, violencia) del barrio es algo ridículo: ‘‘I been A-1 since day one, you niggas boo boo’’ (A-1 es el equivalente americano a una persona de matrícula de honor en los estudios y boo boo es una forma coloquial de decir ‘‘mierda’’). Con esta frase, K.dot está recordando que siempre quiso ir más allá aunque la vida en Compton fuese lo único que conociera, mientras que los demás aceptaron sin más esa vida y se quedaron en lo más básico.

El tema termina añadiendo a los anteriores los siguientes versos: ‘‘But that didn’t stop survivors guilt. Going back and forth trying to convince myself the stripes I earned or maybe how A-1 my foundation was. But while my loved ones was fighting a continuous war back in the city I was entering a new one’’.

Introducida por estos versos, ‘‘How Much a Dollar Cost’’ es una de las canciones más peculiares del álbum. Durante las tres estrofas del tema, Kendrick nos cuenta su encuentro con un sin techo en África que le pide un dólar. A lo largo del tema, no solo se negará a darle el dólar sino que le acusará de querer el dinero para fumar crack, además de juzgarlo por alcohólico. Después de una discusión, el sin techo se revelará ante Kendrick como Dios, quien le dice que ese dólar era el precio para tener un lugar en el Paraíso. Con esta parábola en forma de canción, Kendrick cuestiona el verdadero valor de un dólar, sugiriendo que su valor económico se encuentra muy lejos de su valor real y buscando redención, de alguna manera, en sus versos finales: ‘‘I wash my hands, I said my grace / What more do you want from me? / Tears of a clown, guess I’m not all what is meant to be. / Shades of grey will never change if I condone. / Turn this page, help me change, so right my wrongs’’. Admitiendo de alguna manera no haber estado a la altura, no de lo que se esperaba de él, sino de lo que esperaba de sí mismo, Kendrick comienza a hacer por fin las paces consigo mismo y a ampliar sus horizontes.

Durante la segunda estrofa de la canción, antes de la conclusión, el hombre pobre inquieta fuertemente a Kendrick al preguntarle si había leído el capítulo número 14 del libro biblíco del ‘‘Éxodo’’. En él se puede leer: ‘‘un hombre humilde es todo lo que siempre hemos necesitado’’, en referencia a las palabras que Dios pronuncia a Moisés cuando le insta a guiar a los judíos fuera de Egipto. Este pasaje es, quizás, uno de los más significativos de ‘‘To Pimp a Butterfly’’, pues Kendrick Lamar consiguió plasmar lo que para él supondría una respuesta de gran importancia: pasar a considerarse verdaderamente importante y útil para los suyos. La vuelta a casa no había conseguido darle respuestas, porque la manera de acabar con la ‘‘culpa del superviviente’’ de la que Kendrick hablaba en sus versos era adquirir un verdadero compromiso con su gente. Kendrick, al igual que Moisés, adquiere la dimensión de un profeta.

‘‘Complexion’’ es, simple y llanamente, un llamamiento a la tolerancia y el amor, así como a la arbitrariedad del color de la piel. En esta canción reina el colorismo, patente incluso en la producción musical, como estandarte de la belleza y la riqueza nacida de la diferencia: jamás como motivo de separación. Hace no mucho, Kendrick Lamar diseñó un modelo de Reebok Ventilator que unía el azul y el rojo, colores de las bandas rivales de Compton, tema que también se toca en »Complexion». La canción es un homenaje claro a la Universal Zulu Nation, descrita como ‘‘una organización de individuos en búsqueda de éxito, paz, conocimiento, sabiduría conocimiento y una forma virtuosa de vida’’. Sin embargo, en el outro del tema se pasa a describir el ghetto como el infierno en la tierra, en contraposición a los valores expresados en la canción: ‘‘I don’t see Compton, I see something much worst / The land of landmines, the hell that’s on earth’’. Este final sirve de introducción a ‘‘The Blacker the Berry’’, corte que sirve de absoluto contraste a su anterior, en el que se expresa una realidad mucho más cercana y triste que la pretendida por K.dot.

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Cada estrofa de ‘‘The Blacker the Berry’’ comienza con una declaración inquietante: ‘‘I’m the biggest hypocrite of 2015’’. En este corte, Kendrick aborda de lleno el racismo en todas sus manifestaciones y secuelas con una rabia absoluta y palpable en todo el tema. Sin embargo, con el giro final del tema comprendemos que su autodeclaración como el mayor hipócrita conocido se debe, tan solo, al hecho de ser racista incluso con otros negros como él, de ser un asesino. En este caso, al igual que en »Alright» y otros muchos momentos a lo largo del álbum, K.dot utiliza una primera persona que bien puede extrapolarse a un plural referido al colectivo afroamericano en general. Así, profundiza en un concepto mencionado ya en »Complexion», la teoría de Willie Lynch (extraída de una carta del s. XVIII), por la cual la mejor manera de controlar a los esclavos es explotar las diferencias entre ellos, como el tono de su piel o su edad. En otras palabras, »divide y vencerás». Es por esto que Kendrick carga duramente contra el racismo como lo que realmente es, más allá de los prototipos que nos vienen a la cabeza: la consideración de la diferencia como un límite insalvable, en lugar de como una fuente de riqueza.

El presidente de Top Dawg Entertainment, el pequeño sello del que forma parte Kendrick Lamar, tuiteó en su momento una foto en la que se podía ver a Malcom X como representación de ‘‘The Blacker the Berry’’ al lado de Martin Luther King, quien representaba el espíritu de ‘‘i’’. De alguna manera, es muy interesante comprender que ambas canciones están opuestas de la misma manera en que se oponen las figuras de Malcom X y Martin Luther King. Mientras que Malcom X declaró la urgencia de una emancipación civil de los afroamericanos mediante la oposición cultural e intelectual frente a los blancos (con un planteamiento que rozaba el racismo, al fin y al cabo, como una distinción basada en la raza), Martin Luther King fue uno de los personajes más relevantes de la historia humana al ofrecer, desde la marginalidad de un colectivo social, una respuesta verdaderamente ejemplar  y universal de amor como único camino hacia el progreso.

‘‘You Ain’t Gotta Lie (Momma Said)’’ es sencillamente descriptible como un himno. En la voz de su propia madre, Kendrick se recuerda tan solo que no debe mentir: crecido en Compton, siempre fue una persona inteligente, un estudiante aplicado que dijo no a las drogas, con inquietudes más allá del barrio. Cuando su madre le dice »you can just come and hang with the homies but your level of realness ain’t the same» le está incitando a ser él mismo y no jugar a ser más real que nadie, pues ese no es su valor. El consejo de su madre consiete en que no debe tratar de ganarse el respeto de los barrios a través de sus temáticas más célebres porque ese mensaje no induce nada y no se sostiene. En cambio, el de Kendrick sí. Como puente entre ‘‘The Blacker the Berry’’ y ‘‘i’’, este track sirve de incitación a hablar de aquello en lo que uno cree y no decir lo que todos esperan oír, sin temer el rechazo. Es comprensible que, precisamente, sea este tema el que dé paso a la canción más revolucionaria de todo el álbum.

Porque, efectivamente, el profeta volvió a su tierra con un mensaje muy concreto: ‘‘i’’. Al grito de ‘‘I love myself!’’ la mariposa había conseguido deshacerse por fin de su envoltura. Con el claro propósito de acabar con las diferencias como camino hacia un progreso común, y nacida de un dilema propio y palpable a lo largo de todo el álbum, »i» es un llamamiento, no solo hacia el amor a uno mismo como base de todo cambio y esperanza, sino el amor a los demás tan solo desde ese punto. La característica, tal vez, más llamativa de ‘‘i’’ como clímax de ‘‘To Pimp a Butterfly’’ es el hecho de que Kendrick Lamar centra la revolución en el individuo. De alguna manera, puede concebirse como un proceso que desemboca en »i», canción que sirve de respuesta y propuesta concreta de Kendrick para devolver la esperanza a sí mismo y a los suyos. No hace otra cosa sino encontrar una respuesta para sí mismo y proclamarla a los cuatro vientos, consciente de que el cambio comienza por ahí.

Y para cerrar el álbum de culto que sería desde el primer momento ‘‘To Pimp a Butterfly’’, nos encontramos con ‘‘Mortal Man’’. Durante este corte, Kendrick pide, tan solo, fidelidad real a sus fans, ya que es humano y puede volver a equivocarse. Demanda tan solo la confianza necesaria para que su mensaje no caiga con él en caso de un error. ‘‘You tell me my song is more than a song, it’s surely a blessing / but a prophet ain’t a prophet ‘till they ask you this question: / When shit hit the fan is you still a fan?’’. Con el cierre de ‘‘Mortal Man’’ podremos escuchar completo, finalmente, el poema en torno al cual gira todo el álbum y que nos explicitará sus últimas claves. Un álbum sobre el que, por cierto, Kendrick Lamar reveló hace no mucho tiempo que su nombre iba a ser ‘‘To Pimp a Caterpillar’’, acrónimo de TPAC. Y, quizá por esto, los minutos finales de »To Pimp a Butterfly» no necesitan ser explicados o desentrañados: deben simplemente escucharse. Y aprovechar las últimas palabras de Kendrick en ‘‘To Pimp a Butterfly’’ para comprender el profundo calado de su mensaje. Y pararnos a hacerlas nuestras una vez más para comprender, con cada nueva escucha, que este disco es, más que una obra maestra, un tesoro para los que creemos en la música.