Un día los chicos del barrio ayudaron a mamá a cargar las bolsas de la compra. ¿Sabes por qué? Por respeto.

Henry Hill (Ray Liotta), joven de padre irlandés y madre siciliana, atraído por la vida de los gángsters que ve a menudo en su barrio de Brooklyn, decide dejar los estudios y entrar en la banda de Paul Cicero, gángster por excelencia y protector del barrio. Lo que en un principio empieza siendo un trabajo de chico de los recados, gracias a su buen hacer se gana la confianza de los superiores y poco a poco va subiendo escalafones y labrándose un nombre dentro de la familia.

Aunque el número de nominaciones es elevado, estamos, como ya ocurría con «Taxi Driver», ante una película que no ha sido tan premiada como se merece. Es más, si echamos un vistazo rápido a la lista de galardones que ha conseguido, vemos que la mayoría de ellos han sido concedido por Círculos o Asociaciones de Críticos, y es en los festivales de renombre, como los Oscar, los César o los Globos de Oro, donde no se ha visto recompensada, ya que, entre los tres mencionados solamente podemos contabilizar una estatuilla, la entregada a Joe Pesci por Mejor Actor Secundario en los Oscar.

Y es que, ¿alguien tiene alguna duda de que Joe Pesci es uno de los mejores, si no el mejor, actor secundario de la historia del cine? Es cierto que compite con intérpretes de la talla de Robert Duvall, Harvei Keitel, Steve Buscemi o Christopher Waltz, pero en cada papel se mueve como pez en el agua, y eso es algo que Scorsese no ha dejado pasar, ya que cuenta con él prácticamente en todo momento cuando tiene entre manos una película con unas características como esta.  Además, en este caso, el actor nacido en New Jersey cuenta con un compañero también fijo en las producciones de Marty, Robert De Niro. Con éste forma una dupla perfecta, una de las mejores parejas de gángsters que hemos podido ver en la gran pantalla. Una conversación basta para definir y mostrar el carácter y la forma de ser de cada uno de ellos:

– Ahora cavarás el hoyo tú solo. Vas a cavar el hoyo y lo vas a hacer tú solo, no pienso ayudarte.

– A mi que coño me importa, claro que lo haré yo solo. ¿Crees que será el primero? Ni que fuera el primero que cavo.

La película cuenta con uno de los mejores inicios y cierres de la historia del cine. Son de esas veces en las que una frase o imagen se queda grabada irremediablemente en la mente, como por ejemplo el «Que yo recuerde, desde que tuve uso de razón quise ser un gángster» del inicio, o la vestimenta y la mirada de Ray Liotta al coger el periódico a la puerta de su casa en la escena final.

Uno de los puntos fuertes de «Goodfellas» es la dirección. Martin Scorsese muestra una personalidad arrolladora a la hora de dirigir esta película. Estoy totalmente seguro de que la misma historia, desde la perspectiva de otro director, hubiese sido completamente diferente y no le hubiese sacada tanto partido visual como le ha sacado Scorsese. Lo primero que me viene a la cabeza cuando recuerdo esta película son los planos secuencia. Son el instrumento perfecto y preferido del director neoyorquino para introducirnos en distintos sitios desconocidos para nosotros, además, en el desarrollo de los mismos, aprovecha para mostrarnos diferentes aspectos de la personalidad de los protagonistas, como por ejemplo cuando Henry tiene una de las primeras citas con Karen, en la que los acompañamos, sin perder detalle de lo que pasa, desde que entran por la puerta de atrás del local, hasta que se sientan en la mesa más cercana al escenario, pasando por varios pasillos antes de llegar a la cocina y llegando al salón principal, en el cual saluda a distintas personas mientras le colocan la mesa. Una vez sentados son invitados a una botella de champán, y poco más tarde nos vamos de la escena tras escuchar los primeros chistes del espectáculo. Es una continua lección de cine, una clase magistral la que nos deja Scorsese en «Goodfellas». Una película que rebosa personalidad por los cuatro costados.

El estilo de Scorsese es inconfundible, y «Goodfellas» se encuentra impregnada por éste de un modo especial. Tal vez por ello es una de esas películas de la que hemos oído más de una y más de dos menciones en canciones de rap, ya sea nacional o internacional. 50 cent hacía lo propio en «Many men (Wish Death)», quinto track de «Get rich or Die Tryin'» con:  «I’m like Paulie in Goodfellas, you can call me the Don». Wale también se acordaba de esta obra maestra en «Double M Genius» : «A modern day Goodfella, I’m Ray Liotta«. En terreno español, Mucho Muchacho, entre muchos otros, la tenían muy presente en «Nikes nuevas», y la homenajeaban de esta manera: “7 notas 7 colores, estamos puestos, como Ray Liotta en uno de los nuestros”.

Probablemente estemos ante la mejor película de mafiosos, o por lo menos la que recrea mejor el mundo de la mafia. La atmósfera que consigue, en la que nos mimetizamos formando parte de ella desde el primer momento, consigue que veamos normales acciones que llevan a cabo ciertos personajes, y que en otro momento, fuera del contexto de la película no aceptaríamos y criticaríamos abierta y vivamente. Scorsese nos da pase VIP para observar los entresijos de la mafia, porque aunque no lo sabemos, somos tan protagonistas nosotros como Henry Hill.

Ya sabéis, «Don´t joke around a wise man».

Nota: 9,5/10