Para los amantes de las series, uno de los hitos históricos de la época reciente fue sin duda el transcurso y desenlace de Breaking Bad. Difícil olvidar el ‘Baby Blue’ de Badfinger. Muchos sentimos que aquel final era diferente, que algo moría dentro de nosotros, como el paso de la niñez a la etapa adulta. Breaking Bad supuso una gran ruptura en el panorama de las series, dejándonos tan perdidos que solo nos quedaba la formulación de preguntas existenciales, tales como: ‘¿Hay algo después de esto?’ o ‘¿Qué será de nosotros ahora?’

Es cierto que tardaron bastante tiempo en aflorar nuevas series de parecido calibre, algunas, menospreciadas e injustamente comparadas con este gigante se miraban con lupa, aunque no fuese ni del mismo estilo, ni género. No era lo mismo. No era Breaking Bad, se decía. Y es que fue tan grande su influencia, que la obra maestra de Vince Gilligan tocó la fibra del mundo seriéfilo. Era el todo, y la suma de sus partes. La creación de una identidad, la atmósfera de Albuquerque, los planos Nadir y las magníficas interpretaciones crearon un matiz cercano a la excelencia. Ahora, de un tiempo a esta parte, nos queda esa nostalgia de haber vivido aquello, y gracias al experimento de los spin-offs, que cada vez está más de moda, el recuerdo se intensifica.

AMC y Vince Gilligan, estaban decididos a no dejar morir la esencia. Para ello, eligieron entre todo el extravagante elenco de personajes de la serie original a Saul Goodman, interpretado por Bob Odenkirk, como el perfecto sucesor del legado. La primera temporada se materializó el año pasado por estas mismas fechas, con el nombre de ‘Better Call Saul’ y hace unas semanas, se estrenó la segunda. Hablamos sobre las impresiones que nos deja esta nueva entrega.

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Con la primera temporada, que nos sirvió de plano de situación, pudimos conocer los inicios de Saul. Inicios donde más conocido como Jimmy McGill, era un abogado de causas perdidas, defendiendo casos de poca monta. Aunque si es cierto que el principio suele servir para mostrarnos todas las cartas y las tramas futuras, hay que decir que se nos hizo cuesta arriba. Con buen inicio, pero con un mal final, ‘Better Call Saul’ fue fiel a la trayectoria de su serie creadora.

En esta segunda, parece que Saul lleva otro ritmo. Podría ser el de ‘Started from the Bottom’, de Drake, título que le viene al pelo. Mucho más dinámico e irónico, empieza a sacar partido de su nueva identidad. La picaresca, el engañar sin parecer engañado y el uso de una imperiosa amoralidad, le darán la opción de abrirse paso entre tanto tiburón. Vemos como Gilligan va descubriéndonos las dos caras de la moneda, esa dualidad tan propia en sus personajes.

Acompañando a Saul, como particular escudero se encuentra Mike Ehrmantraut (Jonathan Ray Banks), también perteneciente a la serie matriz. En esta temporada tendrá mucho más peso y minutos, lo cual agradecemos, ya que su personaje aporta la sátira y sangre fría de la que a veces carece el protagonista. Los dos personajes están destinados a conformar un gran dueto. También oiremos hablar de viejos conocidos de Breaking Bad como Tuco Salamanca (Raymond Cruz) y alguna que otra sorpresa no esperada.

Son buenas sensaciones las que nos va dejando esta nueva temporada, y sabiendo que para ‘Better Call Saul’ es muy difícil impresionar, debido al peso que arrastra, paso a paso va ganando terreno. Esperamos que se conforme como una serie referente dentro del panorama actual y pueda mirar en un futuro desde la misma a altura a su serie creadora.