Big Soto es uno de los que siempre han estado. En aquellos tiempos en los que el trap no estaba tan bien visto, cuando los oyentes de rap desprestigiaban en su mayoría una ola de sonido que venía para quedarse, el venezolano quiso apostarlo todo a una baza a la que veía futuro. Este fue su gran asalto a los cielos.

Este ascenso empieza con su nacimiento un 19 de octubre de 1996. Para todas las personas, el lugar donde se nace, la familia y las circunstancias sociales que les rodean hablan mucho de lo que es en su actualidad relativa. Como no podía ser otra forma, Gustavo Rafael Guerrero Soto, bebe directamente de todos estos factores, y en consecuencia su música también. Desde su paso por Eleuce Music hasta su último sencillo, Estrés’, todo se puede explicar observando el camino que ha recorrido.

 

CALIPSO, CHANGA Y CARNAVAL EN CUMANÁ

Big Soto nace en Cumaná, Sucre, Venezuela. Al norte del país vinotinto, el sol y la cercanía al mar influí mucho en la vitalidad y energía de su gente. “Sucre es un estado conocido por ser muy energético. Yo crecí en un barrio donde estaba sin calzoncillos, sin camiseta, sin cholas… así me críe yo”, define el artista sobre su cuna. El Calipso, la Changa y la música folclórica definían musicalmente un área en la que el Carnaval es la festividad estrella.

Por si fuera poco, este ecosistema de gran diversidad sonora no fue de la única teta de la que mamó. Soto no es un apellido cualquiera en aquel pueblecito pequeño costero. Por parte de madre, cada uno de los integrantes de la familia era experto en alguna faceta relacionada con la música. “La música que yo conocí por mi familia es una combinación de demasiadas cosas. Mi familia hacia demasiada música. Mi tío hacia boleros, mi abuelo tocaba la bandolina, mis primos tocaban la gritaba y tenían grupos de rock… Mi padre por su parte me enseñaba salsa». Su infancia fue un caldo de cultivo perfecto para convertirse en artista. A ellos les debe tanto que les recuerda en su nombre artístico.

Con todo esto, a los ocho años ya empezaba a desarrollar un gran gusto y obsesión por el negocio familiar. “Yo quería tocar el chelo, luego el violín, luego el bajo… todo esto cuando era pequeño. Todos los regalos que le pedía a mi papá era música, el primer regalo que me hizo fue un discman”. Cualquier canción era digna de un análisis concienzudo. “Estaba viendo con mis primos un canal de música y estaban pasando una canción creo que de Alejandro Sanz. Yo recuerdo clarito que le decía a mi primo que si escuchaba la voz finita del fondo. Era el agudo y yo sentí una gran curiosidad. Desglose la canción. Desde ese momento, escuchaba todas las canciones y las empezaba a desglosar”, recuerda con cariño al contarlo.

Sentadas sus bases, la variedad en la que se manejaba desde muy joven le hizo saber disfrutar de todos los géneros. “Todo lo que hubiera yo lo quería escuchar, e iba al ciber a descargarme todo lo pudiera”. Sus traslados por todo el país solo hicieron ampliar aun más sus gustos. Nos cuenta que a los diez años se muda con su padre a Caracas, para más tarde asentarse en definitivamente en Valles del Tuy, Miranda. Es en la capital del país donde descubre el Hip Hop, aunque faltaría tiempo y no sería aquí donde se introduciría de forma participativa.

 

LA IMPROVISACIÓN Y LAS PLAZAS, SU PRIMER PASO

Sus inicios de forma activa estuvieron marcados por el freestyle, característica similar en mucho de los raperos de la Generación Z que hoy ocupan nuestros cascos. Solo al preguntarle por esto cambia la cara. Su cara, antes amable pero firme y algo seria al estar hablando de un ámbito tan importante como lo es la música para él, se relaja completamente cuando escucha que se le dice, «tú empiezas con las batallas en el 2013«. A medida que se le va formulando la pregunta, incidiendo en como descubre este fenómeno y cómo se siente la primera vez que lo ve, empieza a sonreír por los recuerdos que, se intuye, le llegan a la mente. Acto seguido se levanta a enseñar un vídeo suyo en las plazas de Caracas.

«Wow«, exclama con una amplia sonrisa cuando se acaba la formulación. «Hermano, cada vez que recuerdo esto es como super bonito porque obviamente es parte esencial de mi carrera. Si no hubiera sido por eso yo no me hubiera dedicado a esto«. Descanso para prestar atención a un vídeo mal grabado con un móvil en el que se ve a un Big Soto de joven improvisar. En la vuelta, respira con cierta profundidad y sigue. «Hermano, esto fue uno de los riesgos más grandes que tomé en mi vida. Sentí cómo que tenía esta habilidad para crear rimas y quería intentarlo«, afirma. Aunque una cosa es la impresión que tienes desde fuera y otra lo que sientes una vez estás dentro. Entre risas, asume que «cuando estás en ese momento el corazón te va muy rápido».

Él no acudió a muchos eventos. «Yo asistí aproximadamente a unas cinco o seis batallas. En este tiempo no eran tan populares, pero hubo un momento en el que ya eran muy grandes«. En este corto viaje, se dio cuenta de que su creación de rimas pasaba más por un proceso de meditación que por uno espontáneo. «Fue el inicio de yo exhibirme ante la gente rapear, fue el inicio esencial para todo lo que se vino«.

Lo cierto es que el hecho de comenzar en la improvisación no le hace muy distinto al resto. El freestyle se ha convertido en el punto de salida común para muchos de los raperos latinoamericanos nacidos a mediados de los noventa. Sin embargo, la curiosidad de Soto por el Hip Hop es previa. Le debe a Canserbero y LilSupa, entre muchos otros nacionales, o a Nas, Pete Rock y MF Doom, entre muchos otros extranjeros, su interés por el estudio de la cultura Hip Hop. A estos, y al skate, al que en su adolescencia dedicó mucho tiempo.

 

CANSERBERO Y SKATE, PROFESOR Y AULA

Canserbero es un nombre habitual en la lista de los referentes de Sudamérica, y sobre todo en Venezuela, lugar de origen de nuestro protagonista. «Yo cuando inicié en el rap estaba en una etapa de mi vida medio triste y me identificaba en gran medida con Canserbero. Yo siempre estaba pendiente de lo que sacara y cuando yo empecé a hacer mi música yo me dejaba influenciar por las cosas que al hacia«. Una de sus primeras canciones grabadas, Camino Solo’, está fielmente enmarcada según la influencia de Tyron Gonzales. «‘Camino Solo’, es un tema que tú lo sientes y soy yo hablando de cómo me sentía en ese momento, dando el mensaje de que a pesar de todo lo malo tenemos que hacer lo posible por sentirte mejor«. De igual manera, pone como ejemplo un tema que comparte el mismo tiempo y las mismas ideas en forma, Exposición’, que él mismo se encarga de rapearnos en directo para demostrar la faceta lírica que buscaba en sus inicios.

Teniendo un conocimiento leve de todo lo que rodeaba al Hip Hop, fue durante sus horas de práctica sobre el monopatín cuando empezó a entender la magnitud del movimiento. «Yo era patinetero, tenía mi iPod, y constantemente estaba actualizando mi playlist para ir a patinar. No había un momento en el que yo estuviera patinando en el que yo no tuviera música en mis oídos. Le dediqué siete horas al skate durante fácilmente ocho años desde que llegué a Valle del Tuy«. Una dedicación plena al skate y, lo que más nos interesa, a la música.

A los 17 años, y con todo este bagaje a sus espaldas, entra en la universidad. Su idea era estudiar lo que conocemos en España como Comunicación Audiovisual, y era difícil desaprovechar la oportunidad para grabarse vídeos con cierta edición profesional haciendo skate. Teniendo en cuenta lo que escuchaba durante sus sesiones de entrenamiento, te imaginarás los soundtracks que manejaban sus piezas. «Para ese tiempo yo estaba escuchando TheUnderachievers, FlastbushZombies, el colectivo de A$AP.… pero para ese entonces el trap no era tan popular y yo los utilizaba como soundtrack para mis vídeos de patineta», comenta con una cierta risa.

En un momento dado, como nos cuenta él mismo, decide dejarse llevar por esa música que utilizaba como banda sonora de sus highlights de sus trucos de skater. «Ya estaba cansado de decir ese montón de cosas y quería hablar la realidad de que uno se iba a una fiesta, se tomaba unas curdas, se fumaba unos porros y terminaba con una jeva«, defiende en su discurso. «Es una realidad que ni los raperos cantaban por ellos conservar su esencia de reales, aunque eran los primeros que se iban con siete mujeres«. Para él, antes de la introducción del trap en Latinoamérica cantar de estos temas era un tabú que al ser roto permitió a los artistas de los nuevos tiempos ser reconocidos. «Todos somos buenos, todos somos malos, y si uno le cuenta a uno con toda la naturalidad a la gente quién eres tú, la gente se siente identificada«, acaba.

 

ELEUCE MUSIC, UN PEQUEÑO PASO EL TRAP VENEZOLANO

Su entrada en particular al trap empieza con Eleuce Music. Para él, el colectivo que introdujo el género en Venezuela. «Hay gente que había hecho trap, pero este no era de transcendencia internacional al ser muy venezolano. Nosotros empezamos a utilizar códigos que todo el mundo entendía con una característica de trap cochanteo like Migos, y eso nadie lo hacía en Venezuela«. Su entrada fue posterior a la formación, que ya componían Trainer, Lecon, Episteme, Rusty y Razzer. Los dos primeros fueron quienes le dieron la bienvenida y desde ese momento era habitual su presencia en el home studio de Trainer en Guarataro, Caracas. «Ahí empezamos a hacer música todo el tiempo, yo no tenía dinero ni para comer y me lo gastaba en pasajes para ir desde el Valle del Tuy para hacer música«.

Después de meses y meses trabajando en su música, el momento en el que empezó a ver la luz fue muy especial para Soto. «Cuando ya empezó a salir la música, en Venezuela lo tomaron como, guau, ¿Qué es esto? Era un fenómeno literal«. El volumen de asistencia de público fue creciendo desde un primer momento. Eleuce Music comenzó a dar conciertos para 100 personas hasta llegar a 21.000 personas en uno de sus últimos eventos en el país.

Gracias a las nuevas figuras artísticas de Venezuela, la música del país se ha convertido en algo por fin internacional. Según comenta el mismo Soto, «Venezuela es un país muy patriótico y se siente orgulloso de lo que lleva fuera porque son muy pocas cosas, por lo menos lo que creería yo. Big Soto empezó a funcionar en el momento en el que la mayoría de los venezolanos estaban emigrando y todo esto paso en el preciso momento«. Suerte la suya para estar en el momento adecuado, su éxito y por y para todos los suyos.

 

YOUNG CREAM, SUCIEDAD AGRADABLE EN CABLE FLOJO RECORDS

Aprovechando también el momento, o más bien como resultado del mismo, es en el 2017 cuando saca el disco que le hace posicionarse en un lugar privilegiado dentro del Latin trap. Cuando se le menciona Young Cream’, se le consigue sacar una sonrisa. Y no es para menos, es sin duda su obra referencia, su sophomore álbum. Con un sonido profundamente ligado al trap estadounidense, el ambiente oscuro y la impresión de un sonido algo sucio aportan unos matices muy especiales. Mucha presencia de lo electrónico, ritmos frenéticos y bombos con mucha presencia, todo en cierta manera relacionado con la música que escuchaba de pequeño.

«Hoy en día hay mucha gente que me dice: Soto, tienes que hacer ‘Young Cream 2’ con la misma esencia, no sé qué… Es muy loco«, dice con cierto orgullo. Este es un disco que se siente muy underground y que incluso es visible que los medios para llevarlo a cabo no eran los más apropiados ni profesionales. «Es un disco hecho a pico y pala. Esto lo grabamos en un sitio que le decíamos el estudio del Cable Flojo Records, porque movías un cable y iba la luz hasta en la casa. Fue en casa de Trainer y de David Rone. Ellos me ayudaban con las producciones, todo era con beat de internet, uno que otro que se acomodó y esto fue a pico y pala, hermano. Los videoclips de los temas eran editados por el mismo, en multitud de barrios y con un trabajo de seis meses. «Me acuerdo que ya lo tenía listo, me reuní con cinco panas y estaban todos felices. En el barrio, ellos estaban flipando, que loco que hiciste todo esto me decían«.

Ciertos paralelismos con el 36 chambers’ de Wu Tang en esa «suciedad agradable» que el mismo dice, y en el CREAM que comparte el título del venezolano con el mayor hit de los de Staten Island. «Se siente auténtico, se siente de corazón. ‘Young Cream’ es un proyecto que se hizo de corazón«. Este fue el disco que le valió el reconocimiento internacional y la entrada en el colectivo OBG liderado por Akapellah, con su consecuente gira de presentación. Colombia, Panamá, Chile, Ecuador, Perú, Argentina, México y Uruguay, una gira que le qué cambio la vida.

Un punto de inflexión en su carrera que vino acompañado de nuevos proyecto y cambios artísticos propios de la madurez creativa. Apokalipsis’ del 2019 demuestra un mayor cuidado por la calidad del sonido y la profesionalización de su obra. Al igual que sus temas y carácter, pues le haría demostrar que a parte de la malianteria demostrada anteriormente, también se siente cómodo en otros ambientes y sonidos, siendo como todos, una persona normal que tiene todo tipo de momentos vitales.

 

APOKALIPSIS, BIZARRAP Y UN NUEVO RUMBO MIRANDO A SUS ORÍGENES

«Yo ya venía soltando cositas y siempre, aunque me enfocaba mucho en un trap me gustaba dedicarle ciertas canciones al amor, al que siempre me ha gustado mucho cantarle. Estuvo bueno porque tampoco fue un cambio drástico, siempre fui soltando mis pullitas de apoquito«. Con este sentido se hace ‘Apokalipsis’, un disco pensado para llegar a un público mayoritario sin dejar de ser quien es. «Me han pasado mil cosas y te puede cantar sobre otras que he visto sobre un trap, pero también hay que cantarles a las mujeres, a la gente grande, si no te limitas a una generación y no puedes limitarte a eso«. Según nos cuenta, su intención en el futuro es conseguir un equilibrio en estos dos ambientes.

Su próximo disco, del que no adelanta mucho, es un álbum en el que mantendrá esta balanza. «Mucha gente me dice: Soto, ¿cuándo un trap como los de antes? Y yo les digo, se viene, ya se acerca mi álbum y tiene bastante trap también, rico, para disfrutar«, dice él mismo sobre su futuro trabajo. Toca esperar a que vaya anunciando fechas y/o sacando adelantos en todas las plataformas digitales.

Llegados a este punto, el tiempo de la entrevista se había acabado hacía un rato, pero no se podía acabar nuestra charla sin comentar su paso por la BZRP Session. El productor argentino convierte en oro todo lo que toca, aunque esta crema joven ya venía pulida como el diamante que es. Actualmente, su sesión con Bizarrap cuenta con alrededor de 40 millones de visualizaciones en YouTube y fue, sin duda, un elemento clave para su desarrollo hacia la cultura de masas.

«El Bizarrap fue un honor para mí. Es de respeto, no todo el mundo ha colaborado con él«, nos comenta sabiendo lo que significa estar entre esos pocos afortunados. La historia del tema que sacaron ambos tiene mil anécdotas. «Yo tenía un solo día, y no me convencía ese tema, pero me convenció. Fue algo que hicimos en el estudio y grabamos en menos de una hora«. Parece que hay veces que las primeras sensaciones son las que importan. «Bizarrap es un genio, me dijo que me tirara un freestyle y empecé. Él agarró pedacitos y ya tenía agarrados los pedacitos que él consideraba que eran los buenos para el tema. Fue todo muy espontáneo«.

Con esto, se despide, aunque con un hasta pronto porque cómo el mismo dice “todavía queda mucho por contar”. La vida de los artistas de éxito es muy ajetreada y tienen el tiempo justo que desperdiciar con los periodistas. Una charla breve pero intensa en la que creo que, en la medida de lo posible, hemos conseguido entender las circunstancia que le han envuelto en su vida para sonar como suena a día de hoy. Las personas no son entes estáticos y es inevitable que cambien a través de las experiencias, y si hacen un tipo concreto de música, es por algo.