‘Domenica’: Retrato y cicatrices de una generación
Es domingo y amanece. El sábado saliste, bebiste y disfrutaste. La vida parecía tener sentido. Pero ahora ya es domingo, son las dos de la tarde y a duras penas logras despertar. Tienes recuerdos difusos, no logras recordar ni cómo ni en qué estado regresaste ayer a casa. Tampoco te importa mucho. Aún con los ojos semicerrados y en un acto casi reflejo echas mano del móvil: unas cuantas notificaciones, cero ofertas de trabajo, algunas conversaciones irrelevantes y otras que simplemente mejor ni abrir por el bien de tu salud mental. Finalmente, y con la sensación de hacer un esfuerzo titánico, te levantas de la cama y recuerdas que ayer te sobró media pizza de la cena. La recalientas mientras miras a la nada y la devoras sin darte mucha cuenta. Después regresas a la cama, suspiras y el peso del mundo cae como una tonelada de acero sobre tus hombros.
El tedio dominguero revela la realidad punzante que vivimos. Coge el velo amable de la vida y lo arranca para así destapar la agonía existencial: la soledad, el arrepentimiento, los miedos, los amores, el futuro incierto, el ¿qué será de mí cuando vivo en un mundo en el que no hay certezas a las que agarrarme? Todo esto con la soga de la adultez y las obligaciones de un nuevo lunes amenazando a la vuelta de la esquina.
Pese a todo, hay artistas capaces de construir palacios con el ladrillo de la ruina: fue en ese clima de vagabundeo mental donde se gestó ‘Domenica’. En mayo cumplió seis años, siendo el segundo álbum -después de ‘Nada más lejos’– del grupo madrileño Suite Soprano, formado por Juancho Marqués y Sule B, además de DJ Kaplan y El Hombre Viento. Como Sule B desveló el pasado mes de marzo en el canal de Truman D., el germen que hizo nacer Suite Soprano fue tan espontáneo como natural, estaba destinado a pasar: “Me fui a estudiar a Aranjuez ‘Comunicación Audiovisual’, me importaba bastante más la música que la carrera en esa época y nada más llegar a Aranjuez, a los pocos días estaba ya conociendo a Kaplan, el que fue luego DJ de Suite Soprano y de hecho a la semana de llegar a Aranjuez ya estaba actuando con él, fue una movida muy mágica. Llegué a un piso, a los 2 días empecé a conocerle y a la semana siguiente ya estaba tocando con él. Fue un flechazo musical y a partir de ahí ya empezamos a hacer cosas con Juancho y con El Hombre Viento”.
Con ‘Domenica’ el grupo despuntó, llenó salas y cosechó un gran éxito, aunque Juancho nunca lo llevó del todo bien: “Ha habido momentos de mi vida que he tenido éxito y he estado jodidamente triste, infeliz, me salieron hasta calvas en la barba de la ansiedad. En el primer concierto que dimos cuando saqué ‘The Blues’ en 2016 metimos 48 personas, y venía de llenar salas con Suite Soprano. Ahí dije: «vale, se me ha acabado la música». Fue una hostia de realidad para mí ese proceso. Pero he conseguido darme cuenta de que yo estoy aquí por la música, y aunque haya 50 personas el hecho de que estén a tope conmigo ya me hace feliz”, le confesó a Julia Álvarez para la entrevista que en 2019 le hizo esta misma casa.
El tiempo siempre es el mejor juez para comprobar el calado de una obra. Prueba de ello es que solamente hay que pasearse durante unos minutos por los comentarios en Youtube de algunas de las canciones que integran el disco para comprobar los mensajes de agradecimiento que a día de hoy sigue escribiendo el público. Así describía el grupo el álbum en la entrevista concedida en Radio 3 para el programa de radio La Cuarta Parte con motivo de su publicación en 2014: “Decidimos llamarle ‘Domenica’ (domingo en italiano) por ese estado de reflexión que todos tenemos en el que intentas poner tu vida en orden […] Es una fotografía del momento, nos encontrábamos en un momento en el que nos apetecía sacar un disco así, poner un poco de orden en nuestra vida. Poner sobre la mesa las cosas que te duelen y un poco afrontar el paso a la madurez, dejándolas de lado y haciendo que cicatricen […] El domingo es como el momento de bajón más grande […] Nos apetecía hablar sobre este tipo de cosas, sobre gente que se nos ha ido, sobre cosas que nos han hecho sufrir, el momento nos pedía esto […] Un recopilatorio de experiencias llevadas a la música”. Con este artículo me propongo echar la vista atrás y recordar un álbum antológico que ayudó a madurar y a cicatrizar las heridas vitales de toda una generación en la última década.
CÓMO HEMOS CAMBIADO
Uno de los contrastes más grandes que se produce en la vida tiene que ver con el paso de la infancia / juventud a la vida adulta. Es bella la infancia por infinitas razones. Pero sobre todo porque aún se conserva la inocencia y la verdad en toda su luz. El niño vaga por el mundo con la sensación de estar flotando en un agradable sueño infinito. Después los años erosionan, el ego suele agrandarse y uno se da de bruces contra la otra vida: la adulta. Y al final uno ve llegar la edad adulta casi sin anestesia, sin instrucciones para enfrentarla, perdido y sin ninguna certeza. Esta precisamente es la esencia de ‘Domenica’, que nace de la colisión provocada por el desprendimiento de la infancia, la melancolía, la madurez y los nuevos retos de la vida adulta que uno debe afrontar para labrarse un futuro digno.
Como disco conceptual que es, tanto el diseño de la portada como el de la contraportada dibujan todo ese contraste entre adultez-infancia. Así, la portada muestra a un señor mayor en una posición de reflexión acompañada de una mirada que está a caballo entre la tristeza y el abatimiento. La contraportada -que puede verse en la edición física del álbum- simboliza todo lo contrario y muestra a un niño que un principio intenta emular el mismo gesto reflexivo que tiene el señor mayor, pero no puede y finalmente aparece con una sonrisa cándida por la sencilla razón de que la niñez nunca es alcanzada ni por las penas y las preocupaciones.
Pero todo llega, y con el paso de los años el tiempo fabrica en la memoria ventanales desde donde asomarse y observar cómo aún resuena con fuerza el eco nostálgico del pasado. Una de estas ventanas al pasado más característica es ‘Cómo hemos cambiado’, junto a Tutto Vale. El título es un homenaje a la canción homónima de Presuntos Implicados, grupo español formado en los 80: una canción memorable en recuerdo a aquellos días felices y lejanos de la juventud que el tiempo se encarga de empolvar. Recomiendo que todo el que está leyendo esto la escuche.
El brío de la infancia se va apagando, creces y poco a poco la vida destapa su cara más insufrible, aquella que de niño nunca imaginabas que pudiera existir. Y aún duele, ya lo dice Juancho: “Cuando era chico no me dijisteis la verdad, yo no sembré nada y estoy recogiendo mierda […] Nací pidiendo querer, me disteis ganas de matar (me)”.‘Domenica’, y en particular esta canción, está plagada de alusiones al ayer, por ejemplo, Tutto Vale pronuncia: “Somos de los 80, como aquella canción de la que hablaba Iván Ferreiro” (referencia al tema titulado ‘Años 80’ de Iván Ferreiro). Y más tarde: “Bienvenidos al paraíso, puro Carlos Pina”, en recuerdo al mítico programa de Radio 3 llamado así, que trataba sobre rock y que Pina presentó durante muchos años. En ‘Caja de los truenos’, Juancho incide en la necesidad de rebuscar en los orígenes: “Si no miras un pasado, ¿cómo entiendes un presente?”. El Hombre Viento también le canta al recuerdo, esta vez al bullicio de la juventud: “El refugio de la adolescencia, entre el plomo, las peleas y los sacos de miseria”. Y en ‘Sabor a nada’, Sule B asume el carácter fugaz de un tiempo que ya jamás estará de vuelta: “Tiempos pasados que no volverán”. Benditos y malditos años que llegan hacia nosotros sin avisar y siempre terminan alterando nuestro modo de ver la vida, nuestros sueños, los viejos amores, nuestras ambiciones, pero lo más importante: gracias al paso de los años también podremos tener presente qué y quiénes fuimos. Ay, cómo hemos cambiado.
‘SABATO’, SILVANO AGOSTI, EL AMOR Y LA PUREZA DE LA INFANCIA
Además de la pérdida de la infancia y el posterior rumbo hacia la edad adulta, otro de los fondos temáticos en los que se ancla el disco tiene que ver tanto con la cultura como con el idioma italiano. Por ejemplo, en ‘Love U Mama’ Sule B se apoya en el vocabulario italiano para soltar “Enciendo uno mientras sale de la ducha, no sabría qué hacer sin mi ragazza” (que significa ‘chica’) y después en ‘Crucificado’ cantaría “Solo veo a dios en los espejos, esas lágrimas no eran de atrezzo” (que vulgarmente y sin entrar en definiciones técnicas, el ‘atrezzo’ tiene que ver con la decoración). Por su parte, Juancho se sirve en ‘Triclineo’ (una especie de diván que usaban los griegos y romanos) de la historia italiana diciendo: “A ‘CentoPassi’ del dolor, Pepino Impastato, ácido del pueblo primo hasta que caiga el capo”, en referencia a la película ‘I centopassi’, que cuenta la historia del comunista italiano Pepino Impastato, firme defensor de la clase obrera que fue asesinado por la mafia. Hay idiomas que de por sí son preciosos y cuyas palabras evocan multitud de nuevos matices, como el italiano, que sutilmente perfuma a este álbum de elegancia.
Desde el título del álbum – domingo en italiano- hasta los pequeños vídeos promocionales que Suite Soprano subió a su canal antes del lanzamiento del disco con el objetivo de ir abriendo boca y preparar el terreno para su publicación. Esta serie de vídeos, que empezó con el adelanto de ‘Lunedi’ recoge en orden los siete días de la semana (martedi, mercoledi,giovedi y venerdi) y cada uno de ellos está compuesto por lo que parecen fragmentos de películas antiguas y acompañados por una instrumental del disco. Así hasta llegar a ‘Sabato’, la apertura del álbum. Hay mucha historia detrás de ella.
Para contextualizar, la voz del niño (llamado Franck, que tenía aquel entonces nueve años) pertenece a un documental llamado ‘D’amore si vive’ (‘De amor se vive’), dirigido por el cineasta italiano Silvano Agosti y que vio la luz en 1984. El documental es un resumen de 90 minutos acerca de las nueve horas de entrevistas que Agosti tuvo con diferentes personas de Parma y que se caracterizaban por poseer formas de vidas un tanto diferentes a las que todos conocemos. El nexo común de estas personas es que se expresaban con una honestidad apabullante e impropia de la sociedad en aquel momento. Por ejemplo, se recogen conversaciones con una madre que siente un gran rechazo hacia el sexo o una prostituta transexual rodeada de una tremenda soledad.
Volviendo a Franck, lo que el niño cuenta en ‘Sabato’ es un alegato a la mirada pura y sencilla de la infancia, ausente de malicia, de ego tóxico y, en definitiva, ausente de la angustia propia de crecer y tener que encarar la vida de adulto. Esto dice Franck, merece la pena escribir el diálogo sin quitar ni siquiera una coma:
“Franck: Lo explico con mis palabras. Los niños tienen la necesidad del placer como los mayores. Porque los niños son seres humanos como todos. Son seres humanos, pero más pequeños.
Agosti: Pero los mayores se matan…
Franck: Eh, como aquella guerra entre Inglaterra y Argentina. Una guerra es estúpida por dos islas. Yo habría dicho: una para ti y otra para mí ¡Y que les den! Como ayer, dos aeroplanos jet que cuestan un pastón, yo no me lo gastaría en aviones, yo me lo gastaría en una buena vida, no en hacer la guerra.
Agosti: ¿Qué harías en esa vida?
-Franck: Me compraría una casa en el campo, con piscina, sin trabajar. Con mi novia iría a la piscina y allí estaríamos hasta las siete. Después volveríamos a casa, nos ducharíamos juntos, nos lavaríamos juntos, ella me lava a mí y yo la lavo a ella. Después cenaríamos, veríamos la tele, nos acostaríamos y haríamos el amor”.
Uno de los mejores inicios que un álbum puede tener por su claridad expresiva. La lección de un niño que está grabada en gran parte de la memoria colectiva del público que alguna vez escuchó este trabajo. Después de finalizar las nueve horas de entrevista y publicar el documental, Agosti llegó a esta conclusión relativa al amor: “Al final de esta aventura descubrí que las culturas oficiales (como las instituciones religiosas, escuelas y poderes de todo tipo) se dividen en tres componentes del sentimiento del amor: ternura, sensualidad y amor. Aislándose entre sí de una manera que el amor completo ha desaparecido ya en las sociedades contemporáneas. De hecho, la ternura sin sensualidad ni amor produce hipocresía, la sensualidad sin amor ni ternura lleva a la pornografía; mientras que el amor sin ternura ni sensualidad no es más que misticismo. Es decir, que vivimos en una sociedad hipócrita, pornográfica y mística».
La inercia de este sistema puede llevarnos por derroteros en los que es muy sencillo infectarse de ego y odio -a veces inconscientemente-, haciéndonos perder la noción de lo verdaderamente importante. El amor es aprendizaje y uno de los sostenes primordiales del ser humano, no le tengamos miedo ni dejemos que nadie nos lo arrebate, como canta Sule B en ‘Suave’ ft. H Roto: “Del vine, vi, vencí al vive, ama y aprende”.
LAS BRECHAS DE ALMA
En la nota promocional con la que Suite Soprano acompañó la salida de ‘Domenica’ pueden leerse estas palabras: “Este álbum tiene una fuerte carga emocional, hemos intentado en todo momento ser lo más honestos y sinceros posibles con nosotros mismos, alejarnos de estereotipos y adornos, y reflejar sólo nuestro YO más profundo”. Nuestro ‘yo’ más profundo precisamente apacible no es. Si a eso le sumas que tienes que pelearte contigo mismo durante la pesadumbre que provocan las tardes de domingo pues mal asunto. Algo alegre con tufo a Mr. Wonderful seguro que no va a salir. Sobre todo, porque el domingo es como una especie de pastilla efervescente que se incrusta en nuestros pensamientos más destructivos y hacen que burbujeen sin piedad. Por eso mismo, ‘Domenica’ es un álbum forjado al calor de todas aquellas fatigas vitales que intentamos tapar huyendo hacia adelante hasta que, finalmente, no tenemos más remedio que hacerles frente. El desahogo finalmente llega, puede tardar, pero llega. Y cuando llega, lo hace en forma de una catarata de sentimientos intensísimos.
Es como si el corazón latiera con tanta fuerza que fuera a perforar el pecho para luego regresar a él limpio de impurezas. ¿Qué sentimiento hace que el corazón quiera salirse del pecho cuando el cerebro empieza a recordar en una tarde de domingo? Uno de ellos, sin duda, es el de la muerte. Juancho ya habló de la muerte en alguna que otra entrevista, como esta a El Mundo en 2019: “Mi obsesión por la muerte es un tema recurrente en mi vida. En mis canciones en casi todos los temas, incluso en los alegres menciono algo de la muerte. Porque ha sido algo que me ha marcado mucho desde pequeño y algo que me ha interesado y me ha inquietado siempre. Quizá lo que me interesa es eso, dejar algo para cuando no estés, no tanto para cuando esté en vida, sino para cuando no esté. No tener la sensación de que he pasado por la vida como si nada, sino que he dejado algo para los demás, que he cambiado a alguien, que he dejado algo de valor, que se quede algo de tu mensaje y de tu paso por el mundo cuando no estés. Mi hermana se murió cuando yo iba a cumplir 3 años y cuando eres pequeño no entiendes la muerte, pero sí me marcó mucha su ausencia. Sí me recuerdo preguntar por ella, sí me recuerdo cuestionarme cosas que quizá no me correspondían a esa edad. Entonces empecé a preguntar ¿Por qué Dios se ha llevado a mi hermana y no se ha llevado a otros hijos de puta que se lo merecían más? Me afectó incluso a no poder dormir por las noches, a generarme miedo. Hasta ese estado de inconsciencia de dormir, el tirarme 8 horas sin controlar mi cuerpo me generaba ansiedad”.
Las pérdidas constituyen en ‘Domenica’ uno de sus motores principales dotando al álbum de un sentimentalismo tan sincero como terapéutico. Por ejemplo, en ‘Crucificado’ junto a Dheformer Galinier: “Desamordazarte y regresarte, besarte la noble calavera”. Juancho explicó el significado de esta frase en La Cuarta Parte: “Está sacada de ‘Elegía a Ramón Sijé’ -poema de Miguel Hernández-porque significa bastante para mí. Mi hermana falleció hace tiempo y a mi padre le gusta mucho Serrat. Hay un disco de Serrat en el que canta poemas de Miguel Hernández y esa en especial le transmitía bastante, comparto un momento muy especial con mi padre en un viaje escuchando eso y siempre me ha llamado bastante la atención, entonces por eso y porque yo perdí a un amigo hace no mucho tiempo me parecía bien meter alguna referencia”.
Una de las frases más emblemáticas del tema tiene el sello de Dheformer, que dice esto nada más entrar al tema: “Regresar a casa y pensar en todo lo sucedido, es como darle una pistola al que tiene parkinson, y que te cosa a tiros”. Es tremenda. Además Juancho declaró en Radio 3 que fue la primera letra que Dheformer escribió tras perder a su madre. Sobran las palabras. Por otro lado, está Sule B cuyo sentimiento de pérdida se refiere a un amor pasado: “Buscando un nexo, entre lo que quieres, lo que quiero y lo que hemos hecho”. Otro dato, tanto los primeros quejidos femeninos que se escuchan en el tema, “Bebo y bebo y bebo…pa’ olvidarte” como la instrumental son sampleos extraído sde ‘La Alegría’, canción de la artista israelí-española Yasmin Levy. Otro elemento más introducido de manera magistral que refuerza el ambiente amargo que desprende ‘Crucificado’. Pero no solo en este tema, es tal el mimo con el que los productores han tratado cada una de las atmósferas sonoras, que hacen de ‘Domenica’ un álbum en el que letra, sonido y concepto están en perfecta armonía. El trabajo de los productores ha sido esencial. Concretamente la labor de El Hombre Viento es sencillamente descomunal, siendo la columna vertebral sonora y añadiendo con maestría instrumentos de viento (haciendo honor a su nombre) como los violines, que contribuyen a fortalecer y teñir de emotividad y finura el concepto del disco. Mención especial también al resto de productores que aportaron con sus instrumentales en este álbum una huella que siempre se recordará: Stash House en ‘Crucificado’, Carlos Alberich en ‘Wow’, G.Fernández en ‘Suave’ y Sceno en ‘Triclineo’.
Volviendo al dolor y las pérdidas en las letras, para terminar con este apartado. Quiero hablar ahora de la que probablemente sea la canción más conmovedora del disco: me refiero a ‘Empíreo’ que, según la teología cristiana, significa el cielo o paraíso en el que los santos, los ángeles y los bienaventurados gozan eternamente de la presencia de Dios. Juancho la describió hace tiempo en Twitter como “una de las canciones más tristes que escribimos”. Hay que tenerlos muy bien puestos para desangrarse de esa forma en un tema. Reconozco que es tal la sacudida emocional que provoca que, mientras repasaba de arriba a abajo las canciones del álbum y llegaba a ella, en cuanto escuchaba los primeros acordes casi siempre o me la saltaba o la dejaba para el final.
Yo la describo de la siguiente forma: imaginaos por un momento que tenéis una herida abierta en carne viva y cogéis un bote de alcohol, le quitáis el dosificador y en vez de echarlo en pequeñas gotitas, empezáis a volcar todo el líquido del bote sobre la herida. Debe doler, ¿verdad? Pues eso exactamente es ‘Empíreo’. Hay un vídeo donde el grupo aparece interpretándola y, por cómo lo hacen, me parece lo suficientemente representativo para demostrar el vaciamiento interno que una canción de esas características provoca. La instrumental de‘Empíreo’ culmina con el sampleo del estribillo de ‘Life’s a Bitch’ perteneciente al mítico ‘Illmatic’ de Nas y que está entonado por el rapero neoyorquino AZ: “Life’s a bitch and then you die, that’s why we get high, cause you never know when you’re gonna go”. Pues eso, que la vida a veces es una putada por lo que hay que disfrutar mientras se pueda, antes de que la señora muerte llegue y nos tache de su lista. No voy a hablar mucho más de ‘Empíreo’ porque la canción ya habla por sí sola, así que para despedir este apartado únicamente voy a dejar por aquí varias frases del tema: “En el doce mi abuela grita de dolor, yo falto a clase yaya por dormir contigo, entremedias se va mi abuelo ante mis ojos, me perdí su entierro yaya, por llorar contigo […] tengo media familia abajo y la otra arriba, mamá sigue triste por el yayo, tranqui, si dios existe le tiene a su lado”.
MIRAR A LOS OJOS DE LA VIDA
En los primeros párrafos de este artículo dije que el domingo -por el clima mustio que lo rodea- revela la realidad punzante que vivimos en este sistema. ¿Y cuál es esa realidad? Pues la realidad de la que es víctima, sobre todo, toda una generación de jóvenes: la alta tasa de desempleo juvenil, precariedad laboral, dificultad para independizarse y la falta de respuestas ante un futuro hueco de seguridad que cada día es más y más imprevisible: “«Echame un cable eh, aquí no hay trabajo» eso escucho en el parque cuando bajo” (‘Lunedi’). Juancho se refirió a esto mismo en la entrevista para La Cuarta Parte en 2014: “Nosotros ya nos estamos acercando a los 30 y te ves un poco que afrontas la madurez sin mucha certidumbre, sin saber qué va a ser de ti, viviendo al día a día, sin dinero, sin independencia. Tenemos toda esa sensación, el disco habla de muchas pérdidas, de los miedos, de todas esas cosas que te queman por dentro”. Todas esas cosas de las que uno solo puede ser consciente si mira fijamente a los ojos de la vida.
Yo mismo estoy a punto de cumplir 23 años y mientras escribo esto no sé qué va a ser de mí en el futuro. Y por si la cosa no estaba ya lo suficientemente negra, todo esto se ha visto y verá intensificado por la crisis del coronavirus. Las consecuencias de enfrentarse a esta problemática se manifiestan en que, por ejemplo, la depresión es ya la principal causa mundial de discapacidad y España es el cuarto país de Europa con más casos con más de 4 millones de afectados. Además, la prevalencia de la depresión afecta el doble a las personas en situación de desempleo que a las que disponen de un trabajo.
Silvano Agosti decía en el documental ‘Cómo robar la vida de un ser humano’ que no comprendía cómo en la cultura moderna se le podía robar la vida a una persona, haciéndola trabajar ocho horas los seis días a la semana a cambio de ganar 1.200 euros al mes (hoy en día incluso es un milagro llegar a cobrar esa cifra): “lo que es horrendo en esta cultura es que lamer el suelo se ha convertido en una aspiración. Es monstruoso que el tipo vaya a trabajar 8 horas por día y encima deba decir ‘gracias’ a aquellos que le hacen lamer el suelo […] no se deben poner las flores sobre la ventana de la caja en la cual uno es prisionero porque si no un día la puerta de abrirá y uno no querrá salir”, decía.
Los niveles de insatisfacción y estrés en esta sociedad de la incertidumbre crecen y al final todo desemboca en una hiriente sensación de hastío. Suite Soprano refleja todas estas sensaciones en ‘Sabor a nada’: “Desde tan abajo no vemos el cielo […] El tiempo sana pero también mata […] Ves el horizonte pero te separa un mar […] Los días de mierda me duran como tres otoños” (el otoño está relacionado con la tristeza ya que las horas de luz solar disminuyen y provocan que nuestro organismo tenga menos capacidad de generar serotonina. También hay un proverbio chino, ‘Un día, tres otoños’, que se expresa cuando echas de menos a alguien). En los últimos segundos de la canción se oye la voz del escritor Ángel Gónzalez recitando un extracto de su poema llamado ‘Meriendo algunas tardes’, donde dice lo siguiente: “Meriendo algunas tardes / no todas tienen pulpa comestible / si estoy en la ciudad / meriendo tarde a secas: mastico lentamente los minutos -tras haberles quitado las espinas- / y cuando se me acaban / me voy rumiando sombras / rememorando el tiempo devorado / con un acre sabor a nada en la garganta”. La desesperanza y el paso del tiempo quedan van en consonancia con este poema. No todos los días son aptos para ser devorados, hay días que simplemente saben a una monotonía inaguantable. Como dije en líneas anteriores, todos los detalles están perfectamente medidos en este disco y no se da puntada sin hilo.
También las referencias a la literatura y en general a todo lo que rodea la cultura están muy presentes y se diseminan por todo el disco. En ‘Sabor a nada’ Sule B menciona una de las obras maestras de Hemingway: ‘El viejo y el mar’ cuyas páginas tratan la fuerza moral del ser humano, su lucha contra la naturaleza y el fracaso. También el título del cuarto tema del disco, ‘La Larga Marcha’ con Chicoes3. Así se llama una novela de Stephen King que, básicamente, es una metáfora sobre la competitividad y la maquinaria tóxica a la que nos somete el capitalismo. ‘Triclineo’ con Cheb Rubën quizá sea el tema más críptico en cuanto a referencias culturales, sobre todo por la parte de Juancho. Se haría muy pesado que me pusiera a aclarar cada uno de los significados que desfilan por su trozo así que si pinchas aquí accederás a un hilo de Twitter que el propio Juancho escribió explicando íntegramente la canción. Eso sí, la pena inherente a Cheb Rubën tampoco falla en este tema: “Vemos el futuro negro, porque negro son los ojos que llevamos”.
En la entrevista que El V Elemento le realizó a Juancho el año pasado a raíz de su último trabajo, ‘Álbum uno’, confesó que en los primeros días la aceptación del proyecto por parte del público fue difícil: “Recuerdo que, al principio, la acogida de ‘Domenica’ fue un poco de impacto, de la gente diciendo «esto qué mierda es» y luego con el tiempo por la interacción de la gente, de cómo te habla de ese disco y lo que les marcó te das cuenta de que sí que trascendió. A pesar de que un primer momento el romper con la inercia fue un poco chocante para la gente”. Aquella inercia de la que venía Suite Soprano -sobre todo con su primer álbum ‘Nada más lejos’- tenía que ver con un rap más callejero y competitivo. Con ‘Domenica’, ese tipo de estilo queda en un segundo plano y quizá el único tema que más se asemeja a ese vacile de su primera etapa como grupo sea ‘Internacional’.
Personalmente, creo que el álbum ha trascendido por una razón muy elemental. Los tiempos cambian y antes de las absurdas batallas que se libran en nombre de los géneros musicales sobre si algo es rap o no, o es pop, o es comercial, antes que todo eso, a veces el público olvida que las emociones ya existían antes que las etiquetas con las que se clasifican a los géneros musicales. Un género musical podrá englobar a un gran grupo de personas, pero las emociones y el sentir nos engloban a todos. “Nosotros no somos tanto de volvernos locos con rellenar, por rellenar, eso ya no nos gusta. A lo mejor te ponían un loop con 4 minutos y la gente empezaba a rellenar todos los espacios durante 4 minutos. A nuestra generación, a mí por lo menos me saturaba muchísimo. Prefiero que sea una canción con una estructura, a lo mejor más pausada, que tenga un estribillo más musical, y que la música acompañe un poco más […] Hoy no se valora a un rapero por la rapidez con la que rapea o por el número de veces que es capaz de rimar una palabra. Lo importante es el mensaje”, declaraba el grupo en una entrevista a 20minutos en 2014. Si ese mensaje del que el grupo hablaba está bien envuelto, cuidado y, sobre todo, es sincero, la canción va a calar, sea rap, pop, R&B o música tradicional eslovaca (quien la entienda). ‘Domenica’ ha trascendido porque su única etiqueta es la de la realidad que le lleva a profundizar con pasión asuntos tan esenciales de la vida que pueden ser afines a cualquier persona.
¿Y con qué asuntos puede identificarse la mayoría de las personas? Pues con aquellos que inevitablemente nacen a partir de vivir, amar, crecer y madurar. Por ejemplo, el darse cuenta de que el mundo no es como en realidad pensábamos: “Tenía ganas de comerme el mundo, pero ese hijo puta me comió a mí” (‘Todo para ti’). El no querer enfrentarse a la dura realidad: “No resuelvo mis problemas, los pospongo” (‘Tainted’). Las dificultades económicas: “Invierno, todo el año síndrome de enero” (‘Cómo hemos cambiado’) -el síndrome de enero se refiere a la resaca monetaria que se da a principios de año después de todas las fiestas navideñas-. Y, por último, los eternos sinsabores del amor: “Tú gritándome por no sé qué, yo fumando en la terraza esperando un «bésame»” (‘Love U Mama’). ‘Domenica’ es un espejo donde mirar a la cara tanto los contratiempos del vivir como nuestro imperfecto mundo interior porque solo así, reconociendo el dolor, lograremos sanar y avanzar.
El disco echa el cierre con ‘Lunedi’, este lunes entendido como el paso a la etapa adulta. Al final de la canción se oye al periodista y escritor uruguayo Eduardo Galeano: “Lo primero que tiene que hacer uno es escuchar esas voces, con respeto, sin descalificarlas de antemano y saber esperar. A ver qué es lo que la vida quiere vivir. Estos muchachos no parecen esperar órdenes de nadie, actúan espontáneamente y uniendo la razón a la emoción y bueno… me preguntan algunos «¿y cómo va a acabar eso?» ay yo no sé cómo va a acabar, ojalá no acabe, pero ¿y si acaba? Ya se verá, es como el amor, que es infinito mientras dura”. De nuevo, contraste entre la infancia-adultez, el álbum comienza con la voz de un niño y acaba con la voz de un adulto. Estas declaraciones de Galeano se produjeron en el contexto de las protestas masivas del 15 de mayo de 2011 en España, un movimiento ciudadano que mostró su hartazgo por -entre muchas más cosas- la clase política del país y que reclamaba a fin de cuentas cambios sustanciales en el modelo democrático y económico en pro de una sociedad más justa. El movimiento contó con un gran protagonismo de la gente joven que vio en aquellas manifestaciones una oportunidad real para engancharse con las temáticas sociales y poder cambiar la situación que se vivía en España. Galeano, con sus declaraciones, se estaba refiriendo a toda una generación de jóvenes que, con la energía de la indignación, se echaron a la calle sin siglas de partidos políticos, con rebeldía y con la única esperanza de crear las condiciones adecuadas para obtener un futuro y una vida decente.
Y ‘Domenica’ en parte también es eso: esperanza. Porque pese a que a veces todo parezca desértico y pueda pintar muy oscuro, hay que seguir creyendo. Por ello quiero poner mi punto final a este artículo-recuerdo de ‘Domenica’ citando lo que Sule B expresa al comienzo de ‘Lunedi’: “Estamos ahí, believing in it”.