“You can do boxing but you can’t play boxing”

Es uno de los mantras repetidos entre todos los aficionados a los deportes de contacto. Sus rostros amoratados, brazos y piernas entumecidas son el reflejo de que este no es un deporte como los demás. Esta combinación de truenos y golpes se da cuando nos subimos al ring, pero antes de embarcarnos en esta aventura entre las dieciséis cuerdas o el octágono  y bajo las luces del cuadrilátero, los peleadores tienen que pasar por una batalla que es más larga, menos agradecida e igual de peligrosa (o más): el corte de peso para ganar la batalla de la báscula.

Antes de explicar los procedimientos por los cuales los peleadores bajan grandes cantidades de peso en un periodo muy corto de tiempo, comentaremos la razón del llamado corte de peso, que no es otra que la de sacar ventaja física una vez comience el pleito.

Fotografía: Nick «The Tooth» Gullo

Imaginemos que un peleador, en su peso natural, haciendo ejercicios de mantenimiento y una dieta no muy estricta, se encuentra en un peso de unos 84 kg. Con ese peso, su categoría natural para pelear sería la de los pesos medios de la UFC, que se da en ese baremo. Ahora bien, si ese peleador se esfuerza en perder el suficiente peso antes de la pelea se podría poner en 77 kg de la categoría de peso wélter, e incluso en los 70 kg de los pesos ligeros. Si es capaz de cumplir la cita con la báscula, tiene aproximadamente 30h para rehidratrase antes de la pelea y recuperar peso. En algunos casos el rebote de los peleadores ha llegado a casi 15 kg y podría pelear en su peso natural en una categoría en la que se puede encontrar con peleadores de menos peso y envergadura.

Sobre el papel, es un plan sin fisuras, pero para un deportista de élite, sin un excesivo porcentaje de grasa corporal, el peso que pierde suele ser casi exclusivamente en agua, por lo que empiezan una suerte de trucos y métodos para perder ese peso aún poniendo en riesgo la salud.

Normalmente el corte de peso se usa para los últimos kilogramos, los más difíciles de perder, que suelen ser los últimos siete u ocho y que se pueden llegar a perder en el día antes de la pelea o incluso en las 12 horas previas.

Los métodos son casi tan numerosos como entrenadores hay en la UFC. Normalmente se recurre al uso prácticamente continuado de la sauna como método de sudación de los peleadores. Además de entrenar con chubasqueros para evitar la transpiración y favorecer aún más la sudoración, se envuelven con toallas calientes, se bañan en agua a altas temperaturas… Cuando el corte de peso no resulta y el tiempo se acaba se recurre a todo lo imaginable: los peleadores se afeitan y cortan el pelo, chupan hielo para más tarde escupir la saliva que se genera e incluso toman laxante para eliminar el líquido que aún permanezca en sus sistemas digestivos.

Evidentemente, esta hilera de métodos para perder líquidos no salen gratis para los peleadores en lo que a salud se refiere: atendiendo a los estudios médicos que maneja la propia UFC, la pérdida drástica de un cinco por ciento de agua en el organismo se puede considerar como algo grave y el diez por ciento, el rango en el que se mueven en algunas ocasiones los peleadores, se puede considerar como una emergencia médica, y para muestra un botón:  Leandro Souza falleció en 2013 debido a problemas cardíacos el día antes de una pelea debido a su excesiva pérdida de líquidos, al igual que el chino Yang Jian Bing, que sufrió un infarto dentro de una sauna.

Actualmente y para evitar el riesgo inherente a una de las prácticas más peligrosas de las artes marciales mixtas, se están empezando a tomar medidas de seguimiento y de chequeo de la salud de los peleadores durante los meses previos a las peleas. En el boxeo, por ejemplo, una de las mayores organizaciones, el WBC (World Boxing Council) está haciendo pesajes durante los meses y semanas previos al pleito para que la bajada de peso sea más gradual y segura. La UFC, al ver el éxito que está reportando este sistema, no tardará en adoptarla.

Las MMA son uno de los deportes más peligrosos que encontramos en el panorama actual, algo de lo que no cabe duda. Pero el público, el organizador y los fanáticos quieren un riesgo controlado fuera y dentro del ring, y no una catástrofe en una sauna, por lo que también debemos agradecer a los peleadores que pongan en juego su integridad física tanto dentro como fuera del cuadrilátero para regalarnos lo que es, hoy en día, uno de los mayores espectáculos deportivos del mundo.