Menos de diez minutos han servido para que unos niños consigan ponerme a escribir después de un tiempo sin hacerlo. Los califico así porque ellos mismos lo citan en sus temas. Quiero aclarar desde las primeras líneas -que serán las más leídas, salvo algunos aventureros que sigan creyendo que hay vida más allá del primer párrafo- que, para nada, es un adjetivo negativo. Por si acaso, cambiaré el término y me referiré a ellos dentro de esa nueva oleada de jóvenes que se ha sumergido de lleno en el panorama con ganas de jugar. Porque esto, al fin y al cabo, no deja de ser un juego y aquí no hay hueco para las intolerancias. «Este está copiando al otro» o «esto no es rap» son las típicas frases que me entran por un oído y bueno, no, ni siquiera soy capaz de escucharlas.

Un servidor, que sus inicios en este mundo están ligados a la música de la SDJ Crew Nasta, está todavía en ese periodo de adaptación a los nuevos ritmos y estilos. No citaré lo que pensé las primeras veces que escuché a gente como Pxxr Gvng Dellafuente, pero si puedo decir, con la cabeza bien alta, que ahora son los grupos que más escucho. También, quizás, porque son los únicos que generan contenidos diariamente ya que han sido capaces de adaptarse, de una forma asombrosa, a la nueva estructura de música en Internet, que, por otro lado, tampoco es ningún misterio.

La nueva forma de recibir información provoca que la primera impresión sea vital para seguir consumiendo un producto. Si bien diez minutos han sido suficientes para escribir este artículo, menos de diez referencias en el canal de YouTube de L’Valvanne han sido necesarias para que estos dos chicos, Love Y-i Al’ des Saint, se hayan convertido en fijos en mi reproductor. El principal motivo por el cual lo han conseguido es que uno se siente identificado con su actitud de chicos jóvenes que buscan crecer y ser los mejores en algo para tener un futuro mejor. ¿Quién no quiere tener éxito en la vida? Los que se quedan en su casa de brazos cruzados desde luego que no. Pero estos chicos no son así, se les ve esa aura que les hace ser diferentes y, al final, lo que no es como el resto termina gustando.

No son vagos

Los pocos tracks con los que cuentan en su historial no quieren decir que sean unos vagos. Desgraciadamente, solo está al alcance de unos pocos el poder pasar los días en el estudio grabando las letras que se les pasan por la cabeza. Los jóvenes no tenemos tiempo libre, ya que estamos en el momento justo para moldear nuestro futuro. A pesar de todo ello, L’Valvanne ha sacado una breve referencia en los últimos días que lleva como título «#VAGO». Tres tracks, «$oup up», «Badass» y «Vago», conforman los famosos diez minutos que se erigen como el pilar de este texto.

Los que hayan escuchado a este grupo, saben que uno de sus puntos fuertes es la capacidad de Al’ des Saint para crear ritmos que «no mueven cuellos, pero mueven culos», como dice Niño Valvanne en «$oup up». Pese a esto, en este primer track también podemos observar varios mensajes que intentan acercarnos a su forma de ser. Cuidadosos con su imagen y, por ende, brillan sus pies, visten raro y les califican como modernos. Hablan de dinero porque todos quieren ser ricos, pero sin olvidar a la familia como base de ese progreso y, por supuesto, en el mundo ideal de las etiquetas, no podía faltar aquello de dar a entender que los raperos son otros y no ellos.

valvanne

En «Badass», el hit por excelencia de esta breve referencia, estos chicos exponen el toque canalla que la juventud nos regala cuando vemos, por primera vez, a una chica bailar en una discoteca. Dentro de este juego que es la música, hay otro submundo dedicado a las mujeres y, con estos ritmos que ahora predominan, es imposible no referirse a ellas. L’Valvanne saca su lado más presumido y chulo, solo hay que escuchar aquello de «pónmelo difícil que sino, me canso». Todos, en el fondo, somos malos.

La aportación audiovisual llega con «Vago», tema que da nombre a esta mixtape. Mantenemos los ritmos, pero volvemos a incluir mensajes bastantes claros. «Puedo hacerlo como me de la gana, tengo el futuro en la palma», esa es, sin duda, la actitud. ¿Por qué es una utopía querer aspirar a lo máximo? ¿Por qué alguien tiene que ser, si o si, mejor que nosotros? La vida es una cuestión de actitud y si de esto van sobrados, todo llega con mucha más facilidad. Los niños que querían jugar han creado su propio juego porque siguen viviendo como mejor saben.