Todos tenemos un objetivo en la vida. Una meta que alcanzar o un deseo que cumplir. La actitud o una mentalidad fuerte son los factores básicos para progresar. Unos pueden presumir de ello, mientras que otros carecen de esas cualidades. Pero lo mínimo es tener inquietud. Una persona tiene que tener interés en avanzar, ascender y, sobre todo, en evolucionar.

Hace poco descubrí un interesante libro: “¿Quién se ha llevado mi queso?”. Escrito por Spencer Johnson y publicado en 1998, este peculiar título esconde un relato motivador digno de ser leído en empresas importantes o, incluso, para que uno mismo reflexione sobre la vida. Está formado por una introducción, una fábula y unas conclusiones. Es realmente corto y no tardaríais en encontrarlo en cualquier buscador famoso de Internet. La fábula está compuesta por cuatro personajes que se sitúan en un laberinto y cada mañana salen en busca de su queso. Pero, ¿qué es el queso?

El queso representa, metafóricamente, el objetivo que cada uno tiene en la vida. Para unos, el queso es su carrera profesional, para otros la relación con su pareja o, simplemente, la meta que uno se marca por alcanzar. Spencer Johnson relata las experiencias de estos cuatro personajes en busca de su queso y muestra qué situaciones viven cuando surgen cambios en su búsqueda. Su intención no es otra que hacer pensar al lector, que exista una reflexión acerca de cuál es la mejor actitud para afrontar el camino. También, qué se debe hacer cuando los cambios inesperados llegan o qué debe pasar por tu cabeza cuando ya has conseguido tu queso. Tras leer las conclusiones, te debes sentir identificado con un personaje y darte cuenta si estás listo para progresar o, por el contrario, tu mentalidad no es la idónea.

¿Qué relación tiene esto con la música? Mucha, ya que vivimos en un panorama musical en el que la evolución del artista se ha convertido en algo vital. Nuevos sonidos, nuevas estructuras y nuevas letras aterrizan cada día en los reproductores. Si dispones de una menta abierta te podrás subir a este tren, pero si decides que el progreso es negativo te quedarás en el andén desfasado. Una nueva ola de artistas cada vez está adquiriendo mayor protagonismo en la escena, y los que llenan salas o venden discos ya no son aquellos que se escuchaban hace bastantes años. Evolucionar o morir, esa es la cuestión.

Magno, sinónimo de cambio

Más de uno ya tendrá los dedos en su teclado dispuesto a comentar negativamente respecto a este ejemplo. Magno, que comenzó su carrera formando parte de la Chacal Clik, se ha convertido en uno de los artistas que más repercusión tiene dentro de la música urbana. Lo quieran o no, su cambio musical le ha servido para dar un paso hacia delante en su carrera y no estancarse. Evidentemente, su queso ha cambiado a lo largo del tiempo. Con su antiguo grupo se conformaría con hacer una buena entrada en un concierto, disfrutar haciendo música y ganar algo dinero, pero Magno tiene inquietud y su queso ha cambiado. Ahora su objetivo es vivir de la música y, a pesar de ser ya una referencia, no se conforma, porque encontrar tu queso a veces no es suficiente y hay que seguir buscando y evolucionando.

Debe ser complicado tener una actitud activa en este país, donde innovar o salirse del camino establecido es sinónimo de ser duramente criticado. Magno es un ejemplo, pero no el único. El colectivo Pxxr Gvng, pese a estar constantemente en tela de juicio, ha conseguido con la unión de diferentes grupos encontrar su camino y centrarse en lograr su queso. ¿Por qué se les critica? ¿Por evolucionar? Eso no debería ser problema, si los artistas y la música no evolucionase nos quedaríamos sin descubrir nuevas letras o ritmos que nos hacen disfrutar a día de hoy.

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“Parece que eres un traidor cuando escribes algo y al año siguiente sientes lo contrario, pero yo creo que está bien. Debe ser así porque tú no estás estancado en una idea, las ideas cambian y tu forma de ser también”, así explicaba Elio Toffana la disyuntiva que se crea entre evolucionar y traicionarse a si mismo. La traición es una entelequia y hay que tener claro que el cambio existe con el paso del tiempo y tanto artistas como público deben mentalizarse.

Hay que admirar a los artistas o colectivos que deciden creer en sus objetivos. Tanto los que para ello cambian su música como para los que luchan por su carrera centrándose en sus principios y evolucionando poco a poco. No creo que el estilo de Natos y Waor haya cambiado mucho a lo largo de sus últimos años, pero su música -la cual intentan imitar bastantes artistas- ha evolucionado en base al esfuerzo y el trabajo que debe existir si quieres conseguir el éxito en la música. La diferencia entre el grupo madrileño y los que intentan imitarles sin su constancia es evidente. En definitiva, lancemos una lanza a favor de aquellos que buscan su queso y, para ello, optan por la evolución. Evolucionar antes que morir, siempre.