La mayoría de la gente no cree que algo pueda pasar hasta que ya pasó. No es estupidez ni debilidad. Es la naturaleza humana

Basado en el libro homónimo de Max Brooks, la historia cuenta la invasión del mundo de una horda de muertos vivientes o zombies, en la que Gerry Lane – Brad Pitt – investigador de las Naciones Unidas, se ve obligado a ejercer con el fin de intentar evitar el fin de la humanidad. Debido a la poca información que se tiene sobre la infección y la rapidez que se le exige en sus resultados, deberá recorrer varios países a contrarreloj para encontrar la cura que ponga punto y final a toda la destrucción a la que se está viendo sometido el mundo.

Estamos ante una película en la que, por desgracia, lo técnico y visual gana por goleada a lo narrativo. Mientras que las escenas de multitudes y todas aquellas en las que se han utilizado las técnicas de efectos especiales más novedosas del momento son una verdadera maravilla, el guion y el tratamiento de la historia y personajes deja mucho que desear. En cuanto a esto primero, a mi parecer no han querido ocultar el uso de estos medios y es por eso que han otorgado a las criaturas no muertas una dinámica de movimientos un tanto extraña, que, en ocasiones, no termina de convence del todo. Tal vez no sea el mejor término para definirlo, pero el movimiento de los zombies es algo ‘antinatural’. Digamos que es como si hubieran realizado todas sus acciones a doble velocidad, queriendo enmascararlo como característica producida por la infección. En realidad, esto lo vemos continuamente, ya que en cada nueva producción – y no son pocas las que estrenan al año – los zombies se comportan de manera diferente y tienen habilidades o defectos nuevos. Tal vez vaya siendo hora de establecer un decálogo de comportamiento zombie.

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En lo relacionado con lo segundo, «Guerra Mundial Z» está conformada por un conjunto de piezas unidas entre sí formando un resultado aceptable, pero una vez echamos la vista atrás y observamos todo lo realizado, nos damos cuenta que algunas uniones han sido llevadas a cabo de manera un tanto confusa. Y en un par de ocasiones no hace falta ni esperar al final para observar los defectos, ya que se producen de manera tan flagrante que es imposible girar la cabeza para otro lado.

El director Marc Froster no se decanta en ningún momento ni por llevar a cabo una película con una historia potente con el motivo de la invasión zombie como principal premisa, ni por establecer esta premisa como eje central de la historia y convertir la película en una verdadera guerra entre humanos y no muertos. Por lo tanto, se queda en mitad de ambas, satisfaciendo más a los fans de las películas de acción que a aquellos que simpaticen más con las historias de zombies.

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«Guerra Mundial Z» consigue atraparnos y transmitirnos esa sensación de peligro y alarma constante. Como en toda película de acción palomitera que se precie, tendremos que correr, disparar, despedirnos de nuestros familiares mientras se nos escapa una lagrimilla y hacernos los héroes para contabilizar un nuevo ‘happy end’. Todo esto aderezado con unas escenas de acción bien dirigidas y con el componente visual del que hemos hablado anteriormente, y que sin él, no quiero ni imaginar que habría salido de aquí, bueno, algo puedo intuir, quizás se hubiera llamado «Guerra Mundial B».

Nota: 6/10