Fotografía: Javier Ruíz
Fotografía: Javier Ruíz

‘‘- Would you be a musician if nobody ever heard you?
– Sure.
– Why?
– Because I love music, is in my ear I can’t get it out’’.

No necesitan presentaciones. Son el grupo de moda. Siguiendo su principal consigna, la de no enseñar sus cartas, Agorazein avisó de que volvería y de que lo haría para irse por lo alto. Y no defraudaron. Era de esperar, pues AGZ es de esos grupos cuya ausencia se hace notar ostensiblemente, aún siendo su presencia e influencia constantes en los que vivimos esta música. Pero para reunir esas condiciones hace falta una trayectoria, una esencia a la que el colectivo madrileño se ha cuidado desde siempre –quizá en silencio– de dar forma y aroma.

Corría el año 2011 cuando el ‘‘Kind of Blue’’ de Miles Davis se tornó rojo para nuestra generación. Adoptando tres años después el mismo nombre que la anterior y célebre referencia del desaparecido Crema, Puchito, Manu y Fabi, respaldados por Jerv.agz y Blanco Sugar, emprenderían el camino de los clásicos con ‘‘Kind of Red’’.

Aunque la reciente reexplosión del grupo haga parecer que no, cualquier persona que haya vivido y respirado Madrid sabe que Agorazein no es uno de esos grupos nuevos que han triunfado innovando. Agorazein no salió de la nada. El underground en Madrid tiene un significado particular, un aroma propio y una serie de nombres que acaparan el respeto y la admiración de las generaciones que pillaron la movida a través de ellos. Es imposible entender a Agorazein sin Perros Callejeros, Científico, sin Hermanos Herméticos o sin la influencia de Chinatown y también sin grupos posteriores como Hijos Bastardos. ‘‘Kind of Red’’, fue desde el primer momento, un clásico. Y es fácil intuir que estaba pensado para serlo.

Agorazein recogió un sonido con ‘‘Kind of Red’’ y lo hizo suyo, transformándolo casi en un aroma: ‘‘¿Naciste en los 90? Toma, pilla su olor’’. Lo tomó de los primeros grandes grupos y lo transladó a los jóvenes con frescura y mucha escuela. Y a partir de ahí, empezaron su propio camino. Aquel ‘‘Agorazein presenta C. Tangana’’ de 2012 seguía la línea del ‘‘Kind of Red’’, pero le concedió mayor musicalidad y nuevos sonidos que derivarían en una ruptura definitiva con ‘‘LO▼E’S’’, así como algunos coqueteos con la música alternativa en tanto que Alligators lo ponía todo patas arriba, cuestionando estereotipos muy tradicionales de la escena española (que siempre ha estado un poco pa’trás). Manto se unió al siempre genial Fabianni en la producción para zambullirse en las nuevas tendencias con bastante criterio y Jerv se postularía como uno de los miembros de primera línea de AGZ. Coincidiendo con la incorporación de I. Ace, los directos del grupo comenzarían a ganar una nueva dimensión. Después, silencio. Y luego vino lo que todos sabemos.

agz-clasicos-prematuros-interior
Fotografía: Javier Ruíz

A día de hoy, C. Tangana aka Chito, Manto aka Sticky M.A, Fabianni, Jerv y I. Ace forman, indudablemente, uno de los grupos más influyentes del rap en español por hacer, precisamente, lo que mejor saben hacer: crear sin límites y haciendo gala –por encima de todo– de una personalidad propia e intransferible. No se puede copiar a Agorazein y de ahí deriva la dimensión de su influencia. Con el paso de los años, hemos asistido a la aparición de innovaciones y estilos que han sido tan rápidamente asumidos como olvidados. Muchos de esos cauces carecían de las raíces de AGZ tanto en el rap como en lo estrictamente musical, así como de su manera de plantear sus movimientos. Pero, sobre todo, pocos transmitían tanto con tanta facilidad. Agorazein desprende un aroma que no se puede reproducir tan solo en las formas, que se intuye de soslayo pero que lo impregna todo. Es otro rollo. Y eso es lo que convierte a Agorazein en clásicos prematuros.

Durante todos estos años, en mis viajes a Madrid, ha sido para mí irresistible la propensión a ponerme el ‘‘Kind of Red’’ en los cascos según pisaba el metro. «Epokhé» es casi el reflejo de Malasaña. El verano, para muchos, es casi equivalente a poner ‘‘LO▼E’S’’ en el coche. Otros tantos nos hemos reído del Nega por meterse gratuitamente con AGZ después de asegurar que eran los A Tribe Called Quest del rap en español. Y bastantes hemos gritado que queremos casarnos con Carlota Cossials en algún momento. Aún cuando guardan silencio, los chicos reservados y algo distantes de Agorazein se han mantenido durante años en los reproductores de una generación –o varias– y, con ellos, en sus cabezas y su manera de entender la música. Siete años después, resulta que a muchos nos ocurre como a Miles y no podemos quitarnos esa música de encima. Y debe ser que eso es así porque todo esto viene de lejos, de abajo. Del Siempre con hambre de Selok o los temas de Charlie. De Madrid y sus calles, con su síndrome de Sthendal y su agorafobia. De Crema y su Agorazein. De la tradición y la ruptura. En definitiva, de unos pibes a los que les gusta juntarse para hacer música. Y que resulta que ya han hecho historia. Cómo íbamos a olvidarles.