Aunque el rap surgiera a mediados de los ochenta como un movimiento circunscrito a la realidad en los barrios de algunas ciudades norteamericanas y sus consecuentes demandas sociales y culturales, cuando hablamos hoy de él lo hacemos también de un género musical más, universal y globalizado, adoptado más tarde por el mundo como un cauce válido de expresión adaptable a casi cualquier mensaje. A día de hoy es imposible afirmar que el rap es tan solo aquello que surgió en Norteamérica durante los ochenta, pero sí es adecuado afirmar que, para comprender una parte esencial de aquella música que nos acompaña día a día, debemos pararnos a comprender la historia que porta consigo.

Muchos de los que hoy escuchamos y tratamos de hacer rap en un país europeo como España vivimos, de alguna manera, el rap en dos dimensiones distintas: la norteamericana y el resto. Naturalmente diferenciadas por la lengua, puede ocurrir y ocurre, en ocasiones, que se encuentren radicalmente diferenciadas por los diversos contextos culturales e históricos de ambos sitios. Algunos de estos factores son, por ejemplo, las peculiaridades e injusticias patentes en la historia del pueblo afroamericano, la segregación racial, la violencia, la interminable desigualdad económica… El déficit democrático, en suma, que aqueja históricamente a la sociedad Norteamericana aún en mayor medida, si cabe, que a Europa. Todos estos factores están cada vez menos presentes en las temáticas de algunos artistas de éxito, pero siguen y seguirán siempre presentes en la historia. Y aquel que no conoce su historia está condenado a repetirla.

Cada vez son menos los que profundizan en la historia buscando respuestas. De hecho, cada vez son menos los que buscan –o tratan de universalizar– respuestas a través de la música. Pero algunas veces ocurre. Y no son pocas las veces en que las barreras lingüísticas y culturales antes citadas nos persuaden de hacer el esfuerzo de comprender el significado de lo que se hizo y se hace aún al otro lado del charco más allá de la ‘‘vibra’’ que nos produce. Pero hay excepciones por las que vale la pena saltar estas barreras: Kendrick Lamar es, a todas luces, una de estas excepciones.

Es por ello que, desde Fleek Mag, dedicaremos a partir del próximo martes una serie de artículos semanales al brillante artista de Compton.

  1. «Kendrick Lamar: Heart, Honor, Respect». Introducción.
  2. Análisis «To Pimp a Butterfly» Parte I.
  3. Análisis «To Pimp a Butterfly» Parte II.
  4. ‘‘Entre el poeta y el profeta’’. Conclusiones.

Como véis, a partir del 8 de septiembre dispondrán cada martes, durante las próximas tres semanas, de una nueva entrega de nuestro particular homenaje a Kendrick Lamar.